Agricultores confirman la existencia de una plaga de conejos

J. López
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La sobrepoblación de la especie híbrida ya afecta a cultivos de cereales, viñedo, almendros o pistachos

Agricultores de la Mancha confirman que hay plaga de conejos

El asunto es recurrente y se produce en mayor medida desde hace varios años. Además de los problemas intrínsecos que tiene el campo, a los productores se les suma otro quebradero de cabeza. Y es que, a pesar de que la agricultura está considera como actividad esencial y los agricultores tienen vía libre para seguir trabajando y produciendo, el periodo de confinamiento ha supuesto el aumento de la población de conejos de monte y, consecuentemente, de los daños producidos por esta especie. En estos días no ha habido descastes ni controles en las parcelas y, junto a los taludes de las infraestructuras de comunicación, como autovías o vías del tren, el conejo campa a sus anchas.

Los agricultores  de la comarca necesitan controlar la plaga en ríos, arroyos, acequias, lagunas, vertederos antiguos, o en los márgenes de las carreteras, puesto que la situación sucede en uno de los momentos más álgidos de la cría, la época primaveral, y coincide con la brotación de los cultivos herbáceos y de leñosos.

Emilio Rabadán, agricultor de El Pedernoso y miembro de Asaja Cuenca, confirma la mayor presencia de este animal híbrido que ya está haciendo estragos «en los brotes de las viñas y en árboles como los almendros o los pistachos» y opina que «lo conveniente es que se permita cazar, con el permiso de emergencia cinegética, a cazadores que vayan solos». 

control de la especie. En esta localidad manchega, incluida en la lista de emergencia cinegética, se había controlado la especie hasta no hace muchas semanas. No obstante, el confinamiento por el coronavirus ha obligado a parar a los cazadores «y los conejos, que están en el periodo, siguen criando. Si no se controlan las zonas donde se producen los daños, ya no digo cazar indiscriminadamente, esto se va a desbordar», vaticina, y añade que «todo lo que se ha venido trabajando durante un año para el control del animal se perderá en un mes».

El también presidente de la Asociación de Cazadores La Celadilla de la localidad recuerda que esta especie «no se puede comer. Su carne es muy basta y no es como los conejos de antes que criaban un máximo de tres crías. Éste tiene ocho o nueve cada vez». Además, pueden desplazarse a más de 500 metros de su madriguera para comer, son muy voraces y más inmunes a enfermedades como la mixomatosis o la vírica».

Por último, el productor pedernoseño recuerda que no sólo ha crecido la población de conejos, sino que también se está produciendo el mismo fenómeno en animales como el corzo o el jabalí. A los daños que produzcan este verano en cultivos como el del girasol se añaden los posibles accidentes de tráfico que pueden provocar.