Gastronomía nazarena de chuparse los dedos

J. López
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La Semana Santa conquense ofrece una amplio repertorio de platos para degustar con familiares o amigos en esta época del año

Gastronomía nazarena de chuparse los dedos

Cualquier festividad, sea religiosa o tradicional, cuenta con ricas viandas y dulces que llevarse a la boca en esos días señalados. En torno a la mesa, se dispone de un menú completo que incluye postre y, como no, alguna que otra bebida espirituosa.

La Semana Santa conquense no iba ser menos y ofrece una amplio repertorio de platos para degustar con familiares o amigos en esta época del año. Claro está, la semana de pasión no se celebrará como viene siendo costumbre por las restricciones derivadas de la pandemia, que obligará a mantener las distancias y compartir mesa solo con los convivientes. No obstante, y en torno a ella, quien más quien menos tirará de los productos de temporada y de las recetas para elaborar esos suculentos platos.

Sobre esa mesa no debería faltar el tradicional potaje de vigilia, el bacalao con tomate, o el cordero asado. Habrá sitio para degustar alguno de los postres que se elaboran en estas fechas, caso de la torrija en sus diferentes variantes, rosquillas de anís, o alajú, entre otros. Para que se digiera mejor, y ya en la sobremesa, el licor típico conquense: resolí –escrito con tilde, pero pronunciada sin ella– casero.

Gastronomía nazarena de chuparse los dedosGastronomía nazarena de chuparse los dedosPara empezar, el Potaje de Cuaresma es un imprescindible en el menú. Lleva garbanzos, espinacas, bacalao, huevo cocido, rellenos de miga de pan, ajo y cebolla. Hay quien sustituye las espinacas por las collejas, esa planta que crece en suelos abonados en estos días y que tiene un sabor más dulce que las primeras.

El bacalao, degustado en estos días por aquello de prescindir de la carne, también se convierte en otro plato exquisito y sencillo. Los lomos, rebozados con harina y huevo, se servirán con un sofrito de tomate, pimiento y cebolla.

A estos dos se le pueden unir un guiso de judías, que en estos días sirven muchos restaurantes de la provincia. Lo tradicional es que lleven oreja de cerdo y chorizo, pero hay quien las cocina con almejas y bacalao. Otro de los platos que triunfa entre los comensales es el cordero asado. Cierto es que también se consume en otras ocasiones importantes del año, caso de las Navidades, pero cabe recordar que Cuenca es una de las provincias con varios sellos de calidad. Al Cordero Manchego se une el Cordero de la Serranía conquense y el Cordero de la Alcarria.

¿Para los postres? No puede faltar una torrija que complemente y complete el dislate de calorías anteriores. Suelen elaborarse bañadas en leche, pero también hay quien lo hace en vino y en diferentes almíbares. Eso sí, deben llevar canela y cortezas de limón o naranja, y también hay quien les rocía por encima miel. Si el dulce producto está cosechado en la provincia, caso de la Alcarria, mejor que mejor.

Para finalizar, el resolí acaba por poner el colofón a este menú. La bebida típica de Cuenca se elabora con aguardiente o anís, al que se le añade café, canela en rama, corteza de naranja y limón, azúcar, clavo y agua. El dulce resultado no deja indiferente a nadie, aunque a decir verdad hay que tener mucho cuidado con beber de más. Suele tomarse frío en un vaso de chupito, pero los más atrevidos lo beben en vaso de tubo y con hielo.