Un 'Camino del Calvario' aguado y frustrado por la pandemia

J. López
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La meteorología condicionó los desfiles procesionales de 2012, 2013, 2018 y 2019

Un 'Camino del Calvario' aguado y frustrado por la pandemia

Es un hecho que los nazarenos de las distintas hermandades miran y observan con especial detenimiento las previsiones meteorológicas para cada jornada. Una mínima probabilidad de lluvia puede echar al traste con todo un año de preparativos e ilusiones por cumplir. Precisamente, la lluvia se ha encargado de aguar muchas procesiones en los últimos años pero, ahora, en esta actualidad que nos ha tocado vivir, la amenaza tiene forma de virus. Por a o por be, la Procesión Camino del Calvario vivirá su sexta suspensión en la última década. La meteorología ya había condicionado los desfiles procesionales de 2012, 2013, 2018 y 2019.

Hace nueve años, la ciudad amaneció cubierta por un manto de nieve. Las Hermandades de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador, la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de San Juan Apóstol Evangelista y la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín decidieron salir, ya que las predicciones no indicaban que fuera a nevar, pero los copos cayeron justo cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador ya estaba en Alonso de Ojeda. Rápidamente se tuvo que echar mano de los plásticos y retroceder hasta la Iglesia de El Salvador. Un año después, la lluvia torrencial volvía a ajar un desfile que se esperaba con mucho deseo.

Hace tres años, el amago de lluvia planeó desde el inicio y a lo largo del recorrido. Hubo varios amagos de suspensión, pero las imágenes llegaban a Palafox justo cuando comenzaba a chispear. Fue aquí donde las hermandades decidieron por unanimidad acortar el recorrido. En las curvas de la Audiencia, la Turba y los conquenses, que no querían perderse la procesión histórica, ya sabían que las imágenes no subirían hasta la Plaza Mayor y continuarían por la calle de El Peso, hacia la Iglesia de El Salvador. Al año siguiente, ni siquiera se asomaron los pasos por las hermosas puertas de la iglesia que decoró el artista conquense Miguel Zapata. La alta probabilidad de lluvia, 80 por ciento, frenó la posibilidad.

El resto de la historia ya la saben. No fue agua, fue el dichoso coronavirus el que impidió que el año pasado se pudieran desarrollar desfiles. Para más inri, segó la vida de muchos nazarenos y turbos que no podrán volver a cumplir con una de las tradiciones conquenses más arraigadas. Este año, por desgracia, se vuelve a repetir la historia. Ya hay quien desempolva su túnica y capuz, quien mira de reojo el tambor y los palillos, y cruza los dedos para que en 2022 vuelva a producirse el milagro.