Gafas de sol, imprescindibles desde el primer año de vida

Europa Press
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Los expertos señalan que hasta los 12 años el cristalino no actúa con eficiencia y que cuanto más pequeño es el niño sus pupilas dejan pasar más luz

Es habitual que los adultos utilicen gafas de sol para proteger sus ojos de la radiación solar, sin embargo, no ocurre lo mismo con los niños, cuya estructura ocular está en pleno desarrollo y el cristalino todavía no actúa como filtro protector. Por ello, desde la clínica española de oftalmología Vissum advierten de que no proteger la vista de los más pequeños puede desembocar en daños irreversibles en la edad adulta, ya que los ojos, al igual que la piel, tienen memoria. 

Hasta los 12 años el cristalino no actúa con eficiencia como filtro protector. De cero a un año, el cristalino deja pasar el 90 por ciento de la radiación solar. Esta cifra desciende al 60 por ciento en niños de entre uno y 12 años. Además, cuanto más pequeños, más grandes son sus pupilas, por lo que la cantidad de luz que entra en el ojo es mucho mayor. 

De este modo, la compañía ha señalado los principales elementos que hay que tener en cuenta, como que los niños están más expuestos a los peligros del sol o que la protección con una gorra no es suficiente, ya que su uso reduce la exposición directa de los ojos a los rayos UV pero para protegerles de las emisiones indirectas y periféricas "son imprescindibles gafas de sol". 

Asimismo, han resaltado la necesidad de usar gafas de sol los días nublados ya que, con nubes altas el índice de UV solo se atenúa ligeramente a 0,9 en lugar del 1,0 existente cuando no hay nubes o estas son mínimas. Además, estas gafas de sol deben adquirirse siempre en ópticas para que existan garantías de calidad. 

Por otra parte, han querido desmentir la creencia popular de que las horas centrales del día son las más peligrosas para la salud visual, ya que a esas horas el sol se encuentra en su punto más alto y la radiación es vertical, por lo que los ojos están más protegidos por el efecto sombra de los párpados. Así, los principales efectos de la radiación solar sobre la vista se producen al amanecer y al atardecer, momentos en que el sol está más bajo y sus rayos inciden de manera directa sobre los ojos. 

"Es importante tener en cuenta estos elementos para evitar la aparición de quemaduras en la córnea o sequedad ocular. Además, a futuro, se pueden producir daños acumulativos e irreversibles como las cataratas. Otro ejemplo serían los tumores malignos como el melanoma ocular que, en algunos casos, puede ser muy agresivo. Se manifiesta y diagnostica alrededor de los 55 años, pero se produce principalmente por las exposiciones al sol antes de los 18 años", según ha explicado el médico oftalmólogo de Vissum, Roberto Fernández Buenaga.