«Ya nos va tocando tener una orquesta sinfónica propia»

Diego Farto
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Nacido en Daimiel, es trompeta principal de la Orquesta Nacional de España y ejerce de solista con orquestas de primer nivel. Ha acabado una gira con la Filarmónica del Noroeste en Alemania

Manuel Blanco en concierto junto con la Filarmónica del Noroeste de Alemania - Foto: Thomas Krügler

El músico daimieleño es uno de los solistas más valorados actualmente. Durante las últimas semanas ha participado en varios conciertos en Alemania, donde es un ídolo desde su triunfo en 2011 en el concurso de solistas organizado por la ARD, la televisión pública alemana.

¿Alemania es La Meca de la música?

Alemania es, sin duda alguna, La Meca de la música clásica, por tradición, por sus grandes compositores y, actualmente, porque todos los grandes solistas del mundo y los grandes directores andan por aquí.

La gira ha sido bastante amplia, teniendo en cuenta la presencia de la pandemia, con seis citas en otras tantas localidades, algunas de ellas con dos funciones, ¿cómo surgió este proyecto?

Fue una propuesta, con muy buenas condiciones, por parte del gran maestro canadiense Yves Abel, director titular de Nordwestdeutsche Philharmonie y de la ópera de San Diego. En la que en principio debíamos hacer 9 ciudades con los dos conciertos más importantes del repertorio de la trompeta y a causa de la pandemia se cayeron tres.

¿Cómo es la Filarmónica de Alemania Noroccidental, con la que ha compartido gira?

Tiene una energía brillante, muy buen desempeño y luego tiene un sonido muy bonito. Conocí a los músicos después de varios ensayos antes de la gira y la verdad es que ha sido muy fácil.

¿Cómo es actualmente el ambiente artístico y cultural en Alemania bajo el influjo de la pandemia?

Me he llevado una gran y grata sorpresa. Me hace pensar qué estaremos haciendo mal en nuestro país, cuando no paran de cancelarse conciertos por miedo a los contagios. Son muchos compañeros los que se preguntan por qué los metros o los trenes y los aviones pueden ir llenos pero los conciertos y los teatros no, cuando desde que se reactivaron en mayo, en España, todavía no se ha demostrado que haya habido ningún contagio en conciertos. En Alemania se mantiene la distancia de seguridad, pero los maestros de la orquesta están sin mascarilla, cosa que en nuestro país es impensable. Por ejemplo, en toda esta zona sólo tienen diez personas con COVID, en el ensayo están sin mascarillas y la gente va por la calle sin ellas. En el mundo de los artistas, tienes que hacer una PCR en cada ciudad para poder viajar.

¿Cómo ha sido el programa que ha interpretado durante estos días?

Han decidido hacer los conciertos un poco más cortos y hacer dos pases en determinadas ciudades, en función también de la capacidad de público. El programa estaba formado por conciertos de trompeta de Haydn y de Bernd Alois Zimmermann, que es el concierto con el que gané el concurso de Múnich, que es muy recordado aquí, en Alemania, pero lo tuve que cambiar por cuestión de plantilla, es un concierto que necesita más músicos y hubo que cambiarlo por el COVID. De esta forma, el programa también ha sido un poquito más corto, con el concierto de Haydn y Oblivion de Piazzola.

¿Qué parte del ambiente musical alemán le gustaría que se trasplantara y arraigara en España y en Castilla-La Mancha?

Para empezar, la educación, la importancia que tiene la música en la educación. Habría que aplicar a la educación un modelo nuevo de cómo transmitir amor y pasión por una de las artes más cultas y más enriquecedoras que hay. Se han hecho estudios que demuestran que la música es buena para el desarrollo del cerebro. En lugar de aburrir a los chavales en los colegios y en los institutos a base de teoría, de contarles la vida de un compositor o de su familia, hay que enfocarlo a la práctica, como hacen con los deportes. Por el contrario, lo que sí se puede decir es que en España hay un elemento muy positivo, que son los conservatorios, que están haciendo un trabajo muy bueno en este campo. Por el lado negativo, con la flautilla de plástico hemos aburrido a generaciones enteras y no hemos hecho tomar cariño por la música y que la gente vaya a los conciertos. Es gratificante ver cómo la gente llena los concierto de bandas sonoras de John Williams  y Ennio Morricone porque muchos acaban descubriendo que estos directores toman como modelos a compositores clásicos como Malher, Beethoven o Strauss. Ésta es la parte buena de estos conciertos, y al público le encanta. En Castilla-La Mancha nos va tocando ya tener una orquesta sinfónica propia, en nuestra región hay muy buenos músicos de nivel nacional e internacional y auditorios de gran calidad, como el de Puertollano, el de Alcázar de San Juan o el de Manzanares, de modo que tenemos muy buena materia prima.

¿Cuáles son sus próximos proyectos en Castilla-La Mancha?

Tenía muchísima ilusión de actuar en Castilla-La Mancha. Hubo contactos tanto con David Triguero como con José Manuel Caballero (vicepresidente y presidente de la Diputación Provincial, respectivamente) para hacer tres conciertos que financiaba la Diputación, uno de ellos era el 31 de mayo en la plaza de España de Daimiel; otro en el Festival de Teatro de Almagro, que se podrá recuperar para el año que viene con una fusión sobre nuestro siglo de Oro en el que estaría una gran cantante y tres grandes nombres del mundo del jazz. En este caso, se iba a hacer en la plaza Mayor,  pero con la pandemia tenían que haber limitado el aforo a 200 o 300 personas y por eso decidimos aplazarlo; y luego otro en el auditorio de Puertollano, pero está parado. Y un último proyecto que llevaba Jesús Carrascosa, de Cultura de Toledo dentro del ciclo de conciertos en órganos históricos para hacerlo en sitios como Torre de Juan Abad, que serían cuatro o cinco recitales.