La persistencia de la pandemia ha hecho que las hermandades conquenses, de nuevo, no vuelvan a salir a la calle por Semana Santa y que, por segundo año consecutivo, sus pasos se queden en sus templos, que sus sedes estén cerradas y que no se celebren las tradicionales pujas o subastas con las que llenaban de dinero sus arcas.
Sin otra fuente de financiación externa y con unos gastos a los que hay que seguir haciendo frente, a las hermandades, como se dice habitualmente, les ha tocado ‘apretarse el cinturón’, pues viven de sus ahorros y de las cuotas anuales que pagan sus miembros y que ascienden a cinco euros, por ejemplo, en las hermandades de El Prendimiento (Beso de Judas), de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Puente y de El Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo. Además hay que añadir que en el caso de más de una, la Semana Santa de 2021 será la tercera en la que no procesionarán pues, como ya es conocido, en 2019 fue la lluvia, y no la Covid, la que impidió que en algunos días de aquel año sacasen a sus imágenes de las iglesias y los nazarenos inundaran las calles de Cuenca.
Hoy por hoy, la única fuente económica de la Venerable Hermandad del Prendimiento (Beso de Judas) se la proporcionan tanto los hermanos que tienen su cuota domiciliada o la han pagado vía transferencia. Lo que viene a ser, explica su representante en la Junta de Cofradías, Pablo López, más o menos, la mitad con lo que cuenta, como el remanente reservado para imprevistos que dispone. Si hubiese habido procesión hubiese subastado sus 34 banzos, los 34 puestos que tiene para sacar su imagen a hombros y por los que un bancero puede llegar a pagar, comenta el representante, hasta unos 400 euros.
La última vez que hubo una subasta fue en 2019 e, indirectamente, la última vez que hubo un banzo joven con un bancero menor de 21 años que no pagó. Hasta 11.000 euros puede llegar a recaudar esta hermandad con sus banzos.
La sede que tienen es alquilada y hubiesen procesionado el último día de este mes, el Miércoles Santo, desde la iglesia de San Esteban hasta la Plaza Mayor y a la inversa con un único paso. Por lo general esta hermandad viene a mover en una procesión entre 300 y 400 personas, mientras que la banda de música que va con ellos siempre al subir y cada tres años tanto al subir como al bajar.
Al igual que pasa con la anterior, la Muy Antigua y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno (del Puente), según explica su secretario, José Manuel Alarcón, se está sosteniendo en términos económicos con sus ahorros y con las cuotas anuales de los hermanos, vía cobro en domicilio o vía domiciliación bancaria. Algo que, por otra parte, señala, les viene ocurriendo desde 2019 cuando fue la lluvia en aquel entonces la que les impidió desfilar. Y, además, añade Alarcón, con el agravante de que en estos últimos años «ni los banceros, ni los portadores de insignias han tenido que adelantar su reserva del 20% de cara a la siguiente procesión, simplemente porque no las ha habido».
Con sede propia y 2.126 hermanos, de los que unos 1.000 vienen a ser los que procesionan, hubiesen salido el Jueves Santo en la procesión de Paz y Caridad junto a otras seis hermandades. Hubiesen salido de la iglesia de la Virgen de la Luz dirección a la Plaza Mayor por diferentes partes de la ciudad para volver de la Plaza Mayor al barrio de San Antón.
Llevan dos pasos, por un lado, el titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno con 34 banceros, de los que siete son por turno de antigüedad y los 27 restantes son los que salen a subasta y, por otro, el Auxilio de Nuestro Señor Jesucristo con 40 banceros, siete por turno y 33 por subasta. Por un banzo del primero se llegó a pagar en abril de 2018 en la subasta para el Jueves Santo de 2019 unos 1.200 euros, mientras que por el segundo la media por banzo se sitúo en los 80 euros.
«Estamos en la quinta pregunta como aquel que dice». Con estas palabras es como la secretaria de la Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo, Eva Díez, describe la situación económica por la que están pasando tras dos Martes Santos sin tomar parte con su paso en la procesión del Perdón y junto a otras cinco hermandades, sin salir, en definitiva, desde la iglesia de San Pedro hasta la de San Andrés.
Con tan sólo 612 hermanos, hasta el coronavirus, como indica Díez, «nuestros ingresos venían fundamentalmente de las subastas y en menor medida de las cuotas anuales y que hoy por hoy en un 80% están domiciliadas, no obstante, con el virus la cosa ha cambiado y mucho, al menos en los ingresos, porque los gastos siguen estando, como pasa con las andas nuevas que pusimos en 2016 y no hemos terminado de pagar el correspondiente préstamo pero hay más».
Si hubiese habido subasta, ésta hubiese sido, como es ya una tradición, el Domingo de Resurrección, de 32 de los 40 banzos que hay pues los ocho restantes son de turno, pero también subastan otros elementos, como los estandartes, entre otros, llegándose a pagar 400 euros por un banzo.