Reindustrialización, la salida de la crisis

Carlos Cuesta (SPC)
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El desabastecimiento sanitario para hacer frente a la crisis del coronavirus ha hecho saltar las alarmas para que España revise su modelo productivo hacia un sistema eficiente, sostenible y competitivo que produzca más riqueza y empleo

Reindustrialización, la salida de la crisis

La falta de abastecimiento de material sanitario en los hospitales españoles para hacer frente a la pandemia del coronavirus ha levantado de nuevo el debate sobre la dependencia que prácticamente todo el planeta tiene de la que se denomina «la fábrica del mundo», refiriéndose a China y, en concreto, de si España debe replantearse recuperar al menos las empresas estratégicas para que, ante los casos como los que se han vivido en los últimos meses no exista una carencia esencial de productos tan simples como mascarillas, batas, EPIs o respiradores. 

Los economistas europeos rechazan con rotundidad los sistemas políticos proteccionistas y, en estos momentos, ponen como ejemplo de mala política iniciativas al estilo de Donald Trump que se han demostrado ineficaces. 

En este sentido, el comisario europeo de Comercio de la UE, Phil Hogan, ha pedido a EEUU suprimir la política actual arancelaria para potenciar en mayor medida el crecimiento y no perder el protagonismo que el Viejo Continente ha tenido a lo largo de la historia. 

Uno de los problemas de la eurozona es que en 1900 el continente representaba el 20% de la población mundial y hoy no llega al 8%. En 2050, caerá hasta el 5%.Y lo mismo ocurre con el PIB dentro del conjunto mundial que, según las estimaciones más optimistas, la UE pasará del 20% actual al 10% a mediados de este siglo XXI.

En este contexto, naciones como Alemania, Holanda, Austria, incluso España, defienden posturas individualistas que les coloca en un escenario futuro de irrelevancia.

Actualmente, la actividad industrial representa en España el 16% del PIB y da empleo a 2,3 millones de personas, el 13% del total de la población ocupada. Aunque el dato es inferior al objetivo marcado por la UE para este año de un 20%, sin embargo, es una cifra muy positiva ya que su contribución a la exportación, a la I+D o al crecimiento de la productividad es muy superior: las manufacturas representan el 75% de las exportaciones de bienes y el 47% del gasto en I+D de las empresas.

A pesar de que para muchos economistas, la idea de volver al pasado es demostrar que no existen ideas para afrontar el futuro, lo cierto es que la reindustrialización se ha erigido como un argumento muy compartido socialmente tras los efectos del coronavirus. 

Desde la entrada de España en la Unión Europea, una buena parte de las empresas se deslocalizaron a China y abandonaron sus producciones dejando en manos del país asiático la fabricación de los componentes que habían producido durante años, y algo muy parecido pasó con las cuotas que Bruselas marcó reduciendo y eliminado la economía tradicional nacional y dejando el turismo como una fuente de riqueza y empleo estratégica del país y provocando que ingenieros, médicos, arquitectos y profesionales cualificados tuvieran que emigrar para poder encontrar un futuro que su nación les niega.

El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, declaraba que «hemos sido un poco ingenuos en el pasado con China, pero ahora la perspectiva de los europeos ha cambiado y es más realista» y aunque es un socio estratégico es preciso encontrar un equilibrio de intereses.

La desglobalización ha dejado de ser ya una tendencia y más después de la desaceleración económica actual que está llevando a los Estados más conservadores como EEUU y Alemania a incrementar el proteccionismo al menos en el abastecimiento de bienes estratégicos.

Muchas compañías han implementado recientemente un proceso de relocalización de sus actividades productivas de diferentes sectores manufactureros durante años como, por ejemplo, Inditex que fabrica actualmente el 60% de su producción entre España y mercados cercanos. Otras, como Mango, Orbea, Pikolinos, Panamá Jack o Kelme también han relocalizado sus operaciones en China hacia España ante las ventajas de cercanía, capacidad de reacción y de suministro que tienen con cadenas productivas más flexibles.

Nueva realidad

Se trata de corporaciones que llevan tiempo ajustando sus estrategias a la nueva realidad, apostando por factorías digitales con maquinaria programable.

Para muchos empresarios, la reindustrialización puede suponer una gran oportunidad para salir de esta crisis, consolidar un modelo basado en la innovación y en una sostenibilidad reorientada a actividades de futuro de gran potencial y que consolidan el valor añadido.

Lo esencial es que estas empresas dispongan de una gran capacidad exportadora, que estén alineadas, principalmente, a las necesidades más demandas por el mercado de la eurozona y que representen una auténtica palanca de competitividad para el resto de actividades industriales. 

En este sentido, también el Gobierno español está haciendo un seguimiento muy exhaustivo de aquellas empresas que considera estratégicas en sectores críticos como transporte, energía y sanidad.