La UB Conquense acabó el partido ante el CD Azuqueca (1-1) con sabor agridulce tras ver cómo se le esfumaba la posibilidad de sumar los tres puntos al no poder materializar un penalti sobre la bocina. El disparo de Héctor Rubio desde los once metros fue atajado por el meta rival gracias a una gran estirada. «Es una sensación agridulce para mí. Está claro que si lo fallas en otro momento pues tienes tiempo para tener más ocasiones o reaccionar, pero en esta ocasión no hubo tiempo para más», explica el jugador conquense que, por desgracia, se convirtió para mal en el protagonista del choque. Rubio asumió la responsabilidad de lanzar la pena máxima ya que el primer lanzador, tal y como ordena Manolo Martínez antes de cada choque, no se encontraba en ese momento en el tapete verde. «Me tocó a mí y asumí la responsabilidad sin pensármelo. Por desgracia no tuve suerte». El jugador conquense, que ya había transformado dos penaltis en este inicio liguero, uno ante el Villacañas y otro ante el Illescas, expresa que el «equipo mereció claramente la victoria y la derrota nos dejó con sabor agridulce». 

El conquense no se achanta y reconoce que «si tengo que tirar un nuevo penalti lo haré, estoy convencido que tanto yo como cualquier otro compañero lo va a marcar». Sin tiempo para lamentaciones, el jugador ya piensa en el derbi provincial de este fin de semana ante la AD San Clemente.