Los vecinos del Casco denuncian el «caos» del tráfico

Leo Cortijo
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Los residentes del barrio destacan el «descontrol» a la hora de aparcar, así como el constante «río de coches» que circulan entre viernes y domingo, y piden «estudiar» el sistema de videovigilancia como una posible solución al problema.

El problema viene derivado de la «enorme» cantidad de vehículos que atraviesa el Casco Antiguo entre el viernes a mediodía y el domingo por la noche. - Foto: Reyes Martínez

Los vecinos del Casco Antiguo han dado la voz de alarma por lo que viven en su barrio cada fin de semana. Sencillamente, no aguantan más. La raíz del asunto tiene que ver con uno de los problemas sempiternos que ha traído de cabeza a los residentes de la zona más emblemática de la ciudad: la movilidad. Desde la supresión del sistema de videovigilancia –especialmente durante viernes, sábado y domingo–, se produce un «descontrol de aparcamiento bastante considerable», además de una cantidad de tráfico «inasumible» para este enclave. En ello pone el foco el presidente de la asociación de vecinos, Gerardo Rubio, cansado de que «pasen los años y los políticos y no tengamos una solución de verdad porque nadie es capaz de coger el toro por los cuernos».

En cuanto a la ausencia de vigilancia de las zonas de aparcamiento para residentes, Rubio comenta que hay muchos turistas y conquenses que «aparcan en nuestras plazas porque nadie controla los espacios» delimitados con pintura verde, ya que durante el fin de semana el coche de la ORA «no circula». El pasado sábado, sin ir más lejos, explica que en el aparcamiento del Arco de Bezudo «había una veintena de coches que no tenían la pegatina identificativa de residente». De esta forma, a los vecinos no les queda otro remedio que aparcar el coche «donde se pueda», a riesgo de que la Policía les multe incluso, tal y como ya ha ocurrido en alguna ocasión, según señala el presidente del colectivo.

El problema también viene derivado de la «enorme» cantidad de vehículos que atraviesa el Casco Antiguo entre el viernes a mediodía y el domingo por la noche. Una densidad de tráfico que este barrio, entiende Rubio, «no puede aguantar». Razón por la que se generan continuos atascos en Alfonso VIII, la Plaza Mayor o el barrio del Castillo. Pero es más, hay zonas especialmente «peligrosas», como es la calle San Pedro, porque «la calzada es muy estrecha y las aceras son muy pequeñas y los coches las suben constantemente». Un «río de coches para arriba y para abajo» que arranca en el Puente de la Trinidad y que termina en el aparcamiento del Castillo, que «hace efecto llamada». Y es que las vallas que se colocan en el acceso al Casco no tienen ningún efecto porque «como no hay nadie» controlándolas, «mucha gente sabe que no pasa nada y sube».

El colectivo vecinal también pone el foco en otros 'daños colaterales', no menos importantes, que sufre el Casco Antiguo debido a la excesiva masificación de vehículos en ciertos momentos. En primer lugar, la conservación del conjunto histórico patrimonial, que entienden que se debería preservar mejor de la incidencia del tráfico rodado. En segundo lugar, los ruidos que se producen por el trasiego constante, especialmente cuando hay concentraciones de motocicletas o coches. Y, en tercer lugar, la contaminación por las emisiones de dióxido de carbono en un espacio tan concentrado.

Cámaras de vigilancia. La asociación de vecinos del Casco tiene claro que la situación «no puede seguir así» y que se necesita estudiar «concienzudamente» el problema. Un punto de partida es replantear el sistema de videovigilancia que el actual equipo de Gobierno suprimió como primera medida cuando accedió al poder en 2019. Rubio huye de la visión maniquea en este sentido, y es que «no es cuestión de decir cámaras sí o cámaras no, y que un partido las ponga y el otro las quite». En su opinión, es una posibilidad que hay que analizar porque «es un bien de la ciudad en el que nos hemos gastado un dinero y que debería servir para regular el tráfico de alguna manera». «Es por el bien de todos», remata al respecto.

En esta línea, considera que una medida factible a tener en cuenta es que las cámaras se recuperen durante los fines de semana y en los días festivos, en los que «se sabe» que el tráfico aumentará considerablemente. El presidente de este colectivo destaca que éste podría ser un principio para normalizar la movilidad en la zona y más todavía si se apuesta por aplicaciones móviles a través de las cuales se pueden establecer algunas «excepciones» al sistema que se implantó en su momento. Para que, por ejemplo, los familiares de vecinos del barrio puedan acceder sin límite de tiempo «porque vienen a recoger a sus padres y tardan más de lo establecido». Esto «ya ocurre en otras ciudades y funciona muy bien», concluye.