Colorido y distinto

Leo Cortijo
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Óscar Moreno dio un paso al frente gracias a su fe en lo que hacía y abrió 'Colores' en el Casco Antiguo, un universo cromático con Cuenca como musa. Apostó por crear piezas diferentes y el tiempo le ha terminado dando la razón.

Colorido y distinto - Foto: Reyes Martínez

Creyó, apostó y venció. Hace nueve años, Óscar dio un paso al frente gracias a su fe en lo que hacía. Este diseñador gráfico e ilustrador puso en marcha un universo de colores con Cuenca como musa. Una ciudad que se lo pone «muy fácil» a la hora de inspirarle. Teniendo el Casco Antiguo que tenemos, comenta, es «sencillo» encontrar panorámicas, rincones y detalles que llevar a un sinfín de artículos de regalo y souvernis. Pero, especialmente, cuadros que desde hace casi una década adornan un sinfín de paredes en hogares de medio planeta.

El nombre de su tienda, en plena anteplaza, no ofrece lugar a la duda: Colores. Y es esa explosión cromática el común denominador en la obra de este artista que empezó en el mundillo «por entretenimiento» y aprovechando las bondades del formato digital. «No soy un ilustrador al uso, soy un ilustrador de ratón», reconoce con una sonrisa. Algo verían en él –o, mejor dicho, en sus dibujos– sus amigos, que le animaron a dar el paso. Al poco tiempo descubrió que lo que hacía gustaba y que tenía un público más que notable.

Sus piezas, fácilmente reconocibles por resultar tan llamativas como atractivas, brillan con luz propia por ser, sencillamente, distintas. Un sello propio que no deja a nadie indiferente. Cuando desembarcó con su proyecto en el Casco Antiguo «no había nada por el estilo», y es que todo lo inundaba el mismo ramillete de souvenirs típicos. «Vi un hueco para lo que hacía, le di una vuelta y arriesgué, aunque algunos vaticinaron que iba a durar bien poco», comenta sabiéndose triunfador.

Hoy por hoy, tardaríamos menos en hacer la lista de cosas en las que sus ilustraciones made in Cuenca no están plasmadas que en las que sí. Óscar lleva las mejores vistas de nuestra ciudad a cualquier superficie. «Ahora hay un montón de técnicas que permiten imprimir en madera, barro o aluminio», y es que ya no hay que sujetarse solo al papel, el textil o la cerámica, por ejemplo. El caso es innovar cada día. Este diseñador se hace una pregunta: «¿Qué nueva superficie puedo utilizar?». La respuesta suele ser siempre la misma: un artículo «que se salga de lo habitual» o, también, «algo cotidiano que utilicemos todos los días». ¿Por ejemplo? Un parchís o unos calcetines.

Una parte del trabajo de Óscar se centra en el proceso creativo, que varía mucho dependiendo de la época. Hay momentos en los que se está más inspirado y otros en los que no. «Va por rachas», explica. Una inspiración que viene de sus ascensos y descensos al Casco Antiguo. «Subo un par de veces y bajo otras dos, nunca lo hago por las mismas calles y siempre me gusta ir con la mirada en lo alto», subraya para hacer ver que hay que ir a la caza de esos rincones en los que nunca antes habíamos puesto el foco. Ahora, añade al respecto, «estoy con dos cuadros nuevos en marcha que me gustaría tener listos para esta temporada de Navidad».

Las piezas de Óscar no solo son objeto de deseo entre aquellos que visitan la ciudad, sino también entre los propios conquenses. Es más, una parte importante de sus clientes son de la ciudad. Circunstancia, reconoce, que no deja de sorprenderle. Éste fue su salvavidas cuando tras el confinamiento solo se podía viajar dentro de la misma región, y es que muchos conquenses se pasaron por la tienda, y eso le ayudó a maquillar los desastrosos guarismos económicos de esa época. Con todo, remata, «Cuenca tiene un encanto que otras ciudades no y es normal que presumamos de ella». Él, que vive en Los Tiradores, no se cansa de contemplar desde esa atalaya la panorámica del barrio de San Martín, uno de sus cuadros más espectaculares.