"En el arte no tienes el pan asegurado"

J. Monreal
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El dibujante de cómic trabaja en un proyecto sobre la figura de Hernán Pérez del Pulgar

"En el arte no tienes el pan asegurado" - Foto: Reyes MartÁ­nez

Roberto es un joven enconquensado que trabaja en la ciudad elegida para vivir. «Aunque fui a nacer en Sevilla por circunstancias del trabajo de mis padres, pude haber nacido en cualquier otro lugar de España, ya que estuvieron en diferentes destinos, hasta recalar en Cuenca», dice Roberto. Confiesa que es, «desde niño, un apasionado del dibujo, y de los que emborronaba cuantos papeles caían en mis manos, cosa que me costó más de una bronca de los profesores, porque aprovechaba la parte de atrás de los cuadernos para que no se juntaran con los apuntes. Podía más la pasión por el dibujo que los por estudios, aunque no me considero mal estudiante». Cursó estudios de bachillerato en la Escuela Cruz Novillo y más tarde en Bellas Artes donde se graduó. Sus pasos se encaminaban hacia la docencia y la investigación, pero tantos años de preparación hicieron que Roberto se planteara dedicarse en cuerpo y alma al dibujo. En este momento, está terminando un trabajo sobre un personaje histórico, Hernán Pérez del Pulgar, militar, poeta y escritor, quien se distinguió por sus hazañas en la toma de Granada. Roberto García Peñuelas es un dibujante con sello propio. Él es Robertus. Sin más.

¿Empezó su andadura profesional tras cursar en la escuela el Grado Superior de Cómic?

Así fue porque tenía claro a lo que quería dedicarme, aunque este mundillo es complicado para quienes empiezan. Todos llegamos con un bagaje, con lo aprendido en la escuela pero hace falta, más que actitud para dedicarte a este trabajo, aptitudes para desarrollarlo. Puede poner todas las ganas del mundo, pero si no tienes mano para el dibujo poco o nada puede hacer.

Una vez acabados los estudios, ¿dónde envía sus trabajos para darse a conocer?

No fue al acabar, sino durante los estudios, cuando me enteré que en El Provencio se organizaba el Salón del Cómic, al que acuden editores y dibujantes. El profesor nos dijo que preparásemos unos trabajos para mostrar allí. Fui a este evento y conocí a Ángel Serrano y José Luis Sobrino, ambos editores y actualmente mis jefes, a los que enseñé mi trabajo y al parecer les gustó. Eso ocurrió en en verano de 2017, y al cabo de un mes, me llamaron para ofrecerme participar en el proyecto en el que estamos actualmente.

¿La pasión por el dibujo y el cómic viene de las primeras lecturas infantiles, de aquellos primeros tebeos, Hazañas Bélicas, Mortadelo y Filemón, El Capitán Trueno?

En toda actividad hay un principio desencadenante y no te metes en un asunto de la nada, sin haber tenido antes un contacto con ese mundillo. El interés, viene, en cierta medida por las lecturas que manejaba. Por casa siempre había tebeos y al verlos pensaba que yo podría hacer ese tipo de dibujos. Poco a poco fueron calando en mí esas figuras y empecé a crear dibujos con personalidad, aunque siempre bajo la influencia de lo que has visto siendo niño. Luego viene la evolución, el aprendizaje y la experiencia que se adquiere en el día a día y, sobre todo, con la práctica.

¿Conserva algunos dibujos de aquella época?

Si hubiera guardado todo, no habría espacio en mi casa para tantos dibujos. Sí conservo algunas cajas llenas de folios de mis primeros trabajos, más que nada por fijarme en la evolución y porque resulta entrañable ver los primeros pasos de una andadura en este mundillo del dibujo profesional.

¿Cómo es el proceso creativo?

Depende de lo que estés haciendo. Si dibujas sin un fin concreto, te planteas una serie de imágenes en tu mente que plasmas en el papel como si de una película se tratara. Si es un encargo concreto, te dan un guión y ante el folio en blanco debes plasmar y cuadrar la idea en esa página. En mi caso me planteo cómo y qué tiene que ir en las viñetas y a partir de ahí empezar a hacer los primeros trazos de unos bocetos que poco a poco toman forma y se convierten en la idea marcada sobre el guión.

¿Requiere mucho esfuerzo la documentación?

Por supuesto, y más cuando se trata de un proyecto histórico como es en el que estoy trabajando en estos momentos. Hubo un primero, también histórico, sobre la Orden de Calatrava, que exigía ser muy meticuloso a la hora de documentarse y ser fiel a la historia. En este segundo proyecto, de 58 páginas, hay que ser todavía más meticuloso porque el personaje central es un héroe que vivió en el siglo XV, nacido en Ciudad Real, del que aún se conserva su casa natal frente a la catedral. Un personaje que, para muchos, ha pasado desapercibido, y que a través del cómic queremos darlo a conocer.

¿Es en cierta medida un cómic reivindicativo de un castellanomanhego poco conocido?

Podría decirse que es así. Puede que sea un gran desconocido para el gran público, pero no para quienes viven en Ciudad Real, ya que tiene dedicada una calle, y un instituto lleva su nombre. Para documentarme sobre Hernán Pérez del Pulgar, militar español del siglo XV, que se distinguió por su valentía en numerosas acciones bélicas y, sobre todo, en la conquista de Granada, he tenido que leerme un novela muy buena que es adaptación de otra anterior del siglo XIX, en la que se cuentan la vida y hazañas de este valiente ciudadrealeño que tanta importancia tuvo en la historia. La editorial, también de Ciudad Real, pensó que con este cómic se haría justicia a tan insigne figura y se daría a conocer al público en general, ya que me consta que mucha gente no ha oído hablar de un personaje clave en la conquista del último reino musulmán en España.

 

¿La acción del cómic se desarrolla en Granada?

Es uno de los lugares en los que participó con sus tropas este valiente militar. Curiosamente es una ciudad que no conozco, porque la única vez que estuve fue de niño y mis recuerdos son vagos. Ahí es donde entra en juego la fase de documentación exhaustiva, porque de no hacerlo se cometerían errores garrafales, tales como situar el Palacio de Carlos V en el siglo XV, cuando en esa época ni siquiera se pensaba en su construcción. El trabajo de documentación también pasa por buscar el trazado de la ciudad en aquellos momentos, ver mapas e ir quitando elementos posteriores que nada tienen que ver con lo que estamos contando, porque si cometes errores no sólo no haces bien tu trabajo sino que además falseas la historia.

Dos proyectos hasta el momento, y ambos históricos. ¿Seguirá por esta línea?

Depende de lo que la editorial tenga pensado y de los nuevos proyectos que vayan surgiendo, siempre y cuando cuenten conmigo para llevarlos a cabo. Me gustan este tipo de personajes, de cómic y de historias, y dentro de este mundillo mis referencias son el cómic europeo ya que abarca una gama más amplia, además de un mayor cuidado en los detalles. El tipo de dibujo que a mí personalmente me interesa es el que tiene carácter, en el que te recreas al verlo. Si hay proyectos que tengan que ver con la historia, pues bienvenidos sean y si surgen otros de cualquier tipo también me siento capacitado para acometerlos. Lo mío es dibujar y no importa tanto el tema si el proyecto en sí es atractivo y supone un nuevo reto artístico a superar.

¿Se vive del cómic o se sobrevive?

De momento se sobrevive, porque los comienzos, como es mi caso, son difíciles. Una vez que vas tomando cierto prestigio se puede llegar a vivir del cómic. Se trabaja muchas veces para otros, es decir, por encargos y tienes que pasar por ciertas cosas. En mi caso concreto, tengo la suerte de haber dado con una editorial que apuesta por la gente joven, y nos ofrecen este tipo de historias. Una vez que colaboras en un proyecto, depende de la filosofía de cada uno. A mi me gusta que mis paginas tengan el máximo nivel de trabajo. Eso conlleva doble esfuerzo, sobre todo en los últimos meses, ya que me gusta que el producto final quede perfecto tal y como te han exigido y como tu lo concibes como autor.

Cuenca es una ciudad en la que abundan los buenos dibujantes de cómic. ¿Es punto de referencia a nivel nacional?

Cuenca es una ciudad que pasa por ser un núcleo importante en este mundillo. Hay muchos y buenos artistas y otros más que surgen de las escuelas. Lo que hace falta es mayor proyección, porque no basta con que haya gente que dibuje bien sino que se de a conocer y se dedique de lleno a ello, teniendo en cuenta que existe un riesgo al querer vivir del dibujo. En el cómic, o en cualquier profesión artística, no tienes el pan asegurado, a no ser que tengas una editorial propia. Hay temporadas de gran trabajo y otras muchas en las que no obtienes ingreso alguno.

Vive y trabaja en Cuenca. ¿Ha pensado en cambiar de ciudad? ¿Le interesaría conocer otras formas de trabajar?

Me interesa viajar, y supongo que es cuestión de la edad y de la curiosidad por seguir aprendiendo. Cuenca es un lugar ideal para vivir, pero tiene también sus limitaciones y más en la parcela de la creación y edición del cómic. Me gustaría poder viajar a Francia, que es el lugar de Europa donde más editoriales de este tipo existen y donde se vende más de todos los países comunitarios. Francia es un referente, y no sólo se edita Asterix y Obelix, sino que abarcan mucho más como sucede en otros países europeos tales como Bélgica donde el referente es el famosísimo Tintin, creación del genial Hergé.

¿Cuándo podremos ver el trabajo en el que está inmerso?

Espero que dentro de muy poco, contando con que todo vaya según los plazos previstos y se pueda financiar bien la edición, ya que ésta se hará con las pequeñas aportaciones de micro mecenazgo que el público vaya haciendo. Como previsión cercana, tenemos intención de acudir el año próximo a Anguleme, donde se celebra una de las grandes ferias del cómic, para ver las tendencias y lo que se hace en otros países y también a exponer mis trabajos.

¿Cuando sea mayor quiere ser dibujante de cómic?

Al empezar a trabajar todo el mundo considera que ya eres mayor. Hace un par de años que trabajo y me reafirmo en mi sueño: quiero seguir siendo lo que me propuse: dibujante de cómic.