Pedro Miota: crecerse en el castigo

Leo Cortijo
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El ganadero Pedro Miota lucha contra viento y marea, «y sin ningún tipo de ayuda», por sacar adelante su ganadería de toros bravos, y eso le lleva a organizar él mismo los festejos taurinos.

Pedro Miota posa en su finca con parte de sus animales, a la espera de nuevos compromisos a lo largo de esta temporada taurina. - Foto: Reyes Martí­nez

Pasa el tiempo y la soga al cuello sigue apretando para los ganaderos de bravo. La tormenta de la pandemia, que castiga al mundo del toro desde hace un año y medio, les impide desarrollar su labor en plenitud de condiciones y les exprime hasta un punto para muchos insoportable. Pedro Miota, el criador más importante de la provincia en este capítulo, ejemplifica a la perfección esta difícil tesitura. Tanto es así que para dar salida a su ganado ha tenido que emprender la aventura del empresariado, y ser él mismo el que organice los festejos taurinos. Ya el año pasado realizó uno y en lo que llevamos de temporada han sido tres, todos en su pueblo natal, Las Majadas.

«Estamos totalmente olvidados; no hemos tenido ningún tipo de ayuda por parte de las administraciones, a ningún nivel, ni local, ni provincial, ni regional», comenta Miota, y por eso «no ha quedado otra salida» que hacer de organizador para, por lo menos, «ver embestir a los toros que has criado y seleccionado durante tres o cuatro años, antes que llevarlos directamente al matadero». Eso, subraya, «es lo más triste del mundo» para alguien que «ama» al toro bravo.

Este joven ganadero plantea un panorama «dramático» a corto y medio plazo, y es que además del peregrinaje en el desierto que comenzó en marzo del año pasado, los nubarrones no se disiparán pronto, ya que «ahora empieza lo peor». Miota pone el foco en que tanto los impuestos por mantener la actividad como los gastos de la explotación «siguen siendo los mismos», pues los animales «exigen los mismos saneamientos y comen lo mismo haya o no coronavirus».

Además, los precios de venta no son, ni de lejos, los que había previos a la pandemia. Entre unas cosas y otras, criar una cabeza de ganador bravo supone desembolsar unos 1.000 euros al año. En este momento, los erales –toros de dos años– se están lidiando por unos 800 euros, mientras que los utreros –tres años– lo están haciendo por 1.000. Las cuentas no salen, advierte el criador, y es que supone asumir «en torno al 50 por ciento de pérdidas».

Con todo, no queda otra que seguir en la brecha. A pesar de los pesares. Aguantar el chaparrón y esperar a que amaine. Miota adquirió la ganadería hace cuatro años, y desde entonces no ha hecho otra cosa que poner sobre la mesa «ilusión, constancia, sacrificio y trabajo, muchísimo trabajo». «Esa es la línea a seguir», comenta, «aunque los dirigentes también deberían pensar en nosotros y no dejarnos a nuestra suerte».

En el horizonte más cercano asoma un compromiso de envergadura, y es que su hierro lidia en una de las novilladas del certamen regional Promesas de nuestra tierra, uno de los más importantes del escalafón sin picadores. La cita tiene lugar este sábado, en Las Majadas, a partir de las seis y media de la tarde. Estrella Magán, Javier Cano y Óscar Pastor ‘Gallito’ harán el paseíllo para enfrentarse a sus astados. El festejo será televisado por Castilla-La Mancha Media, algo que gusta al ganadero «porque así la gente podrá ver el empeño que pongo en mis animales».