La procesión del Santo Entierro del Viernes Santo por la tarde tampoco pudo salir en Tarancón debido a las continuas precipitaciones que registró la localidad conquense durante toda la jornada. Se quedaron sin recorrer las calles los pasos de La Piedad y la Cruz Desnuda, de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno; la Esperanza con San Juan, de la Hermandad de San Juan, Cofradía Mayor esta Semana Santa de 2019; el Descendimiento, de la Hermandad de Jesús de Medinaceli; el nuevo Cristo de Burgos, de la Cofradía de la Exaltación; María Magdalena, de la hermandad del mismo nombre; y la Virgen de la Soledad y el nuevo Cristo Yacente, ambas de la Hermandad del Santo Entierro y la Soledad. La lluvia impidió por tanto que pudieran estrenarse las dos nuevas imágenes previstas, así como sacar La Piedad, talla de 2018, año en el que también tuvo que suspenderse esta procesión del Santo Entierro cuando intentaba salir por el Arco de la Malena.

A pesar de las condiciones climatológicas adversas para la Semana de Pasión taranconera, la iglesia de la Asunción volvió a llenarse de cofrades y fieles y se celebró en su interior el rito del Entierro de Cristo. La agrupación musical Nuestra Señora de Riánsares se dispuso en el coro, la Virgen de la Soledad -de luto- a los pies del templo y el Cristo Yacente, custodiado por Los Armaos, fue portado por el pasillo central, que recorrió en tres trayectos, simulando las tres vueltas a la plaza de la Constitución que se dan por costumbre en el municipio para conmemorar este acontecimiento religioso. El párroco, Miguel Alberto López, se dispuso en el centro del altar, y pronunció el tradicional sermón en tres tramos. Los pasos en las naves laterales fueron testigos de excepción, así como numeroso público. La solemnidad estuvo presente durante este Entierro de Cristo, donde la banda de música interpretó varias marchas procesionales y el coro interparroquial interpretó el Miserere, el Stabat Mater y Jesús en el Madero.

El detalle

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La imaginera andaluza Ana Rey, autora del nuevo Cristo Yacente de Tarancón, quiso acudir a esta cita, dedicándole la hermandad la primera subida a hombros de los banceros de este paso. El desánimo era generalizado entre los cofrades de todas las hermandades, desde la Cofradía de la Exaltación no dudaron en vitorear a su nuevo Cristo de Burgos en el interior del templo.