Ritmo y Compás

J. Monreal
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David Pérez Rodríguez. Fundador del grupo 'Sambas Colgadas'

Ritmo y Compás - Foto: Reyes MartÁ­nez

Confieso que en materia musical entiendo tan poco como de física cuántica. Me hablan de batucada, y lo único que se me viene a la imaginación es que debe ser algún ritmo que viene de Brasil. Recurro al diccionario y, efectivamente, existe el término batucada, definido como «un ritmo brasileño de influencias africanas, generalmente interpretado por un conjunto, conocido como bloco. La batucada se caracteriza por su estilo repetitivo y ritmo acelerado».

A quien no le hace falta conocer la definición es a David, fundador del grupo de batucada que actúa en Cuenca desde 2011, momento en que un grupo de amigos decidió poner en marcha el bloco y animar las fiestas y celebraciones que tuvieran lugar en la ciudad y allá donde fueran llamados para dar color y calor a base de repinique, tamborín, timbal y pandeiro.

Dicho y hecho, La batucada estaba en marcha.

«Todo surgió espontáneamente», dice David, fundador del grupo ‘Sambas Colgadas’. «Tras haber contratado una batucada para San Mateo, vimos la posibilidad de crear una formación musical de percusión brasileña, y desde entonces no hemos parado de tocar y de actuar por todos lados».

El origen de la batucada está en las culturas africanas donde se han dado siempre formaciones de tambores para festividades populares. La palabra batucada proviene de una religión nacida en Brasil derivada de los Yorubas, el batuque.

«Orígenes al margen, lo que nos motiva a los integrantes del grupo, con más mujeres que hombres, es el ritmo alegre que se va contagiando al público que nos escucha. Vamos subiendo poco a poco de ritmo, con diversos cambios que sirven de motivación a los integrantes de la formación, que en nuestro caso son alrededor de cincuenta», señala David.

Ritmo contagioso, repetitivo y variado, que mezcla aromas de samba, reggae y toques de salsa. Una amalgama de sabores caribeños con los que calentar y motivar al público que acude a los desfiles de batucada en cualquier celebración que necesite de la participación y el acompañamiento de los espectadores que, en muchos casos, se suman al baile desde las aceras.

Aunque parezca que siempre es el mismo ritmo, David señala que «a quien no conozca bien este mundillo puede que le suene todo igual, pero en realidad hay más de quince ritmos diferentes, desde el más lento hasta el más acelerado, según el tiempo musical. Pasamos de un toque caribeño a otro más africano y así vamos variando a lo largo de la actuación», dice el fundador del grupo, quien domina todos los instrumentos de la batucada, «aunque últimamente me quedo con el repique, tal vez porque es el que menos pesa, porque hay algunos son complicados de llevar y aguantar el ritmo, como puede suceder con el surdo, que es un tambor de grandes dimensiones y para el que se necesita tener una buena forma física».

Música para todos los públicos y en la que participan personas de diferentes edades. «Hay mayoría de gente joven, pero también se han ido incorporando muchos que pasan de los sesenta años», dice David, «porque la música no tiene edad y este tipo menos ya que es una especie de gimnasia que nos mantiene en forma y aporta vitalidad y alegría».

Aunque en las actuaciones tengan que darlo todo, cuando realmente se nota el esfuerzo es en los ensayos. «Muchos días acabamos derrotados después de ensayar. El esfuerzo merece la pena porque cuando salimos a la calle a actuar, vemos que la gente nos sigue, que se contagia de nuestra música y hasta se nota que a algunos les gustaría participar», dice David, quien ya tiene en la agenda, diversos lugares a los que llevar los ritmos cálidos del sugerente Brasil y la lejana África. Batucada.