«Aún quedan muchos estereotipos que debemos desmontar»

J. Monreal
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Emilio Bustamante. Orientador laboral

«Aún quedan muchos estereotipos que debemos desmontar» - Foto: Reyes Martí­nez

El pasado lunes se celebraba el Día del Pueblo Gitano en todo el mundo. Una fecha para recordar la historia del pueblo gitano y rendir homenaje a las víctimas gitanas del genocidio nazi, así como de distintas persecuciones a lo largo de los siglos. Esta fecha recuerda el Congreso Mundial roma/gitano celebrado en Londres el 8 de abril de 1971 en el que se instituyeron la bandera y el himno gitanos. Con motivo de esta celebración, la Fundación Secretariado Gitano en Cuenca, creada en 2004 y dirigida por Marisa Martín Pérez, llevará a cabo una serie de actividades conmemorativas, tanto lúdicas como educativas que se desarrollarán en la sede del Secretariado y en el Centro Social de Villla Román. Emilio Bustamante Bermúdez (Cuenca,1979), desarrolla su actividad como orientador laboral en el centro, «con una misión clara y concreta: lograr la integración de la población gitana en la sociedad y dejar de ser invisible para el resto de la comunidad».

¿Hay un censo de población gitana en Cuenca?

Censo como tal no existe, aunque sí una aproximación, estimada entre 800 y 1.000 personas gitanas en Cuenca capital, a los que se unen otros tantos en la provincia, siendo uno de los núcleos principales de población Huete. En total, se calcula que viven en la región un total de 35.000 personas de etnia gitana.

¿A qué se debe que cuando hay noticias sobre gitanos, casi siempre son negativas?

Recientemente ha salido una noticia referida a hechos muy graves en Vallecas. No se puede negar que haya existido, pero históricamente somos un pueblo perseguido, y ese estigma nos persigue a lo largo de los siglos. También contribuye a esa visión el tratamiento que desde los medios se hace de las noticias negativas, cuando la realidad es bien distinta y hay muchas más noticas positivas que éstas que llaman más la atención. Un ejemplo es una publicación que nosotros tenemos, Payo Today, en la que damos la versión, desde nuestro punto de vista de cómo se trata la noticia desde la otra perspectiva. Gitano se asocia a clan, reyerta y droga, cuando la realidad es muy diferente, ya que no se menciona a los gitanos que estudian, que trabajan, que tienen empresas y que están integrados en la sociedad como ciudadanos de pleno derecho.

¿Hay una realidad en el pueblo gitano de personas mayores y otra de los jóvenes?

Evidentemente que la hay porque la sociedad y la cultura es cambiante en nuestra etnia como en el resto de la población, y estos cambios llevan a la transformación. La gente mayor tiene una forma de pensar muy tradicional y los jóvenes se adaptan más y mejor a los nuevos tiempos. Sin embargo, el núcleo duro, de los valores y del respeto, se mantiene. La forma de pensar y de actuar entre mayores y jóvenes ha cambiado notablemente.

Habla usted de valores que no cambian, ¿el respeto a la familia es uno de ellos?

La familia gitana, como en la no gitana es muy heterogénea. Los valores sí son algo que hay que conservar intactos, porque el amor por la familia y el respeto son algo esencial que no se ha perdido y que se procura fomentar. Lo que sí ha cambiado es la libertad que se vive ahora y que los mayores no disfrutaron.

¿Cuál es su cometido en la Fundación y cuál es su formación?

Mi formación es la de Trabajador Social, y mi cometido concreto es el de orientador laboral. Me decidí por esta carrera y lo cierto es que no encontré dificultades ni me sentí marginado en ningún momento por mis compañeros de estudios. En cierta medida, los gitanos somos invisibles y al detectar tu apellido das a conocer tu etnia, pero nada más. Nunca me he sentido discriminado ni por mi entorno en la clase ni por mi familia ni mis amigos. Ha habido precedentes de gitanos que han logrado acabar una carrera, y eso ha hecho que se abran caminos y que la integración sea más fácil. En cuanto a mi trabajo en el centro es el de procurar la igualdad y la integración sobre todo en empresas privadas. Una integración avalada por la formación constante, que es la mejor manera de evitar estereotipos y falsos mitos de nuestra raza. Poco a poco vamos consiguiendo que muchos jóvenes se vayan integrando en puestos laborales en el sector privado, que desempeñan con total satisfacción y eficacia.

¿El lenguaje también estigmatiza y marca de algún modo al gitano?

Históricamente ha sido así, incluso en el villancico, los que entran a robar en el portal de Belén son los gitanos... Si hablamos de integración, también hay que evitar en lo posible referirnos al gitano con términos peyorativos, como trapacero, sucio o delincuente. Son Imágenes negativas que el lenguaje fomenta.

¿No cree que también deteriora la imagen del gitano programas como Gipsy Kings?

Esa es otra de nuestras luchas y quejas que hemos formulado en diversas ocasiones. Son programas guionizados en los que la imagen del gitano está distorsionada y completamente falseada de la realidad cotidiana. Las situaciones que plantean en estos espacios no se parecen en nada a la realidad cotidiana, al trabajo diario y al quehacer de una familia gitana que trabaja, lleva a sus hijos al colegio y tiene las mismas necesidades, carencias y problemas que los demás ciudadanos.

¿El hecho de que los gitanos entren en política resulta beneficioso para la etnia?

Puede resultar positivo, y como ejemplo cabe resaltar a Juan de Dios Ramírez, que fue el primer diputado gitano. Lo negativo es que se tome como figura de referencia a personas de raza gitana por el mero hecho de captar votos al ir como relleno de listas electorales. Últimamente se ha avanzado en este aspecto y en las próximas elecciones van en puestos más o menos destacados Juan José Cortés o la abogada Sara Jiménez, una persona muy preparada que conoce a la perfección el problema de discriminación del pueblo gitano. Lo que importa es que se trabajemos todos en positivo por la integración y por la igualdad entre payo y gitano.

¿La igualdad pasa también por los matrimonios mixtos?

Naturalmente que es un factor importante. Un claro ejemplo es mi caso, ya que estoy casado con una persona que no es de etnia gitana y jamás hemos tenido ningún problema en ese aspecto. Los tiempos cambian y las leyes también porque hasta hace unos años, en la dictadura, estaban prohibidos los matrimonios mixtos. Todo evoluciona, y los jóvenes cada vez prestan menos atención a estos asuntos y viven su vida y planifican su futuro con total libertad. La sociedad es algo que va cambiando y poco a poco hay que ir adaptándose a las novedades, aunque siempre hay que conservar los valores positivos y mantener cierta identidad como colectivo y como raza.

Volviendo a la identidad y a los principios, ¿cuales son los valores del pueblo gitano?

Por encima de todo, el respeto a los mayores y a la familia. La libertad es otro de los pequeños tesoros que más se valoran en la raza gitana, junto a la independencia y no aferrarse a las cosas materiales. El pueblo gitano se distingue por su aprecio por los espacios abiertos, por disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas sin la presión a la que a veces nos somete esta sociedad que nos hace vivir tan deprisa.

¿Quedan muchos mitos y estereotipos por derribar?

Aún quedan muchos mitos y estereotipos sobre la raza gitana que debemos desmontar. Ni todos los gitanos cantamos bien y bailamos, ni todos tocamos la guitarra, ni nos dedicamos a la venta ambulante. Esos son algunos de los falsos mitos y clichés que a lo largo de los siglos se han ido acumulando y que resulta difícil desmontar. ¿Cómo se consigue? Pienso que a base de formación, de estudio, de darse a conocer a la sociedad y participar de manera activa como un ciudadano más. En las tutorías que impartimos en el centro nos preocupamos de ir desmontando estas creencias y les hacemos ver a los chavales que las etiquetas se pueden y se deben cambiar. Hay miles de gitanos que trabajan, que estudian, que aspiran a ocupar puestos laborales igual que los no gitanos. Eso se consigue con apoyo en los institutos y centros educativos para que no dejen la formación en los primeros niveles y sean capaces de terminar estudios superiores que les permitan una incorporación al mundo laboral en las mismas condiciones que el resto de alumnos no gitanos.

¿Se conseguirá algún día la integración total?

Quiero ser optimista y pensar que llegará el día en que sea posible. Todo pasa por dejar de estigmatizar al pueblo gitano y que éste sepa adaptarse a la sociedad en la que vive. El esfuerzo debe ser por partes iguales porque es la única manera de acabar con las diferencias, las falsas creencias y que por fin se destierren los estereotipos por ambas partes.

¿Qué le gustaría que fueran sus hijos en el futuro?

En primer lugar, que sean felices y que tengan la oportunidad de elegir por ellos mismos en total libertad. Eso se consigue a base de formación, de criterio y de toma de decisiones sin influencias que condicionen. Me gustaría que en el futuro mis hijos vivieran una situación distinta a la que vivieron mis padres y mis abuelos en el pasado. Mi ilusión es que participaran activamente de una sociedad de ciudadanos libres y en igualdad. Eso es posible siempre y cuando, unos y otros, dejemos a un lado los prejuicios.