Un planeta al borde del colapso

EFE-SPC
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El mundo se encuentra en un punto de no retorno a causa del cambio climático, un mal cuyas consecuencias pueden ser devastadoras con fenómenos extremos, graves inundaciones y deshielos generalizados

Un planeta al borde del colapso

No hay vuelta atrás. El último informe de Naciones Unidas sobre el cambio climático es demoledor y recalca que casi no hay capacidad de reacción para revertir el calentamiento global. Tal es así que las dos poderosas conclusiones del equipo científico de la ONU han dejado mudo al mundo: una es que la modificación del clima es culpa del ser humano y no cabe regresión, y la otra es que solo existe una pequeña oportunidad para evitar que la situación empeore. 

El planeta está en un punto de no retorno y la temperatura media ya ha aumentado 1,2 grados centígrados desde la época preindustrial de finales del siglo XIX. Esta nueva situación climática desencadenará, señalan los expertos, climas extremos con fuertes olas de calor, lluvias intensas, inundaciones y deshielo del Ártico.  

Por eso, un mayor aumento de la temperatura podría provocar que todas las regiones experimenten cada vez «más cambios simultáneos y múltiples», según el estudio presentado por el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU.

Estas variaciones estarán «más extendidas» si el aumento alcanzase los 2 grados en comparación con un calentamiento global de 1,5 grados e incluso «serían más amplias y pronunciadas para niveles más altos».

Los estudiosos revelan que en todas los rincones del planeta se producirán nuevos aumentos en los factores de impactos climáticos cálidos, mientras que habrá disminuciones de los fríos.

Así, se prevén «nuevos descensos» en el permafrost, la nieve, los glaciares y las capas de hielo, los lagos y el hielo marino del Ártico, unos cambios que «serían mayores o superiores con un calentamiento de 2 grados que con 1,5».

Las intensas precipitaciones y las inundaciones asociadas «se intensificarán y serán más frecuentes» en la mayoría de regiones de África y Asia, América del Norte y Europa.

Además, se prevé que las sequías agrícolas y ecológicas sean «más habituales y de carácter más grave» en algunas puntos, salvo en Asia, en comparación con el período correspondiente entre 1850-1900, así como un aumento de las sequías meteorológicas en algunos territorios.

Los expertos coinciden en que a partir de 2 grados, el nivel de confianza y la magnitud del cambio tanto en las sequías como en las precipitaciones fuertes y medias aumentan considerablemente en comparación con los 1,5 grados centígrados.

En este contexto, se prevé que las lluvias intensas y las inundaciones asociadas sean más agresivas y frecuentes en las islas del Pacífico y en numerosas regiones de América del Norte y Europa, así como en algunas zonas de Australasia y América Central y del Sur.

Igualmente, varias áreas de África, América del Sur y Europa experimentarán un aumento de la frecuencia y la gravedad de los períodos sin lluvia, una situación que también podría darse en Australasia, América Central y del Norte y en el Caribe.

Los datos revelan que las precipitaciones medias aumentarán en todas los territorios polares, del norte de Europa y de América del Norte, en la mayoría de las áreas asiáticas y en América del Sur.

Igualmente, se estima que un mayor número de impactos climáticos cálidos cambie en más regiones a partir de 2 grados en comparación con un calentamiento global de 1,5 grados.

Estos cambios específicos incluyen la intensificación de los ciclones tropicales y tormentas extratropicales, el aumento de las inundaciones fluviales y la reducción de las precipitaciones medias, así como el incremento de la aridez y, en consecuencia, de los incendios.

Aumento del nivel del mar

Otro de los efectos del incremento de la temperatura a nivel planetario será el aumento medio del nivel del mar. Los científicos aseguran casi con toda probabilidad que los océanos continuarán creciendo a lo largo del siglo XXI, salvo en unas pocas áreas, y con «importantes tasas de elevación geológica del terreno».

Aproximadamente dos tercios del litoral mundial poseen una previsión de aumento de la cota en torno al 20 por ciento.

Ante esta subida relativa de la elevación marítima, se prevé que los fenómenos extremos en las áreas costeras se incrementen al menos a una vez al año, cuando antes se producían de forma esporádica una vez cada siglo.

De este modo, el aumento relativo del nivel del mar contribuye a aumentar la frecuencia y la gravedad de las inundaciones en el litoral en zonas bajas y a la erosión en la mayoría de las costas arenosas.

Olas de calor máximas

Una de las principales consecuencias de la creación de megaurbes y de una urbanización brutal del planeta es que conlleva una mayor frecuencia de temperaturas extremas, lo que supondrá un aumento de la gravedad de las olas de calor.

La urbanización también incrementa las precipitaciones medias y fuertes sobre las ciudades, así como rachas de viento más intensas y una mayor peligrosidad de la escorrentía resultante.

Además, en las ciudades costeras, la combinación de eventos extremos del nivel del mar más frecuentes y los episodios intensos de lluvia y caudal harán más probables las inundaciones en este tipo de entornos. 

En consecuencia y dada la irreversibilidad del cambio climático y del calentamiento global, los expertos concluyen sobre la necesidad mundial de limitar con urgencia las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. De lo contrario los episodios de calor extremo como los vividos a mediados de agosto en España pueden convertirse en una situación habitual. Si la temperatura sube 1,5 grados respecto a la era preindustrial, el límite más optimista del Acuerdo de París, los episodios de fuerte calor que antes ocurrían 1 vez cada 50 años, sucederán cada 6 años. Y si aumenta hasta los 2 dichos fenómenos tendrán lugar cada tres años y medio.   

Al mundo solo le queda esta última llamada de aviso para intentar minimizar un peligro que ya está a las puertas del abismo.