Nunca se había recibido a los Reyes Magos de esta manera, pero el martes no hubo más remedio que asomarse a las ventanas y balcones de las casas para que los niños, y los que no lo son tanto, vieran a la comitiva real en los barrios y pedanías de Cuenca.
Melchor, Gaspar y Baltasar demostraron que su magia está por encima de las restricciones que impone el coronavirus y cumplieron con su visita anual para traer ilusión a los pequeños de la casa. Para evitar aglomeraciones no fue como otros años. Ni siquiera hubo regalos en forma de caramelos ni carrozas, pero la comitiva real fue puntual a su cita con Cuenca. Para ello, se organizaron cinco itinerarios diferentes y un objetivo: que ningún niño se quedara sin ver a Sus Majestades de Oriente. Todos los desfiles comenzaron a las cinco de la tarde. En las pedanías de Cólliga, Nohales, La Melgosa y Mohorte la visita de los Reyes Magos se adelantó a las doce de la mañana. La ciudad se dividió cinco zonas. Cada una de ellas recibió a un cortejo real compuesto por Policía Local, Agentes de Movilidad, Sus Majestades los Reyes Magos y Protección Civil y Cruz Roja. La organización de esta visita real no ha sido fácil debido a la crisis sanitaria pero lo más importante es que pudo celebrarse