Dos toledanos en los ensayos clínicos de la vacuna alemana

J. Monroy
-

«Tienes más posibilidades de que te toque la lotería, de que te pase algo gordo con una vacuna», señalan. la vacuna alemana Curevac se podría autorizar a partir del próximo mes de junio

Dos toledanos en los ensayos clínicos de la vacuna alemana

A día de hoy, la Unión Europea ha autorizado cuatro vacunas contra la Covid-19, que son Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson. Pero de aquí a unos meses es posible que se estén administrando muchas más. En España, por ejemplo, la Csic está trabajando en la suya. Pero nuestro país también está colaborando con otras, como la alemana Curevac, que se podría aprobar en junio. Dos toledanos, Santiago Gómez y Covadonga Hernández, están participando en este proceso y han recibido, como voluntarios, dos ensayos de esta vacuna para comprobar su efectividad.

Fue Santiago, catedrático de Química en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, quien se enteró por su trabajo de que Curevac estaba preparando un ensayo clínico de su vacuna en Madrid. Se trata, apunta, de un proyecto alemán, pero también con participación con otros países. Iba a empezar con las fases 2b y 3 del estudio clínico y pedían voluntarios para hacer de ‘cobayas’. «Llamé, fui para allá y prácticamente ese día ya me pusieron la primera dosis», apunta.

¿Qué le puede llevar a un joven a participar en este ensayo? «Un poco por responsabilidad científica, si puedo prestarme como voluntario, lo hago, porque estoy cien por cien seguro de que no me va a pasar nada malo», explica.

Dos toledanos en los ensayos clínicos de la vacuna alemanaDos toledanos en los ensayos clínicos de la vacuna alemana - Foto: Yolanda LanchaPor mediación de Santiago, Covadonga Hernández también se acercó a las pruebas de Curevac. «Allá que voy», pensó nada más conocer de su participación en los ensayos. Ese mismo día buscó información sobre la vacuna, mandó sus datos y al siguiente ya tenía cita.

Al contrario que Santiago, Covadonga no tiene nada que ver con el mundo científico, trabaja en una asesoría. «Lo hice un poco sin pensarlo, para que esto avance lo más rápido posible, porque es necesario; lo único que sabía es que era un ensayo de la vacuna de la Covid y fui con los ojos cerrados», confiesa.

La vacuna de Curevac es de dos dosis, con 28 días de diferencia. Se trata, apunta Santiago, de una tecnología similar a las de Pfizer y Moderna. Son vacunas de ARN mensajero, que meten en el cuerpo la información genética de la proteína del virus, para que el sistema defensivo comience a fabricar anticuerpos contra ella.

Santiago recibió hace dos semanas la segunda dosis y continúa con la vida normal. Explica que en principio desconoce si le han puesto vacuna o placebo, para no condicionar el estudio y que no esté sesgado. Desconoce si está inmunizado. En realidad sí tuvo sintomatología que puede estar asociada a una vacuna en ambas dosis, pero no se atreve a asegurar si fue así, porque no fueron síntomas muy fuertes.

Al menos tres alumnos de tesis doctoral de su Facultad se han apuntado también al ensayo clínico, lo que le está ayudando mucho a Santiago. «Por lo menos tienes alguien con quien hablar y contarle lo que te ha pasado cuando te han inyectado, ayuda bastante tener gente cerca que también está participando, porque te sientes un poquito más arropado, que tampoco es fácil hacer de cobaya, puedes en algún momento pensar que te va a pasar algo», apunta.

Tras las dos dosis, Covadonga se siente bien. Al día siguiente de ambas tuvo algo de fiebre, «con lo que quiero pensar que me pusieron vacuna, porque tienes el cincuenta por ciento de probabilidades de que sea vacuna o placebo». En realidad, «ha sido un ratito de malestar, cuerpo regular y fiebre, pero muy leve». Desde entonces, a través de una aplicación explica a diario su sintomatología. En ambos casos de fiebre, le han llamado para explicarle que si estuviera así más de 24 horas, tendría que ir a hacerse una prueba. No ha sido necesario. Hoy tiene que hacer una tercera visita a una analítica, no le han explicado para qué.

El haber participado en este ensayo no va a dejar sin vacuna a Santiago y Covadonga, si es que la necesitan. Aunque el ensayo clínico es ciego, cualquiera que ha participado tiene derecho que les informen cuando les llaman para vacunar. De forma que les dicen si tienen vacuna o placebo, y podrán decidir. En caso de no estar inmunizados, podrán acudir por la nueva vacuna, pero si el ensayo es real, ya pueden decidir ellos.

Sin miedo. Ahora Santiago apunta a todos aquellos que tienen dudas respecto a la vacuna que «miedo no hay que tener ninguno, tienes más posibilidades de que te pille un autobús o de que te toque la lotería, de que te pase algo gordo con una vacuna». Como científico, explica, solo ve ventajas en la vacunación, no ve inconveniente alguno en absoluto. Puede haber algún pequeño efecto secundario, y los colectivos de riesgo deberán estar más vigilados, pero «las ventajas que te ofrecen las vacunas en comparación al potencial riesgo, que es mínimo, hace que merezca la pena ponerte vacuna, y da igual la marca». «Si no estuviera en este ensayo y me tocara vacunar, no miraría ni la marca, miraría que me están vacunando y la suerte que tengo», apunta.

Tras su experiencia, Covadonga se muestra sorprendida de que haya mucha gente recelosa a las vacunas, y que incluso haya quienes quieran elegir la que les ponen. «Creo que es necesario que todos nos la pongamos con los ojos cerrados, si fuera un mal para la humanidad, no nos la pondrían, esto hace más bien que mal», apunta, al tiempo que anima a participar en este ensayo, que todavía sigue recogiendo voluntarios, «porque se necesitan para llegar a un fin y saber si es buena o es mala la vacuna». Recuerda a quienes tienen recelos todavía que «toda la vida nos hemos vacunado, no sabemos lo que nos ponen, porque nadie se lee el prospecto de la vacuna de la varicela, y no nos lo pensamos». Y si esto ha sido en poco tiempo ha sido con muchos estudios detrás.