Memoria de Semana Santa

J. L.
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Pablo Cortijo, doctor en Historia, analiza en una tesis la destrucción y recuperación de tallas de la Semana de Pasión de Cuenca durante el conflicto civil y los años posteriores

Memoria de Semana Santa

Hay que contar lo que ocurrió realmente con los pasos de la Semana Santa conquense», afirma Pablo Cortijo, doctor en Historia por la Universidad de Alcalá. Este casasimarreño obtuvo recientemente la calificación de sobresaliente cum laude por su tesis titulada Destrucción y recuperación del Patrimonio Artístico y Religioso de Cuenca (1931-1956), que le ha llevado cuatro años de intenso trabajo e investigación, plasmados en un volumen completo que reúne información exhaustiva sobre los pasos de Semana Santa que se arrasaron durante el conflicto civil. «Muchas de las tallas que faltaban se destruyeron y los objetos litúrgicos metálicos de las iglesias se utilizaron para metralla», asegura. 

Cortijo narra que las fechas escogidas no son fruto de la causalidad. En 1931, año en el que se constituyó la Segunda República, «se empiezan a quemar iglesias e imágenes religiosas en apenas semanas. En mayo de 1931 comienza la persecución religiosa y la quema de edificios. Se inició en Madrid y se extendió a Málaga , donde se destruye prácticamente toda su imaginería procesional». 

En Cuenca, el Gobierno republicano «se portó muy bien con la Semana Santa, recibe ayudas», pero «existieron algunos encontronazos por el tañir de las campanas de la Iglesia de San Esteban y hubo quejas porque interrumpían un concierto de música que se estaba celebrando en el templete del Parque de San Julián». Asimismo, el Ayuntamiento de la capital «cedía sus pasos sin problema para que se celebrasen las procesiones. Tenían en cuenta que la Semana de Pasión era importante, sobre todo para el turismo». 

Es un primer período de calma tensa que culminará con el estallido de la Guerra Civil y varios sucesos anticlericales. Antes, los milicianos habían expulsado a los seminaristas de Los Paules y en agosto mataron al obispo Cruz Laplana. 

«Seguramente, milicianos de fuera de Cuenca fueron quienes, ayudados por cenetistas y anarquistas locales, quemaron indiscriminadamente nuestro museo procesional, menos el Cristo de Marfil. Se dice que un miembro de la Hermandad de la Agonía esconde la talla», dice.

Entre las esculturas destruidas destacan La santa cena y El Cristo Descendido, «de madera de nogal sin policromar, porque el imaginero conquense, Luis Marco Pérez, creía que el material era de tan buena calidad que no hacía falta policromarlas; San Juan Bautista, de Luis Salvador Carmona; o La Dolorosa de Mena, salvada por la Junta de Incautación. Esa fue una de las cosas buenas que hizo la República, salvar las obras de arte de cierta importancia y alejarlas de la zona de conflicto».

Las tallas de la Hermandad de las Angustias fueron destruidas, destacando una que se le atribuía a Isidro Carnicero Leguina. El Jesús Nazareno (de Sisante) fue mutilado, pero Federico Coullaut-Valera lo restauró en los años 40.

La memoria concluye en el 56, año en el que se culminan los trabajos de recuperación de todos los pasos y del último, La Exaltación, que recuperó Marco Pérez.

Para escribir esta tesis histórico-patrimonial, confiesa haber revisado los archivos parroquiales de las iglesias protagonistas en la época –destruidos durante la guerra–, la Catedral, el Archivo Municipal, el Provincial, el de la Diputación y el del Instituto de Patrimonio Cultural Español (IPCE) de Madrid. 

Los datos recabados prueban que «Cuenca no era anticlerical. Para nada. La gran masa republicana participaba en las procesiones» y los milicianos, que «no tenían nada que ver conCuenca», fueron los responsables de la pérdida del patrimonio religioso. 

Además de arrojar luz sobre los sucesos, el joven historiador pretende que a la Semana Santa de Cuenca se le otorgue el título de Patrimonio Cultural Inmaterial. «Por ejemplo, están declarados Los Castells de Cataluña o El Silbo de la Gomera, fiestas con arraigo importante en una zona, y Cuenca debería tener también esta denominación».