El lince vuelve a Cabañeros en un mes

Ana Pobes
-

El ejemplar permanecerá en un cercón durante uno o dos años para marcar territorio y atraer a otros linces, ya que en sus movimientos de dispersión buscan rastros de su misma especie

El lince vuelve a Cabañeros en un mes

El Parque Nacional de Cabañeros volverá a tener un nuevo habitante especial después de Carla, la lince liberada en 2019 y que nueve meses más tarde murió atropellada en Villafranca de Córdoba (Andalucía). En esta ocasión se trata de Labrador, un ejemplar adulto de lince ibérico que llegará al parque con el objetivo de asentar la colonización del lince en este espacio protegido. Así lo explica a La Tribuna Antonio Aranda, jefe de Servicios de Espacios Naturales de la Junta de Castilla-La Mancha, quien señala que Labrador llegará a Cabañeros posiblemente a finales de abril, y lo hará procedente de El Centro de Investigación Agroambiental ‘El Chaparrillo’, donde este macho adulto (nacido hace cinco años en la provincia de Toledo) permanece desde hace tiempo ante la imposibilidad de valerse por sí mismo.

Un lince al que Aranda se refirió como «irrecuparable» al no poder ser liberado por diferentes circunstancias. Y es que, Labrador «no puede comer solo y tiene un comportamiento inadecuado y extraño para la especie», por lo que no sobreviviría en el medio natural libre. Por ello, su función será la de atraer a otros linces para asentar la colonización en el parque. Y con ese objetivo, permanecerá en un gran cercón que actualmente está construyendo el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN) en el propio parque. En esta cerca de aclimatación permanecerá «bastante tiempo», al menos hasta el año 2022 ó 2023, cuando en el Parque Nacional de Cabañeros se lleven a cabo oficialmente varias sueltas de lince. Será entonces «cuando se saque a Labrador para introducir los linces que se vayan a soltar», apuntó Aranda.

La presencia de Labrador en Cabañeros ayudará a atraer hasta el parque nacional otros linces, ya que «en sus movimientos de dispersión van buscando rastros o muestras de otros ejemplares». De esta forma, su estancia en el cercón de presuelta, de mayores dimensiones que el de Carla, servirá para marcar territorio con muestras y olores y así contribuir a que «otros linces puedan detectar que en ese lugar hay otro ejemplar de su misma especie». Pero su presencia servirá también como actividad educativa ambiental para que mayores y pequeños puedan ver un lince (a través de una cámara) y explicarles aspectos de por qué el lince estuvo en peligro de extinción.   

En el primer proyecto de Iberlince, recuerda Aranda, se crearon tres grandes núcleos en Castilla-La Mancha: Sierra Morena Oriental, Sierra Morena Occidental y los Montes de Toledo. Ahora, con el nuevo proyecto Life  (Life Lynx Connec) «se pretende establecer conexiones entre los núcleos de población establecidos, por lo que el objetivo es buscar puntos intermedios donde tener pequeñas poblaciones que puedan servir de conexión entre los grandes núcleos». Y el proyecto se encuentra en esa fase, la de buscar esos puntos de conexión, donde Cabañeros tiene muchas posibilidades de ser uno de ellos, ya que «se trata de un parque nacional y hay inversiones importantes por parte de la Administración», reconoció Aranda. Y para ello, tendrá un papel fundamental Labrador, que «será un foco de atracción».

balance. Asimismo, Aranda recordó que desde 2014, año en el que se empezó con la reintroducción del lince, se han soltado un total de 104 ejemplares en Castilla-La Mancha. Ahora, el objetivo no es soltar tantos linces en los núcleos en los que «ya hay una población aceptable» y donde la producción de cachorros  «es muy elevada», sino mantener y aumentar esa población. Este año se han soltado diez linces, lo que significa seis en los Montes de Toledo y cuatro en la Sierra Morena Oriental, y en el último censo de 2020 se registró la presencia de 326 linces, por lo que la población se ha multiplicado por tres en los últimos siete años.