Cuando la montaña se hace esperar

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El alpinista conquense Pedro Cifuentes tiene parados todos sus proyectos en espera de que mejoren las condiciones sanitarias y se pueda viajar

Pedro Cifuentes disfruta de la montaña en Cuenca. - Foto: Reyes Martí­nez

Pedro Cifuentes es uno de los deportistas más reconocidos de la provincia. Este alpinista está acostumbrado a viajar por todo el mundo para afrontar diferentes retos, pero desde el pasado mes de marzo ha tenido que aparcar todas sus aventuras en espera de que la pandemia pase y se pueda volver a viajar.

Su profesión de bombero del Ayuntamiento de Madrid le ha hecho vivir la pandemia desde la primera línea y reconoce que «ha sido un año muy complicado». Recuerda que cuando estaba empezando a extenderse el coronavirus estaba en la Patagonia argentina y tuvo que volver. «Regresé a últimos de febrero o principios de marzo porque ya venía la pandemia, aunque se veía como si fuese otra más como la gripe aviar o lo de las vacas locas, pero fue más serio de lo que parecía».

Nada más regresar a España, Cifuentes se tuvo que incorporar a su trabajo de bombero y asegura que «ha sido un no parar», sobre todo en los meses más críticos, entre marzo y mayo. «Tuve que estar en el hospital del Ifema, en residencias de ancianos... ha sido un año con mucho trabajo y muy difícil de asimilar, porque además hemos pasado de ser una sociedad abierta, los españoles somos de estar con los amigos en la calle, besarnos y abrazarnos, a ser una sociedad que está encerrada en casa, sin vida social y eso mucha gente lo lleva muy mal».

Trabaja en el parque de bomberos de Manuel Becerra, «el que más emergencias tiene de toda Europa» y a pesar de que ha vivido grandes emergencias como el 11M, «aquello fue un día, muy dramático», no recuerda nada peor que esta pandemia. «Esto ha sido un día, otro y otro, un trabajo de desgaste, viendo cosas que no querrías haber visto nunca».

Durante los tres meses de confinamiento Pedro Cifuentes tuvo que aparcar el alpinismo y «pasé de estar en plena naturaleza en Patagonia, en la montaña, a vivir encerrado en casa que era lo que tocaba».

No se queja porque «he tenido la oportunidad de ir a Madrid a trabajar», aunque recuerda que lo que más la impresionaba era lo solo que iba en la carretera. «Parecía que se había extinguido la humanidad, entre Madrid y Cuenca me podía cruzar con dos coches en todo el trayecto, parecía una película de miedo».

Reconoce que vivir en Cuenca ha sido «una suerte» porque desde su ventana puede ver la Hoz y eso le daba la vida. «Si viviera en un piso de 40 metros y sin ventanas me hubiera muerto, es como encerrar a un animal salvaje en una jaula, duraría poco, pero por suerte podía ver la naturaleza desde mi ventana».

A pesar de ser una persona que siempre está en contacto con la naturaleza, el confinamiento no supuso un trauma para él. «En la montaña también estoy solo, sin agua y sin comida, pero en casa puedes andar, abres el grifo y sale agua, estar encerrado es una experiencia más. Intento sacar las positivas, no las negativas y pienso que esto nos ha tocado vivirlo a toda la sociedad», indica.

No olvida el primer día que pudo salir a escalar tras el confinamiento. «Podía haber salido antes porque soy federado, pero me perecía injusto que yo pudiera escalar y otra gente no, por eso esperé a que todo el mundo pudiese salir. El primer día fue raro, sales a la montaña y conoces a todo el mundo, pero todo era distante, no poder darte la mano o abrazarte, todo el mundo con miedo, pensando que cualquiera te podía contagiar, todo lo contrario a lo que estábamos acostumbrados».

En el año que llevamos de pandemia Pedro Cifuentes ha tenido que parar todos sus proyectos porque ahora mismo es imposible viajar. «Tenía la idea de irme a Estados Unidos en junio y julio y eso desapareció, también en España tenía los retos de ir a Riglos, al Pico Urriellu en Asturias, todo como preparación para haber ido este enero a Patagonia a hacer el proyecto del Fitz Roy, pero todo eso se esfumó», cuenta este conquense, inquieto por naturaleza y que ha tenido que aparcar su gran afición durante un año.

Un proyecto el de Patagonia que se resiste porque cada vez que lo ha intentado, diversos motivos le han impedido completarlo. «Por unas cosas o por otras no ha sido posible realizarlo», señala Pedro Cifuentes que no cree que se aun proyecto que esté maldito, porque entiende que en este deporte «maldito es ir a hacer algo y que suceda una desgracia, pero no poder hacer un proyecto porque venga mal tiempo o porque las condiciones no sea las idóneas para mí no es malo, a lo mejor es porque tengo una experiencia y en un momento dado decides que hay que dejarlo e intentarlo después. La montaña siempre gana, es muy fuerte y nosotros muy débiles, hay que tener mucho respeto a la montaña y sobre todo, saber cuando cuándo es el momento».

Para este 2021 no arroja la toalla y espera poder llevar a cabo algún proyecto en la montaña. «Tengo dos o tres cosas preparadas en mi cabeza. Fuera de España he planificado dos viajes, uno a Marruecos, a un sitio que se llama Taghia y otro a Estados Unidos a Indian Creek, que es un sitio maravilloso con unas torres rojas increíbles para escalar fisuras».

Ahora tendrá que esperar para ver su las puede hacer este año. «No depende de mí», señala un Pedro Cifuentes que está deseando «volver a la vida normal», pero hasta entonces «acataré todas las medidas sanitarias que dicten las autoridades», asevera el escalador conquense en una muestra de sensatez.