La voz de los nazarenos

Leo Cortijo
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Secretarios y representantes en la Junta de Cofradías de algunas de las hermandades de la Pasión conquense relatan cuál es el sentir generalizado de cara a una Semana Santa muy excepcional por la suspensión de las procesiones

La voz de los nazarenos - Foto: Reyes Martí­nez

Carlos Pontones / La Borriquilla

«Es uno de los años más tristes desde nuestra fundación, no solo por no poder desfilar, sino también por todo el sentimiento amargo que eso supone para nuestros nazarenos. Emocionalmente es duro para todos. Y además supone un retroceso también a nivel económico, pues tenemos que restaurar nuestra capilla de la iglesia de El Salvador. Con todo, con la ayuda de los hermanos, intentaremos que salga adelante».

Eva Díez / El Bautismo

«Vivimos la suspensión de los desfiles procesionales con tristeza, como siempre que se tienen que suspender, pero además en esta ocasión con dolor e impotencia ante el sufrimiento y la muerte de muchas personas. La Semana Santa no solo es tiempo de procesión, sino también penitencia y oración y este año toca vivirla íntimamente desde estos dos puntales. Es tiempo de solidaridad y ayudar a los más débiles».

Pablo López / El Prendimiento

«Lo que vivimos absorbe cualquier cosa, ahora lo importante es la vida y la salud. Las hermandades tenemos que adaptarnos a los tiempos, no podemos quedarnos mirando y hemos organizado una recogida de fondos para comprar material sanitario para el hospital. Cuando todo esto pase estoy seguro de que vamos a recuperar parte del tiempo nazareno perdido. El año que viene desfilaremos con más fuerza y ganas».

Pedro Paños / La Amargura

«Algo así no se puede encajar bien de ninguna de las maneras. Es un año de trabajo que se va al traste y un mazazo para todos porque rompe con la ilusión de 365 días. Pero es lo que hay: ésta va a ser, desgraciadamente, una Semana Santa que recordaremos porque nos afecta a todos. La repercusión económica tiene solución; lo que no la tiene es la ruptura del sentimiento de tantos miles de personas en Cuenca».

Mikel Rubio / Jesús con la Caña

«La suspensión del principal culto externo nos llena de tristeza, el Señor lo ha dispuesto así y así lo aceptamos. Pero esto debe unirnos más a él y entre nosotros. La hermandad es, durante todo el año, la herramienta espiritual para ello. Debemos vivir la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor más íntimamente, abrazar la Cruz y, uniéndonos, rezar por los afectados o por los que luchan por que salgamos adelante».

José Manuel Alarcón / Jesús del Puente

«Añorando la secular tradición, la expresión pública de fe acompañando a Jesús el Jueves Santo, nos uniremos en oración desde nuestros hogares, pidiendo fortaleza y salud para tantos enfermos, para quienes les cuidan y luchan con ellos; paz eterna para aquellos que viven ya en el cielo, soñando juntos con un abrazo emocionado, un Miserere mirando a los ojos del Nazareno, en cuya faz esta vez veremos, más que nunca, la esperanza de un mundo nuevo».

Luis Ángel Martínez / Soledad del Puente

«El sentimiento que tenemos ahora mismo es muy intenso porque no solo no vemos las procesiones en las calles, sino porque la situación es muy desagradable y grave. Las hermandades debemos ayudar a aquellos que nos necesitan. En este caso, todos nuestros esfuerzos deben ir volcados hacia los sanitarios que cuidan por la salud de muchas personas. En esa otra procesión, desde nuestras casas, les demostramos que no están solos».

Silvia Muñoz / La Exaltación

«Esta situación nos pone en un brete muy duro a nivel sentimental porque son dos años consecutivos sin desfilar. Asimismo, económicamente también es un golpe muy duro para la hermandad porque esto no había pasado nunca antes, y más cuando tenemos que afrontar pagos. Ahora bien, más allá de lo económico, es sobre todo lo sentimental porque son dos años sin ver nuestro paso en la calle y el Viernes Santo se nos va a hacer muy duro».

Pablo Muñoz / Las Santas Marías

«Para nuestra hermandad supone más un golpe anímico que económico. Tenemos una estructura de costes muy pequeña todavía y eso va a hacer que no lo notemos en ese sentido. Donde sí se nota, y más que es el segundo año que nos pasa, es en lo referente a la cohesión de la hermandad porque al acabar de empezar lo que necesitamos es darnos a conocer y que los hermanos salgan a la calle, que haya relación entre ellos, que la gente nos vea...».

Javier Caruda / Jesús Resucitado

«Tengo el firme convencimiento de que la realidad de esta Semana Santa nos tiene que llevar a un nuevo planteamiento en muchas cuestiones por parte de la hermandad. Definir cuáles son los objetivos anuales porque hasta ahora nos volcábamos en el tema cultural y tenemos que ir más a la labor asistencial. Tenemos que volver a mirar al prójimo y ser capaces de llevar este mensaje de esperanza porque somos la hermandad de la Resurección».