Se abre la veda de los demonios

Sara Borondo
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Los diferentes estilos de Dante, Nero y V logran un combate intenso que revitaliza la serie de Capcom

Espadas, pistolas, escopetas, seres invocados y un brazo demoníaco son solo algunos de los elementos que consiguen que el nuevo Devil May Cry tenga un combate complejo pero accesible, variado, intenso y espectacular. La quinta entrega de la serie se ha convertido en uno de los mejores juegos de los últimos tiempos por ofrecer pura acción y diversión con un enfoque clásico que anima a profundizar en el combate. 

Hay tres protagonistas jugables y aunque en algunos niveles se puede elegir entre el trío de cazademonios, lo habitual es que el juego obligue a ir cambiando. El veterano y vacilón Dante es el más versátil; utiliza armas muy variadas y conocidas por los fans de la serie como la espada Rebellion, las pistolas Ebony & Ivory o la habilidad de activar su forma demoníaca, pero también muestra otras nuevas y sorprendentes como la moto Cavaliere que se convierte en dos espadas. El joven y descarado Nero, además de tener su espada motorizada Red Queen y la pistola Blue Rose, cambia su brazo biónico por distintos modelos de Devil Breaker con diferentes habilidades que revelan todo su potencial en la segunda vuelta al juego. 

El enfermizo V es el protagonista más novedoso ya que llama la atención que en un género en el que el combate es el eje central haya un protagonista que no ataca directamente, sino que invoca a tres criaturas para que lo hagan por él. Cuando el enemigo está debilitado, entra en acción V para rematarlo.

Esta riqueza en el sistema de lucha llama a los aficionados al género, que se encontrarán con un juego que reúne lo mejor de los hack and slash y lo desarrolla a la perfección. Al mismo tiempo, también tiende una mano a los jugadores menos expertos dándoles la opción de jugar en una dificultad menor y utilizar la asistencia automática para enlazar combos y activar algunas técnicas con más facilidad.