"Rehabilitar el alfar es rendir homenaje a Pedro Mercedes"

J. Monreal
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Tomás Mercedes, hijo del artista conquense

"Rehabilitar el alfar es rendir homenaje a Pedro Mercedes" - Foto: Reyes MartÁ­nez

La Comisión Ejecutiva del Consorcio Ciudad de Cuenca aprobó, el 5 de junio el expediente y la apertura del procedimiento de adjudicación de la obras de Rehabilitación y Acondicionamiento del Antiguo Alfar de Pedro Mercedes, por un importe total que asciende a 678.303,78 euros.

El proyecto tiene el objetivo de revertir el proceso de deterioro que sufre el edificio, debido sobre todo a las humedades, y recoge la creación de un itinerario expositivo y la creación de espacios multidisciplinares, de uso cultural y docente para los ciudadanos y vecinos del barrio de San Antón, como lugar para talleres de enseñanza y práctica de las artes plásticas, así como para conferencias y reuniones.

Casi 20 años han pasado desde que se hicieron las primeras propuestas de rehabilitación que, por fin, se llevarán a cabo, ya que el inicio de las obras es inminente, para evitar el abandono y la posible desaparición del que fuera taller de creación de insigne artista-artesano de la cerámica conquense.

¿Qué supone para usted que el proyecto ya tenga luz verde?

Un paso importantísimo, casi definitivo, para lograr que por fin, y después de tantos años de lucha, se consiga la restauración del alfar. No quiero lanzar las campanas al vuelo y prefiero esperar a que se lleve a cabo la inauguración, aunque lo cierto es que en esta ocasión estamos cerca de verlo hecho realidad.

¿Cómo se gestó el proceso? ¿Ofreció la familia el inmueble al Ayuntamiento?

Desde niño, cuando se hablaba de Cuenca, salía a relucir el alfar de Pedro Mercedes como algo inseparable, y la conveniencia de conservar este lugar. El proceso en sí, se inicia en el año 99, casualmente con motivo de unos deshielos de la nieve caída, que hizo que las casas o mejor dicho los habitáculos abandonados durante años, y situados justo encima del alfar, se anegaran de agua y esta se filtrara al taller. Recuerdo la voz quejumbrosa de mi padre diciéndome: «el alfar está sangrando. El duende está herido». A los pocos días hubo que ingresarlo por un problema cardiaco, pensé que la mejor medicina era darle salud al alfar, y sin contar con él, me fui a visitar a las autoridades conquenses, para ver la forma en la que podíamos intervenir en esas edificaciones. Se llegó a un acuerdo con el consistorio y el inmueble pasó a ser propiedad municipal.

¿A qué se debe que se haya demorado tanto tiempo?

Creo que por ser un problema complejo. Todos los dirigentes eran conscientes de la necesidad de su rehabilitación, pero era de propiedad privada, de mi padre, había que gastarse dinero en arreglarlo y por si fuera poco, estaba en un barrio de los entonces no muy considerados, San Antón. Para mí, como hijo de Pedro y cómo conquense, pienso que las autoridades se debían haberse implicado mucho más, aunque nunca es tarde si, como dice el refrán, la dicha es buena.

¿Influyeron los cambios de Corporación? ¿Todos los alcaldes acogieron bien la propuesta? ¿Se perdieron ayudas europeas por falta de agilidad en la tramitación del expediente y del proyecto?

Por supuesto que los cambios de Corporación han contribuido negativamente, cada cambio ha significado casi empezar de nuevo. Desde aquel proyecto inicial de Martínez Cenzano, por cierto el primer alcalde en reivindicar el alfar y de forma muy directa, de permutarlo por terrenos municipales, cosa que al no salir reelegido no se pudo llevar a cabo (primer desengaño), al proyecto Urban en el que Francisco Pulido, otro impulsor, lo adquirió desde el Ayuntamiento, para rehabilitarlo con los Fondos Urban, y que tampoco se pudo ejecutar ni en su legislatura ni la de su sucesor, Juan Ávila, por los distintos problemas surgidos, o incluso la aparición de la JCCM, cuando falleció mi padre, con el mismo resultado final. Por fin, parece que Ángel Mariscal, ha dado con la tecla adecuada, involucrando al Consorcio Ciudad de Cuenca, y de esta forma que sea este organismo, con representación de las instituciones estatales, autonómicas y locales, el que lleve a término este añorado propósito. Espero que el próximo alcalde acoja con la misma ilusión que sus predecesores este proyecto y se agilice su ejecución, porque será un bien para Cuenca y los conquenses.

¿Qué supone para usted, como hijo de Pedro Mercedes, que el alfar no desaparezca?

Supone alcanzar uno de los objetivos más importante de mi vida, que era conseguir que esa antiquísima ollería (finales del siglo XV), en la que durante tantos años trabajó mi padre, pase a ser uno de los lugares emblemáticos de Cuenca, aportando la gran cantidad de tradición, cultura y arte que atesora. Significa también que se perpetúe el nombre de Pedro Mercedes, dando a su legado la proyección internacional que se merece dentro de las bellas artes. Además, que la cerámica de Cuenca, tanto antigua como moderna, ocupe el lugar que por méritos la corresponde. La rehabilitación del alfar significa que Cuenca guarda memoria de la obra de uno de sus grandes artistas

¿Ha participado en la elaboración del proyecto?

Sí, y es muy de agradecer, ya que toda la manzana que ocupa el alfar, es de propiedad municipal desde 2010, incluida la vivienda. Por tanto la familia Mercedes, ya no tiene nada que ver con ese espacio salvo, y no es poco, todo lo referente al nombre de Pedro Mercedes. Tanto en el proyecto actual, como en el anterior referente al Urban, los representantes del Ayuntamiento han sido muy amables, nos han pedido consejo, y han tenido en cuenta nuestras opiniones.

¿Qué sentiría su padre al ver convertido el lugar de sueños en centro de artistas y exposiciones?

Una alegría inmensa al ver cumplido su gran sueño: que sus piezas permanezcan juntas, como él decía «tertuliando unas con otras». Él deseaba que el visitante pudiera percibir esas sensaciones que él trasmitía. A mí me huele a barro, a creación, a vida y espero que su otro compañero, el duende del que él hablaba, además de su inseparable José, siga merodeando en el alfar. Hablo de mi padre, pero no quiero olvidar a mi madre, Angustias, quien también estaría contentísima, viendo que todos aquellos sacrificios por mantener ese taller, no han sido estériles, y que el alfar sigue vivo y útil para el desarrollo de actividades culturales.

¿Conocemos los conquenses realmente la dimensión artística de Pedro Mercedes?

Cada vez más. El hecho de que el Ayuntamiento, nombrara 2018 ‘Año de Pedro Mercedes’, con esa sensacional exposición celebrada en Casa Zavala, y el estreno de la película El primer cacharro, el curso de la UCLM o la edición del libro Pedro Mercedes y Cuenca, La Grandeza del Barro, han contribuido a situar de nuevo artísticamente la figura de mi padre. De todas formas, creo que cuanto más se ahonda en su obra, más queda por descubrir. Pedro Mercedes ha sido el auténtico impulsor de la cerámica en Cuenca, ya que supo dar el paso para elevar el oficio de alfarero a la categoría de artista.

¿Sentirá nostalgia al ver la casa donde pasó su infancia y adolescencia en algo distinto?

Siempre quedará algo, pero estoy seguro que prevalecerá ese sentimiento de que se ha convertido en un gran centro dedicado a la cerámica, y en el que de alguna forma tanto hemos tratado de contribuir mi familia y yo. Creo que tendré mayor satisfacción pensando en el futuro de ese espacio que con los recuerdos de mi niñez y juventud .

Usted es propietario de buena parte de la obra de su padre .¿Formará parte esa obra, cedida, para ser expuesta cuando se abra el alfar una vez rehabilitado?

Por supuesto que cedería piezas si se necesitan, aunque creo que con las que hay depositadas en el Museo de Cuenca, propiedad de JCCM y las del Ayuntamiento, habrá más que suficiente para organizar una gran exposición. Pero no sólo hay obras de mi padre, en estas colecciones sino que también doné cuadros, esculturas, muebles, herramientas, y otros objetos relacionados con mi padre y con el alfar, que sin lugar a dudas, podrán hacer esa visita aún más interesante.

¿Qué puede significar para San Antón la apertura de este centro?

Sin lugar a dudas, un impulsor de regeneración del que tan necesitado está esta zona de Cuenca. Contar con un centro de esta importancia, supondría atraer turismo, con todas las ventajas que esto supone. Además, serviría de unión, entre esa parte alta del barrio y el espacio de la universidad, a través de la actividad cultural, educativa y artística que implicaría a estudiantes, y profesionales.

Estamos en un momento clave para que el proyecto de rehabilitación empiece a hacerse realidad.

¿Qué les diría a los responsables políticos y a los técnicos que llevarán a cabo la rehabilitación?

Les pediría, en nombre de la familia de Pedro Mercedes al que represento que el proyecto de consolidación y restauración del alfar debe respetar la funcionalidad y el ambiente de trabajo que tenía cuando mi padre trabajaba en él. Hacerlo interactivo y vivo. Que los visitantes puedan percibir la magia creativa que imperaba durante los años de actividad alfarera. No se trata de recrear la filosofía de un museo para exponer y mirar simplemente, sino que sea para inspirar, implicar y meter de lleno en el mundo del barro a quien lo visite. Por último, les rogaría que se convierta en un espacio vivo para la creatividad, la innovación, las artes y la cultura. Que sirviera como punto de intercambio de conocimientos y experiencias, además de referencia de todo lo relacionado con la cerámica y la creatividad que tanto abunda en Cuenca.