Familias de la escuela pública piden clases virtuales

Nuria Lozano
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Las Asociaciones de Madres y Padres afirman que la concertada sigue este método desde el principio de la cuarentena y Educación anuncia que dotará de dispositivos a los que no puedan permitírselo

Familias de la escuela pública piden clases virtuales - Foto: Reyes Martínez

La Consejería de Educación pedía esta semana a los docentes que preguntaran a las familias si disponen de conectividad en sus hogares y de dispositivos como ordenadores, tablets o móviles.

La intención es hacer llegar estas herramientas a quien no las tenga, comenzar la docencia virtual este último trimestre, y atenuar la brecha digital, quizá ante las quejas que se han sucedido por parte de padres y madres por el método que se sigue desde el inicio de la cuarentena. Un malestar que queda reflejado en la encuesta que ha realizado la Confederación Regional de Asociaciones de Padres y Madres (Confapa), ya que son muchos los hogares los que se han visto desbordados y piden más presencia visual del profesorado.

Como explica Cristina Requena, representante de Cuenca en la Confapa, «hasta ahora se intenta que se cumpla el mismo horario del colegio en casa para no perder el hábito, pero no es realista, ya que nosotros no tenemos tiempo de explicar y supervisar los deberes de nuestros hijos por estar la mayoría teletrabajando. Los maestros están 24 horas corrigiendo material de los alumnos y los padres saturados y agobiados».

En este sentido, considera imprescindible un contacto más directo y habitual entre los docentes y los estudiantes. «Hay que mantener el vínculo escolar y no quemar las ganas de aprender, acabar con esta presión, facilitarnos el trabajo entre todos, y priorizar en la salud mental de los menores, que nos están dando una lección de vida».

Requena subraya además que serían necesarios convenios para poder navegar sin consumir datos y facilitar cuanto antes los medios a aquellas familias más vulnerables que no disponen de ninguno «con el fin de garantizar la igualdad de oportunidades».

OTRA BRECHA. Por otra parte, el confinamiento ha dejado al aire otra brecha más, la que existe entre la escuela pública y la concertada. «Ellos pusieron en marcha desde el primer momento las clases virtuales y se ha visto que así es como se avanza. Medidas que, un mes después, son las que se quieren implantar en la pública», argumenta la representante de la Confederación Regional.

Efectivamente, centros concertados como La Sagrada Familia funcionan así desde el principio. Andrea Martínez, de primero de la ESO, trabaja a través de la plataforma Educamos, propia del colegio, y Teams, donde hay equipos para cada materia y diferentes apartados que incluyen videollamadas y la posibilidad de hacer exámenes online. «Si tú te organizas y llevas un horario diario es muy fácil», afirma. También hay algunos docentes de centros públicos que han optado por esta vía, pero según las familias testadas son los menos.

Por ejemplo, Diana Rodrígues echa en falta y mucho esta opción. Tiene dos hijas, una cursa tercero de la ESO y la otra segundo de Primaria. «Ninguna de ellas tiene clases online, ni videollamadas, ni nada». «Estoy preocupada y descolocada», comenta. Así, a su hija pequeña solo le envían unas láminas al día, y solo de Matemáticas y Lengua, nada del resto de asignaturas, «y esa laguna la va a tener». «Conozco a amigas mías que llevan a sus hijos a colegios concertados y los niños tienen clase con sus maestros en su horario normal con su propia plataforma, y yo no tengo eso, la desigualdad es evidente», añade.

Rodrígues cree que la labor del profesor en el aula «es insustituible, para quitarse el sombrero, y los padres no podemos suplirla, mucho menos si teletrabajamos», precisa esta madre. Pero critica como se ha gestionado todo. «Ha faltado comunicación entre toda la comunidad educativa, creo que se podría haber hecho de otra manera, no estamos preparados para algo así desde el punto de vista tecnológico».

Pide «que se encauce esto ya y que se empiecen a dar clases en tiempo real. Es la única manera de terminar con el caos que estamos viviendo y que la vuelta, si es que la hay, sea más agradable para todos».

«Si pueden ver a su profesor y hablar con él todo funciona mucho mejor»

Las instrucciones de la Consejería de Educación que llegaron a los centros al principio de la cuarentena dicen que hay que mandar las tareas cada día a través de la Plataforma Papás y cuando acabe todo esto corregir todos los cuadernos en el aula. «Una auténtica locura», afirman docentes como Asun García, maestra de Primaria en el Colegio La Paz de la capital.

Ella y otros tantos, aunque no la mayoría, han optado por utilizar los medios que tienen disponibles en sus casas para conectarse a diario con sus alumnos y alumnas. «La plataforma Papás sigue funcionando fatal por lo que yo he optado por otras», explica García. Utiliza TokApp y ClassDojo para enviar las tareas el día de antes y también vídeos didácticos que graba. La clase la imparte por videollamada por Skype, dividiéndola en dos grupos. «Ahí corregimos los ejercicios, les explico cosas y me plantean dudas». También emplea una pizarra digital a través de su smart.

En su opinión, «en esta situación que vean a su profe y puedan hablar con él es bueno para ellos y todo funciona mucho mejor».

En su aula el 95 por ciento de los niños tienen dispositivos y acceso a Internet. «Hoy en día es muy raro que alguien no tenga un móvil, por ejemplo, pero ve bien que la Administración facilite las herramientas a familias que no puedan permitírselo», apunta esta maestra.