«La nueva ley educativa es de posicionamiento ideológico»

Javier D. Bazaga
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Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas, considera que «no es de recibo que se tramite una ley educativa en medio de un estado de alarma». Añade que la enseñanza en España, tanto pública como privada, «necesita financiación»

«La nueva ley educativa es de posicionamiento ideológico» - Foto: Juan Lázaro

Pedro José Huerta comenzó sus estudios de Filosofía y después Teología en Madrid. Descubrió su «vocación» por la enseñanza cuando ofrecía sus servicios pastorales en Instituciones Penitenciarias de Sevilla, donde los reos le descubrieron que la clave estaba en la «prevención», en la educación desde la infancia, que es a lo que se ha dedicado hasta que a principios de este mes tomó posesión de su cargo como secretario general de Escuelas Católicas. Una organización a la que pertenecen cerca de 2.000 centros y que representa al 60 por ciento de la educación concertada en España.

¿Cómo está siendo la vuelta al cole este curso?

La vuelta al cole siempre es un momento único que todos recordamos con ilusión. Y este año ya sabíamos que iba a ser diferente. Lo que nos ha sorprendido es la lentitud de la administración en aplicar las medidas y, sobre todo, de comunicarlas.

Por lo demás, consideramos que en los cerca de 2.000 centros adscritos a nuestra institución la vuelta al cole está siendo tranquila, a pesar de que pueda haber algún caso particular, que será la tónica en los próximos días. Viviremos en una situación de incertidumbre y de inestabilidad tremenda. Pero no nos ha pillado en la improvisación. Desde el mes de junio hemos activado nuestros propios protocolos de sanidad, seguridad y de adecuación del centro.

Nos hemos preocupado de transmitir a los padres confianza y también formación, porque con esta inestabilidad estamos asistiendo a una vuelta al cole casi de 17 modos diferentes, lo que también nos crea complicaciones a la hora de unificar criterios. Pero se está viviendo con bastante tranquilidad, a los docentes se les ha dado formación.

¿Ha sido complicado trasladar a las familias esa sensación de tranquilidad?

Se ha hecho informando. Después haciéndoles partícipes de la situación y de las medidas que estamos tomando. Se trata de que la unión y las sinergias que estamos formando entre padres, profesores y centro, sea una colaboración real. De las cosas positivas que hemos sacado del confinamiento es mejorar la relación con los padres, y ahora es el momento de continuar y de hacerlo realidad. Pero hay cuestiones en las que no podemos llegar a más. Si la administración no da unos protocolos claros o los da tarde, como en algunas autonomías, tampoco podemos dar la información que no tenemos.

Hemos pedido a los padres mucha paciencia cuando parecía que los padres estaban llevando a los hijos a un territorio hostil. El colegio debe ser un espacio de convivencia y de seguridad. Intentamos incluso adaptar nuestro lenguaje porque hablar de grupos burbuja o protocolos de aislamiento no es bueno. Hablamos de niños a los que podemos marcar en el futuro con una terminología que no es pedagógica. Demasiados mensajes negativos han tenido durante muchos meses como para que esto siga así. Debemos asegurar que la vuelta sea tranquila, amable, y poder dar los contenidos que no se han dado.

¿Se debería haber esperado para que el curso comenzase de una forma más homogénea en todo el país?

Sí hubiéramos pedido una mayor comunicación entre las administraciones. Sobre todo porque la mayoría de la gente no entiende que en unos sitios sea de una forma y en otros de otra. Por eso pedimos que haya diálogo y un mayor liderazgo por parte del Ministerio de Educación que debe ejercerlo aunque las competencias estén transferidas.

A partir de ahí, cada comunidad autónoma está tomando sus decisiones, y no es malo, cada una tiene una situación diferente. Pero sí podemos pedir que haya diálogo entre ellos y que haya diálogo hacia afuera. Nos hubiera gustado que se hubiera contado con las instituciones, las familias, los docentes…

¿No han contado con ustedes?

Es conocido que los protocolos los han elaborado entre las administraciones, pero la comunidad educativa en general no ha formado parte de esa toma de decisiones. A nosotros solo se nos ha informado. Por eso pedimos que se continúe el diálogo, porque tenemos que dar respuesta a las familias y profesores, y a veces esas respuestas no las podemos dar porque no las tenemos.

¿Estos cerca de 2.000 centros cuentan a día de hoy con los profesores, recursos, medidas y protocolos para poder empezar el curso con garantías?

Sí. Cuentan con los recursos y con formación que se les ha dado. Se ha trabajado durante todo el confinamiento para dar esta formación al profesorado, porque ellos no son sanitarios. Tuvimos 12 webinars en los que participaron más de 12.000 docentes preparándose para la educación no presencial y online, para la educación emocional y para la evaluación, que también ha sido delicado. Ahora mismo los profesores están preparados. Los centros también, porque no se han improvisado las medidas, a pesar del retraso en los protocolos de la administración.

Pero para eso también necesitamos ayudas para la educación concertada. Por eso seguimos reclamando que el 1,2 millones de alumnos que tenemos en nuestros centros son tan merecedores de recibir esas ayudas como cualquier otro. No estamos reclamando nada para nosotros, solo una financiación para garantizar una educación de calidad y seguridad para nuestros alumnos y docentes.

Tomó posesión del cargo el 1 de septiembre. ¿Se ha sentido como un paracaidista en la primera linea de fuego con esta situación?

No, en absoluto. No me identifico con esa imagen. La institución ya la conozco y no llego de nuevas. En segundo lugar, llego para formar parte de un equipo que trabaja muy bien. Y en tercer lugar me he sentido muy apoyado y arropado por muchas personas de la institución, desde la dirección hasta anónimos directores de centros de toda España.

Además del reto de la vuelta al cole, ¿cuáles son las prioridades que se plantea para su nuevo cargo?

Desde hace tiempo las prioridades de Escuelas Católicas son las mismas. No es solo la vuelta al curso, que en este caso es excepcional y va a ser excepcional el curso entero, no solo el mes de septiembre.

Además estamos en plena tramitación de una ley educativa en la que tenemos nuestras reclamaciones. Queremos que la tramitación sea en condiciones aceptables para todos. No es de recibo que se tramite una ley en medio de un estado de alarma, en una situación semicaótica como en la que estamos inmersos.

Además, tenemos un compromiso serio por mejorar la calidad de la educación en España. El reconocimiento de la educación concertada se tiene que afianzar todavía más porque así contribuimos a mejorar la educación en España. Queremos seguir trabajando y reivindicando la función social que tenemos los centros católicos en nuestro país, una función que necesita seguir desarrollándose y reconociéndose.

Sobre esa ley Celaá, ¿qué cree que falla y qué puede aportar Escuelas Católicas para mejorarla?

Primero falla el modo en que se está tramitando, que evita el debate parlamentario, el diálogo social y el consenso. Creemos que es una ley más que viene sin debate y sin consenso, y en España necesitamos una ley educativa que nazca del consenso social. Para eso es muy importante contar con un Pacto Social y Político por la educación, que se resiste.

Además descubrimos cómo esa ley supone un ataque directo a la enseñanza concertada. Esta ley no reconoce los derechos de los padres a elegir centro, y pone en duda esos derechos con las declaraciones que la ministra ha hecho. Los padres siguen siendo los principales responsables de la educación de sus hijos como hemos visto en esta situación de crisis, por lo que pedimos que la ley reconozca la función social que tenemos.

Tenemos que mejorar la educación y la financiación de la misma, y modernizarla, y esta ley es una vuelta a la LOE que ya se consideró una ley fracasada. Y volver a una ley fracasada sin hacer aportaciones en innovación pedagógica es una ley que nace muerta. Es una ley de posicionamiento ideológico y de ataque político más que de mejora de la Educación en España.

No estamos en contra de la enseñanza pública, creemos que somos complementarios y necesarios ya que se garantiza el derecho de los padres a poder elegir. Si se eliminan las opciones se eliminan las posibilidades de elección, ¿y qué hay más democrático que poder elegir?

La enseñanza en España necesita mejoras. Necesita modernización y necesita financiación, tanto la pública como la privada.

¿Cuál es el peso de la educación concertada en España?

La educación concertada supone un 25,6 por ciento del total del sistema educativo, y dentro de ella Escuelas Católicas un 15 por ciento. Dentro de la concertada somos el 58 por ciento.

¿Va mucho por Alcázar?

Voy mucho, pero siempre menos de lo que a mi madre le gustaría. Salí con 18 años cuando me fui a Madrid a estudiar, pero siempre vuelvo a Alcázar. Mi familia está allí y sigo muy vinculado. Soy manchego orgulloso de serlo.