«El cuidador está expuesto a un elevado nivel de ansiedad»

Leo Cortijo
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La asociación social 4, que recibió el XVI Premio de Jóvenes Emprendedores, puso en práctica en dos pueblos de la provincia el cuidado del cuidador a través de la formación y del refuerzo de competencias. María Belén Calero es su trabajadora social

«El cuidador está expuesto a un elevado nivel de ansiedad» - Foto: Reyes Martí­nez

El programa ‘Cuida 2’ pretende humanizar y dar sentido al «maravilloso y vital» trabajo de los cuidadores, aquel que por encima de todo piensa en los demás. Ahora bien, nunca hay que dejarse de lado a uno mismo, y por eso resulta fundamental aprender a cuidarse para poder cuidar.

¿En qué ha consistido la segunda Escuela de Salud y el proyecto ‘Cuida 2’ y dónde se ha desarrollado?

Los valores tradicionales de nuestra sociedad se centran en el respeto, la dignidad y el cuidado de nuestros mayores en situación de dependencia. La longevidad y las enfermedades por las que atravesamos en los últimos años hacen que cada día haya más personas que necesiten ayuda y cuidados adaptados. Como su propio nombre indica, el proyecto ha pretendido cuidar del cuidador a través de la formación y del refuerzo de competencias para evitar la sobrecarga, fomentar la autonomía y el tiempo de descanso y manejar recaídas aprendiendo a gestionar sus emociones. Pero, fundamentalmente, aprender a cuidarse para poder cuidar. El programa se ha desarrollado en los municipios de El Provencio y Casas de los Pinos.

¿Qué balance hacen de esta herramienta y en qué aspectos creen que es más beneficioso?

El objetivo ha sido enseñarles, a través de diferentes talleres formativos tanto a nivel psicológico como social, a ser responsables en el mantenimiento de su salud, modificando valores y actitudes en la conducta del autocuidado. El balance que se puede hacer es muy positivo, partiendo de la satisfacción de los participantes, de la demanda de continuidad para futuros años y de la mejora de su salud a través de los respectivos talleres desarrollados. 

¿Cree que es en las zonas rurales donde se necesita en mayor medida el apoyo a los cuidadores?

Sí, por contar con una población mayoritariamente longeva y con enfermedades degenerativas que necesitan apoyo de terceras personas. Esto no quiere decir que haya mayor número de personas en situación de dependencia que en las ciudades, sino que los recursos e infraestructuras específicas para este tipo de personas son más limitadas en el entorno rural. Si nos centramos en nuestra provincia, el 90% de sus pueblos no superan los 2.000 habitantes. Debemos tener en cuenta las restricciones que supone el desplazamiento a otros municipios para algunos cuidadores para acceder a determinados servicios.

¿Qué es y en qué consiste lo que ustedes denominan el ‘Síndrome del cuidador’ y de qué manera puede ser perjudicial para unos y otros?

Los cuidadores, con frecuencia, se ven sobrecargados por la enfermedad a través de las características de la misma, del número de horas dedicadas, de la incomprensión, de las dificultades que origina en la unidad familiar una persona dependiente, de los problemas de salud que les ocasionan movimientos posturales... A lo largo del tiempo van perdiendo su independencia y su vida social. La persona cuidada demanda más tiempo y dejan de atenderse ellos mismos en beneficio de los enfermos. Se eliminan las actividades de ocio y tiempo libre, las relaciones sociales... Este conjunto de circunstancias hacen que a lo largo del tiempo afecte a su salud física y psicológica. El cuidador está expuesto a un elevado nivel de estrés y ansiedad fruto del exhaustivo trabajo diario en la atención de la persona dependiente.  Ahí es donde se necesita en mayor medida el apoyo  para los cuidadores, que a su vez revierte en  las personas a las que atienden. Si una persona no se encuentra bien difícilmente puede cuidar adecuadamente a quienes tiene a su cargo. 

¿Cuáles son las formas más efectivas de cuidar al cuidador?

Los aspectos en los que se debe incidir se desarrollan a través de intervenciones psicológicas y sociales. En ellas se les forma sobre la importancia del autocuidado: aprender a cuidarse para poder cuidar. Se les ha enseñado a reconocer las situaciones de estrés familiar y ansiedad para posteriormente trabajar sobre ellas. Se ha intervenido en la recuperación de su vida, antes de ser cuidadores. Siempre se puede buscar un espacio entre los horarios y actividades de la persona cuidada para dedicarlo a sus hobbies y aficiones. 

¿Hasta qué punto puede llegar la sobrecarga de un cuidador?

En los test y en las intervenciones realizadas se refleja que más del 85% de las personas con las que se ha trabajado, han estado expuestas a un elevado índice de estrés y ansiedad fruto del trabajo diario y de la sobrecarga que genera el cuidado. Se ha reconocido algún caso en el que el cuidador, durante un tiempo, pasó a ser persona dependiente. 

¿Se ha dado el caso de que los cuidadores hayan llegado a ser cuidados por motivos de salud?

En los primeros momentos de la enfermedad los cuidadores se sienten con fuerza para hacer frente a todas las situaciones. Con el tiempo las demandas en el cuidado se van haciendo mayores, lo que deriva en un sobreesfuerzo emocional y físico que va agotando sus fuerzas. Los cuidadores también piensan en muchas ocasiones que nadie les atenderá como ellos... Esa sobrecarga se traduce en tristeza, fatiga, ansiedad, irritabilidady sensación de no poder más. No deben tener miedo de pedir ayuda a profesionales, ellos no siempre pueden con todo. No están solos en este proceso...