«Con la pandemia la profesión farmacéutica se reafirmó más»

V.M.
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«Siempre me gusta decir que somos sanitarios muy accesibles al paciente, sin antesalas, ni listas de espera»

Luz Moya, en la puerta de la nueva sede colegial. - Foto: Reyes Martínez

Preside el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cuenca desde hace cuatro años, donde anteriormente había ocupado la vicepresidencia y la Vocalía de Dermofarmacia. Luz Moya Plaza (Cuenca, 1968), casada y con tres hijos, estudió en la Facultad de Farmacia de la Complutense y comenzó su trayectoria profesional en la capital en 1999.

Recientemente se inauguró la nueva sede colegial, ¿facilitará a los colegiados una mayor agilidad en sus consultas y a la hora de realizar cursos o talleres?

Sí, una de las funciones de la sede es atender todas las necesidades de nuestros colegiados y ahora disponemos de un espacio a pie de calle mucho más accesible, además en la línea de promover y fomentar la formación colegial, con toda clase de cursos y talleres, disponemos de un salón de actos muy amplio, con posibilidad de dividirse en dos aulas de formación, para poder albergar todas las actividades que esperemos se recuperen de forma presencial, aunque también las plantearemos mixtas, de forma online, porque Cuenca tiene un territorio extenso y algunos farmacéuticos residen en municipios muy alejados de la capital. 

La crisis del Covid ha contribuido a revalorizar la profesión del farmacéutico, ¿hasta qué punto llenaron estos profesiones el vacío sanitario tras el cierre de los centros de salud?

El trabajo de los farmacéuticos durante la pandemia ha sido fundamental, sobre todo en los meses más duros de la misma, donde los centros de salud permanecieron cerrados y el farmacéutico ocupó ese espacio que había quedado vacío a pie de calle, no sólo en las necesidades del ciudadano a la hora de requerir su medicación, sino también prestando una importante acción social, porque muchas personas venían a despejar dudas por la desconfianza generada en esos primeros meses. Podríamos decir que durante la crisis del Covid la profesión farmacéutica se ha reafirmado mucho más, siendo un referente de credibilidad entre los pacientes. 

¿Cree que el ciudadano es hoy en día más consciente de la importancia que tienen en el Sistema Nacional de Salud?

Sin lugar a dudas es nuestra gran recompensa después de todo lo vivido, porque los pacientes nos felicitaban día a día y se alegran del servicio recibido por nuestra parte, ahora falta que las administraciones también trabajen de la mano de los farmacéuticos y nos incorporen de facto como pilares fundamentales del Sistema Nacional de Salud, dotándonos de más presencia en todos los planes. A mí siempre me gusta decir que somos sanitarios muy accesibles al paciente, sin antesalas ni listas de espera, profesionales que estamos en todos los rincones, porque el 98% de la población tiene una oficina de farmacia próxima a casa.       

En cualquier caso, lo que también ha dejado patente esta pandemia es la diferencia existente entre las comunidades autónomas, porque en algunas los farmacéuticos tuvieron una mayor presencia y se les concedieron más labores a realizar, mientras que en otras, como es el caso de Castilla-La Mancha, nos vimos más limitados a la hora de colaborar de lleno en todas las tareas que consideramos hubieran sido necesarias durante esta crisis.

¿Estamos en un coyuntura especialmente favorable para impulsar ahora ese gran potencial?

Creo que es el momento de apostar decididamente por la farmacia, de comprender su realidad y necesidades, a la vez que ir incorporando muchas demandas que tenemos históricamente, como son habilitar herramientas para que haya una mejor comunicación entre el farmacéutico y el médico de familia, algo que nos parece muy necesario, y el desarrollo está hecho a través de la receta electrónica, aunque incomprensiblemente en Castilla-La Mancha cada vez que debemos comunicarnos con el facultativo tenemos que descolgar el teléfono y colapsar las líneas, con lo práctico que sería utilizando esa receta. 

¿Cuáles son otras gestiones y trámites que podrían empezar a realizarse en las oficinas de farmacia?

Una demanda histórica que facilitaría muchísimo la labor del farmacéutico es el acceso al historial farmacoterapéutico del paciente, ello nos permitiría hacer esa labor integral en todos los servicios que damos, desde conciliación a seguimiento. Otra medida sería la de los servicios farmacéuticos concertados y la gestión de los SPD (Sistemas Personales de Dosificación), una forma de facilitar al paciente su toma diaria de medicamentos, habilitando desde la farmacia soportes que faciliten esa medicación cada día y a cada hora, propiciando seguir el tratamiento tal y como lo pautó el médico y evitando desplazamientos a las consultas.

Teniendo en cuenta las particularidades demográficas de la provincia, ¿esos servicios al ciudadano se antojan aún más necesarios?

En una provincia tan extensa como la nuestra evidentemente la farmacia rural es absolutamente imprescindible, porque en muchas ocasiones el farmacéutico es el único profesional sanitario que existe en pequeñas poblaciones y la farmacia es un elemento potenciador de los pequeños municipios de la España despoblada, un incentivo y un factor decisivo para aquellas personas que apuestan por vivir en ese ámbito rural. No me gusta ser alarmista, pero hay farmacéuticos en el medio rural que hacen verdaderos sacrificios familiares y personales para permanecer al pie del cañón y abrir todos los días a dar servicio, con un calendario de guardias exigente y con las limitaciones derivadas de ser un trabajador autónomo. Actualmente, de las 173 farmacias que somos, tenemos 36 en una viabilidad económica comprometida y eso es un problema, porque si una farmacia cierra en el medio rural muchas poblaciones quedarán sin ese servicio básico.

¿Debería haberse propiciado su implicación en el proceso de vacunación contra el Covid?

Se tendría que haber habilitado a las farmacias desde hace mucho tiempo para hacer los tests de anticuerpos y de  antígenos cuando se autorizaron. Aquí vuelve a darse esa diferencia entre comunidades, porque mientras en algunas los farmacéuticos los realizan y facilitan un certificado positivo o negativo, en otras no. Por supuesto, que podría haberse habilitado a las farmacias para la vacunación de forma voluntaria -aquellas que contaran con espacio adecuado-, pero no se nos ha permitido. Lamentablemente las demandas formuladas en ese sentido al Gobierno regional no se nos aceptaron, como no se nos permitió en su momento acercar los medicamentos de diagnóstico hospitalario a los  pacientes, aquellos que les obligan a desplazarse desde su lugar de residencia hasta el hospital de referencia;la profesión farmacéutica ofreció de forma gratuita su red de distribución, que llega a todos los pueblos de forma diaria, y no se nos permitió, de hecho se movilizó a personal de Geacam para transportar esas medicinas y llevarlas a los domicilios, de igual forma que tampoco se nos permitió ofrecer atención domiciliaria a los pacientes más necesitados, aquellos que conocemos perfectamente.

Finalmente, ¿cuáles son los proyectos a corto y medio plazo del órgano colegial que preside?

De momento reiniciar la actividad colegial y  formativa, promoviendo actividades de tipo presencial y seguir demandando mejoras para la profesión, porque venimos de un verano terrorífico en el sentido de la interoperabilidad, un problema especialmente sensible en Cuenca, es decir poder servir a un paciente desplazado, a aquellas personas que vienen de grandes capitales a nuestros pueblos, y que tienen serias dificultades cuando desean retirar su medicación de las farmacias por los continuos fallos de esa receta interoperable, una consecuencia de que el Gobierno de la Nación no haya sido capaz de coordinar a todas las comunidades autónomas para establecer una única receta electrónica, ya que ahora tenemos 19 modelos y 30 tarjetas sanitarias distintas, por cierto es una situación que trasladamos la pasada semana a los Servicios Centrales del Sescam para poder avanzar en ese sentido.