El PP, a rebufo de libros biográficos

Pilar Cernuda
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Mientras Rajoy puso paz entre los suyos y criticó al Gobierno en la presentación de 'Política para adultos', Cayetana citó nombres y operaciones controvertidas al dar a conocer su trabajo

Los focos de la prensa y de los asistentes se centraron en los comportamientos de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso para averiguar el estado de sus relaciones. - Foto: Isabel Infantes

La vida del PP está condicionada hoy por la publicación de dos libros escritos por dos autores que nunca han mantenido una relación especialmente fluida, Mariano Rajoy y Cayetana Álvarez de Toledo, ni tampoco los han escrito por motivos similares: Rajoy pretendía poner en valor la política madura frente a la superficial y adolescente, y Cayetana, en cambio, deseaba narrar de forma muy sincera, a veces dolorosamente sinceras, las experiencias personales y políticas que explican por qué se ha convertido en un personaje controvertido.

En un clima envenenado por las tensiones entre la dirección nacional, habitualmente llamada Génova, y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, esos dos libros, y sus respectivas presentaciones, se han convertido en centro del debate y de rendición de cuentas personales.

Mariano Rajoy consiguió que Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso no tuvieran escapatoria: después de un mes arreglando agendas para no coincidir, no encontraron excusa para no acudir a la presentación del libro del expresidente del Gobierno y de su partido, Política para adultos. Los focos se centraron en ellos, se analizaron con lupa sus gestos y se interpretó por activa y por pasiva la frase que se escuchó a Casado -«nos vemos el lunes»- cuando se refería a que asistirían ambos a la recepción en el Congreso por el Día de la Constitución. 

También se miraron con lupa las asistencias a la presentación del libro de Rajoy. Acudió la plana mayor de su Gabinete, capitaneada por su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, equipo que no tuvo sitio en el equipo de Casado, por lo que los ministros se buscaron la vida en la empresa privada o en la profesión que ejercían antes de dedicarse a la política. También acudió el presidente castellano y leonés, Alfonso Fernández Mañueco, y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

Los exmiembros del Gobierno de Rajoy han sido discretos estos últimos años, incluso, cuando han sido mencionados frecuentemente, dentro y fuera de la política, para compararlos con los actuales dirigentes del PP o con los ministros de Pedro Sánchez. Han procurado no hacer escarnio de la crisis que actualmente vive el PP y que, probablemente, se resolvería con fórmulas fáciles que los ex conocen de memoria, pero que Casado y García Egea no ponen en práctica porque no acaban de asumir que en un partido todos ganan cuando surge una figura que, contra todo pronóstico, consigue un inesperado y masivo respaldo social. 

 

Visión de peligro

En lugar de aprovechar inteligentemente la situación y abrazarse a la figura emergente, Casado y Egea han visto a Ayuso como un peligro para el liderazgo de Casado y han abierto una brecha en el partido de consecuencias que solo se conocerán con el paso del tiempo. De todo ello, se habla en las reuniones privadas que hoy mantienen miembros del PP y es el tema del que se trataba en los salones del Casino de Madrid donde Rajoy presentaba su obra.

Días antes, muy cerca, en el Círculo de Bellas Artes, Cayetana Álvarez de Toledo presentaba Políticamente indeseable. Solo contó con dos diputados del PP, Pilar Marcos, jefa de gabinete y amiga de Cayetana y persona de su máxima confianza, y Gabriel Elorriaga, recuperado para el gabinete del grupo parlamentario, tras años de desencuentro con el PP de Rajoy, cuando Álvarez de Toledo fue portavoz. Acudieron también miembros destacados de Ciudadanos con Edmundo Bal a la cabeza y figuras del mundo de la cultura como Mario Vargas Llosa y Andrés Trapiello. 

En la presentación del libro de Cayetana destacaron dos frases: «No me van a echar del PP» y «Ayuso es un gran activo del centro derecha español». Pasaron más inadvertidas otras que, sin embargo, llevaban carga de profundidad: «Este libro es la historia de un desencanto» y «He tratado con personas que no han estado a la altura». Pero no pasó inadvertido, en cambio, que inició su intervención dando las gracias a Pablo Casado por haberle dado la oportunidad de dirigir el grupo parlamentario del Congreso. «El reto más emocionante de mi vida política». Nobleza obliga.

Mariano Rajoy, sin embargo, hizo esfuerzos por no herir a nadie en un partido que hoy se encuentra en carne viva, con heridas dolorosas, que han provocado que compañeros muy cercanos, amigos, se hayan retirado el saludo. Expresó su apoyo incondicional a Casado «Debe ser presidente del Gobierno», que equilibró con palabras de elogio a Ayuso por su valentía y por ser capaz de tomar decisiones en momentos difíciles. Se refería a la pandemia, pero hubo quien interpretó que lo que decía se podía aplicar también a la tensión que sufre el partido. 

 

Discrepancias

De la misma manera que se movió en su habitual equidistancia cuando hay discrepancias, Rajoy puso la nota esperanzadora, con su habitual terminología coloquial: «cosas como éstas acaban arreglándose». «Estas cosas», se suponía que eran la historia que hoy quita el sueño al PP y que ha roto la amistad entre Casado y Ayuso. Rajoy cumplió con el papel que le correspondía: templar gaitas con los suyos, o al menos intentarlo, y dedicar gran parte de su presentación a criticar aspectos negativos del Gobierno, algunos de ellos con su habitual sorna como los ejemplos que puso sobre el lenguaje inclusivo. 

En Políticamente indeseable, sin embargo, sí hay relatos, infinidad de ellos, con nombre y apellidos. Zancadillas y operaciones para destrozar o encumbrar y hay, además, aunque interesará menos a quienes buscan morbo, operaciones brillantemente resueltas y reflexiones inteligentes sobre los partidos actuales y la necesidad de hacer política defendiendo las ideas por encima del oportunismo.

En el PP, en el de Rajoy y en el de Casado, analizan estos dos libros,  más el de Cayetana que el del expresidente, con sentimientos encontrados. En el de Rajoy, buscando filias y fobias personales del autor que no encontrarán más allá de sus análisis políticos. En el de Álvarez de Toledo, en cambio, sí hay material para debatir, discutir, criticar y ensalzar. Material para intercambiar comentarios sobre comportamientos nobles e innobles, y conocer desde dentro episodios inimaginables de autoritarismo, celos, mediocridades, potenciar personas afines, deshacerse de las voces críticas y maniobrar para conseguir como fuera los objetivos marcados, generalmente, objetivos de poder.