El auge de los drones

Jonatan López
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La empresa de seguridad Cyrasa confirma que crece el interés en Cuenca por obtener una licencia para operar un vehículo aéreo no tripulado

El auge de los drones - Foto: LOLA PINEDA

Su nombre podría traducirse como zumbido por el sonido que reproduce y que se asemeja al vuelo de una abeja. El término procede del anglosajón drone y, aunque se dice que los primeros prototipos aparecieron durante la Primera Guerra Mundial, su uso comercial y lúdico se ha extendido en los últimos años de una manera generalizada. 

La tecnología avanza a pasos agigantados hasta el punto de que ya existe una amplia gama de modelos de aeronaves para usos diversos. Quizás se piense en los drones como un juguete que permite sobrevolar un espacio y fotografiarlo o grabarlo en vídeo, pero también hay otros usos y aplicaciones como el control de tráfico que efectúa la Policía Nacional, la actualización cartográfica del catastro que lleva a cabo Hacienda, la búsqueda de personas desaparecidas, extinción de incendios, investigación o detección de plantaciones de marihuana. 

«Las posibilidades son infinitas. Se puede usar en agricultura, para la inspección de líneas eléctricas, la eficiencia energética en placas solares, o en arqueología. Permite ver una perspectiva que no se observa a ras de suelo, realizar imágenes digitales, térmicas o fotogrametría», relata Santiago Macharal, director y jefe de seguridad de la empresa conquense Cyrasa, que confirma que en Cuenca también ha crecido el interés por estos vehículos aéreos no tripulados.  

El auge de los dronesEl auge de los drones - Foto: LOLA PINEDACualquier persona puede comprar un dron de diferentes características, pero Macharal advierte que la legislación europea, que entró en vigor el pasado 1 de enero, «hace más permisible la utilización y también está más controlado tanto su uso como su tenencia. Quien tenga un dron tiene que registrarlo y matricularlo». 

La normativa especifica que si el dron pesa menos de 250 gramos «solo es necesario el conocimiento del manual de uso, pero si tiene sistema de captación de imágenes es obligatorio registrarlo». 

Y es que la Unión Europea «ha hecho el uso más permisivo para que la gente pueda utilizarlos, pero con determinadas medidas de seguridad y obligando al usuario a que conozca la normativa, y matricule su aeronave por posibles incidentes y responsabilidades».

Restricciones. Cabe subrayar que la legislación prohíbe que en cualquier localidad que esté dotada de un aeropuerto, aeródromo o helipuerto se pueda volar en un radio de acción de ocho kilómetros, en zonas de especial protección para las aves (ZEPA), o se vulnere la Ley de Protección de Datos y el Derecho al Honor e Intimidad de las personas. 

De no cumplir con la normativa, «las sanciones son muy elevadas. Es ley aeronáutica», dice el experto, que recuerda que el que pilota un dron debe tener en cuenta que hay que visualizar siempre la posición del aparato y no se debe superar los 120 metros de altitud. A partir de esa elevación no solo es ilegal sino que podría causar algún accidente aéreo. «Desde Cuenca se puede ver la pista de aterrizaje de Barajas. A 1.500 metros de altitud, los aviones ya están aproximándose a pista y si se subiese a esa altura un dron podría producirse una catástrofe», cuenta el experto, quien afirma que «la irresponsabilidad es tremenda».

Hacer volar un dron «no es difícil, pero no se puede estar bajo los efectos del alcohol o de las drogas, como cuando se conduce. Hay que evaluar el entorno de la operación y tener en cuenta si hay viento o si llueve. Una emisora es un pararrayos y si hay una tormenta, cabe el riesgo. Hay que estar concentrado como cuando se coge el coche». 

En el futuro inmediato, ya hay normativa para el EU Space –espacio europeo– y se estudia la construcción de edificios que tengan una vertiente aeronáutica. «Sus torres ya no son cuadradas, sino redondas, y tienen pequeños helipuertos en cada una de sus plantas. Eso significa que va a cambiar el paradigma. Ya no tendremos solo las coordenadas ‘X’ e ‘Y’, sino que sumaremos la ‘Z’ de altitud».