"De carnavalera no te puedes jubilar"

Riánsares L.C.
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Divertida, sin prejuicios, atrevida e imaginativa, sola o acompañada, es una auténtica carnavalera «de cuna» que disfruta de esta fiesta en todas las facetas posibles. No ha dejado de disfrazarse, es toda una leyenda.

"De carnavalera no te puedes jubilar"

Divertida, sin prejuicios, atrevida e imaginativa, sola o acompañada, es una auténtica carnavalera «de cuna» que disfruta de esta fiesta en todas las facetas posibles. No ha dejado de disfrazarse, es toda una leyenda como máscara de baúl o de trajes de confección propia, creando el diseño, el maquillaje y hasta los bailes de la comparsa. Con Riánsares Domínguez la expectación siempre está servida. Este sábado, a las ocho de la tarde, en el auditorio municipal de Tarancón, es la encargada de pregonar el Carnaval 2019 en un acto de cine.

¿Quién le inculcó el Carnaval?

En mi familia les gustaba muchísimo, a mi padre, a mi madre, a mis tías, sobre todo las jóvenes, a mis hermanos, a todos. Lo he tenido presente en casa toda la vida, de pequeña ya me vestían. Mis abuelos me contaban que en su época los casinos estaban abiertos de día y de noche, que se vestían para que no les conociera nadie, hasta que a las doce se quitaban las caretas, el que no quería se iba antes. Luego con Franco las cosas cambiaron, pero había gustado tanto que esta afición siguió y siguió.

¿Qué recuerdos tiene de niña?

Cuando éramos pequeños me acuerdo que había baile de disfraces para niños los domingos en el Casino Nuevo, mis padres nos llevaban, cada uno iba disfrazado de una cosa, era fabuloso. Tengo una foto de bien pequeña ya vestida de flamenquita, en los colegios también se hacían actividades de Carnaval, también mis hermanos. De joven me siguió vistiendo mi madre y luego ya empecé por mi cuenta, comencé a ponerme careta y no veas que bien cuando descubrí lo que era taparse la cara y decir ay, ay, ay que no me conoces y meterte con todo el mundo. Entre las máscaras somos muy pillas, si conocía a alguien mandaba a mi compañera a que le contara esto y lo otro...

¿Siempre se prepara los disfraces?

Desde pequeña mi madre me inculcó aprender a coser y yo me hacia trajes de todo, he sido muy inventiva. Me gusta mucho el diseño, todo lo que es el arte, he sido aficionada a la pintura, al baile. Desde niña imaginaba, y como no había los medios de ahora, aprovechábamos mucho lo que había en casa, deshacíamos un traje para hacer otro.

¿Qué le ha aportado el Carnaval?

Me lo he pasado muy bien, era muy familiar, con mis hermanos, con sus amigos y los míos. Mi madre conocía a mucha gente, tenía los baúles llenos de cosas. A la casa de mis padres en Carnaval venía todo el mundo y salían con cualquier cosa. Se vestían para las discotecas, se hacían unos bailes y daban unos premios, es una pena que eso se haya terminado. Me refiero a la época de los años 70 o así, en la que era novia de mi marido.

Usted ha sido testigo de la época dorada del Carnaval de Tarancón, en los años 80 y 90, ¿cómo lo recuerda? 

Salíamos con unos trajes impresionantes, nos empezamos a vestir con los novios, luegos los matrimonios de recién casados, tuvimos una etapa de comparsa, al principio éramos hombres y mujeres, luego no sé por qué los hombres se apartaron un poco... A algunos cuando empezaron a conocerlos ya no les gustaba, lo que querían era dar la murga, pero es muy difícil en un pueblo si sales todos los años que no te reconozcan. 

¿Tendrá mil y una anécdotas?

Un año nos vestimos de fantasmas y partimos la cuadrilla de amigos en dos, éramos un montón. Los hombres llevaban un sombrero y las mujeres una flor, lo demás era una sábana entera. Salíamos unos pocos y dábamos la murga, luego nos íbamos al servicio y nos quitábamos el disfraz, salíamos con ropa de calle, luego otra vez disfrazados, y el mosqueo de la gente era tremendo, te metías con todo el mundo, decían fulanito no puede ser que lo he visto yo por ahí ahora mismo. Eso era el Carnaval, tener a la gente pendiente de quién será, una vez hasta me siguieron y tuve que meterme en casa de mi tía y salir por detrás para poder llegar a casa sin que me conociesen.

Anécdotas más recientes, pues cuando me vestí de nana de cría con mi nieto recién nacido al que tenía que cuidar, pero como no quería renunciar a vestirme de Carnaval pues me fui con él. Hay veces que no tengo con quien salir y me voy sola, me dicen pero dónde vas.

¡Cuánto ha cambiado el concepto del Carnaval hoy en día!

Sí, porque antes era menos importante el traje, se trataba de conseguir que no te reconocieran, de hacer reir a la gente. Se creaba expectación sobre quién se vestirá ese año, quién dará la murga. El concepto coger un personaje y meterte en su papel, con la cara muy tapada, disimulando los pasos y los movimientos para no ser reconocido. Ahora es mucho de vaso, van como si fuese un galopeo, y eso no es, porque lo bonito es representar a alguien, yo lo mismo este año a Jesulín. El Carnaval libre se ha perdido en Tarancón, seguimos manteniendo algo por la mañana, salimos muy pocos, Alberto, Blasi y yo, y prácticamente nadie más.

¿Cuáles son los requisitos para ser una auténtica carnavalera?

No tener vergüenza y ganas de pasarlo bien, no tener prejuicios, ni miedo al que dirán. A veces pienso, comentarán mira la mujer de Emilio Loriente, pero me da igual no hago daño a nadie, al contrario, me lo paso bien e intento divertir también.

¿Cómo surgió su última cuadrilla, el grupo de mujeres Azabache?

Estuve mucho tiempo enseñando sevillanas en mi casa, a un montón de gente, llegué a tener cien personas al día, y de ahí surgió. Éramos unas doce, nos hacíamos los trajes, que empezaron a ser más espectaculares, a todas les gustaba ir de guapas. Una vez salimos de época, otra como de hadas del bosque, de egipcias, pero sobre todo de fantasía. Hay que saber que cuando es un Carnaval de comparsa tiene que ser fantasía, cuando es de máscara cuanto más fea vayas mejor, más te ríes. A mi me gustan todas las facetas. 

Después de las fiestas ya nos poníamos a preparar, cosíamos desde octubre, siempre en mi casa. Tenía una habitación grande que era donde nos juntábamos todas las tardes, era el taller de Carnaval. Merendábamos, todo era a escote... Hacia mucho ejercicio, cuando me iba a andar o a correr un poquito pues me ponía a pensar de qué podíamos ir ese año, me imaginaba el traje, luego lo dibujaba, pensaba en el maquillaje, el baile y todo lo demás. En aquella época salíamos todos los días, en el Carnaval libre, lunes y martes, el sábado de Carnaval, el Domingo de Piñata. A veces incluso hemos salido con algún traje en el desfile de carrozas de las fiestas patronales animadas por el Ayuntamiento al ser trajes tan vistosos. Además de la calle, concursábamos en las discotecas, Tower’s y Xandro’s, después en el Casino Nuevo. También el martes por la noche, que aquello desapareció. 

¿Qué queda de aquel Carnaval?

Muy poco, algunos hemos seguido disfrazándonos pero ahora todo ha cambiado. El martes había concursos por la noche y todo el mundo trabajaba al día siguiente y no pasaba nada, se iban directos si hacia falta,  sin dormir. La juventud se ha ido fuera y ya no lo viven, o los que están aquí pues tienen otras maneras de pensar y de divertirse. 

La vida ha cambiado y ha cambiado para bien. Hay que tener en cuenta que es que antes también estabas deseando que llegara el Carnaval porque era una de las pocas formas de divertirse, de relacionarte con chicos y chicas, hablamos de una época en la que se necesitaba esa libertad y esa distracción. En el Entierro de la Sardina, donde menos tiempo daba a que te conocieran, ibas de loca o de vieja encorvada, manifestabas la pena de que termine el Carnaval y llegue la Cuaresma, que antiguamente era un tiempo muy de luto, me acuerdo que cerraban los bares y apagaban las luces cuando pasaba una procesión, y ni bailes ni nada.

¿Qué le parecen los desfiles infantiles de ahora con los escolares?

Mejor que nada, al menos hace que se mantenga y se puede crear cantera. Antes no había desfiles y ni horarios, te vestías y salías cuando tu querías, que es lo que sigo haciendo yo. Ibas a las tiendas, a la casa de una vecina, por todo el pueblo. Lo heredamos de la época en la que estuvo prohibido, cuando por ejemplo a mi madre se la llevaron una vez al cuartel detenida y tuvo que ir mi padre a por ella. Y yo recuerdo una vez que estando disfrazada empezaron a decir que vienen los guardias y me metí en una casa, no me conocían, había un niño que empezó a gritar al ver una máscara y yo diciendo que no pasaba nada, te metías donde fuera con tal de que no te pillaran.

¿Cómo vive la fiesta de los años 60, que secelebra desde hace 20 años, la víspera del Domingo de Piñata?

La gente se tiene que mentalizar que ese día hay que salir desde por la mañana, yo fui una de las primeras que iba al supermercado o donde fuera ya vestida cuando nadie lo hacia aún. Conozco bien los orígenes de esta fiesta, la ideó mi sobrino Clemente Loriente, con Pablo Mena y Lete, que entonces regentaban la discoteca Tower’s. El primer año no fue casi nadie vestido, al siguiente ya había más y así fue de menos a más, ha crecido muchísimo. Es una fiesta temática de discoteca, de bailar música de esa época, de salir los jóvenes y mayores, y así sigue pasando, yo ahora con mis nietos, a los que les hago los trajes.

El Carnaval es todo y si pega pues pega. Si se ha terminado en los días de diario, pues vamos a hacerlo los sábados. Yo le he propuesto al Ayuntamiento que el día del pregón pueda llegar a ser un sábado más de Carnaval. Este año voy a hacer algo espectacular, aunque los inicios siempre son un poco más ajustadillos, y la idea es que el Ayuntamiento lo siguiera organizando y que cada año pudiera ir sobre un tema, para que llame la atención. Si la gente responde se pueden hacer bailes por la noche el día del pregón, hacer un día más de Carnaval, a mi me gustaría. 

¿Qué supone ser la pregonera?

Me lo llevan diciendo mucho tiempo y esta vez me he animado, es como que ya me voy a jubilar, bueno de carnavalera no te puedes jubilar en la vida. Llevo preparándolo casi un año y estoy emocionada porque he animado a muchísima gente a colaborar y todos me han dicho que sí, va a merecer la pena, aunque me dicen en qué lío nos has metido. Van a ser muchos en el escenario, que no para todos es fácil, y también detrás.

Vamos a poner todo lo mejor que tenemos, estamos muy motivados, pero claro no somos profesionales. Tengo que dar las gracias porque se está brindando todo el pueblo.

¿Cómo anima a vivir el Carnaval?

El Carnaval es que lo tienes que llevar tu dentro. El Carnaval es una sonrisa, hay que salir y disfrutar, lo tienes que vivir. Que aprovechen esta época para divertirse, que todo el mundo trabaja pero hay que sacar tiempo de donde sea. Mencionar también a carnavaleros como Paletilla, Zacarías, El Chato, el tío Periga y tantas personas que hay luchado por el Carnaval de Tarancón, en una época en la que no había de todo o se valoraba más por el morbo de lo prohibido. Con un poco de ingenio, qué bonito es mofarse de uno u otro sin hacer mal, sacar una sonrisa a cara descubierta o no, ésa es la esencia.