Los inversores consideran que el mercado inmobiliario español se está comportando como un indicador de enorme volatilidad. Así, si el pasado año su rentabilidad se mantuvo en una media del 7,4%, en lo que llevamos de 2019, la Asociación Española de Análisis de Valor (AEV), que reúne a las principales tasadoras del país, ha alertado de un frenazo en la demanda y en el beneficio de este tipo de inmuebles motivado por las fuertes subidas de los precios que ha experimentado el sector, principalmente las grandes ciudades del país.

En 2018, Madrid, Málaga y Valencia protagonizaron el tirón del mercado del alquiler con un incremento de precio interanual por encima del 10%. La capital de España capitaneó las subidas, con un avance del 12,8%, seguido de Málaga, con un 12,4% y Valencia un 11,4%. En Barcelona, el beneficio de los pisos en renta creció la mitad, un 5,2%, quizás por que actualmente son los inmuebles más caros del país y donde mayor demanda existe. 

Ante un comportamiento que ha superado en los últimos cuatro años un 30% de incremento y sigue al alza, los inquilinos han llegado al límite de su capacidad de pago, después de una crisis que se ha caracterizado por la congelación salarial en la última década, con una pérdida del poder adquisitivo de un 20% y que aún no se ha recuperado.