El curso de la pandemia disparó los aprobados en Secundaria

Leo Cortijo
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El 73% de los que estudiaron Secundaria en el curso 2019-2020 y el 95% de los que terminaron Bachillerato pasaron con todas las asignaturas aprobadas, 15 y 10 puntos más que en el curso anterior, respectivamente.

Un grupo de estudiantes abandona el instituto en dirección a sus casas tras recibir clase durante la mañana. - Foto: Reyes Martínez

De la noche a la mañana hubo que cambiar las pizarras y las tizas por la pantalla del ordenador, el pupitre por la mesa del escritorio y el aula del colegio por el despacho de casa. El estallido de la pandemia obligó a una adaptación a las circunstancias a marchas forzadas, en pleno curso académico y con el último trimestre todavía por afrontar. En marzo de 2020 un virus con etiqueta de corona puso en jaque todos los estamentos de la sociedad, incluyendo un sistema educativo que solventó la papeleta con nota para las complejas circunstancias que le tocó vivir.

Ahora, con la experiencia que ofrece haber experimentado las idas y venidas de una pandemia en forma de olas, brotes y tasas de incidencia, y dentro de una situación de relativa normalidad gracias a la vacunación, es hora de hacer balance de lo que supuso la recta final de ese curso 2019-2020 en lo académico. Según los datos publicados hace escasos días por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, la primera y más inmediata conclusión es que el curso del Covid disparó el número de aprobados en ESO y Bachillerato. Esos registros ponen de relieve que el porcentaje de alumnos que recibieron el visto bueno en todas las asignaturas para promocionar de nivel fue mucho mayor que durante cursos anteriores.

De esta forma, por ejemplo, casi el 73 por ciento de los chavales que en el 2019-2020 cursaron alguno de los cuatro años de la Educación Secundaria Obligatoria pasaron de nivel con todas las materias aprobadas, 15 puntos más que en el 2018-2019 (58%) y 17 si la comparación se realiza con el 2017-2018 (56%). Por el contrario, la cifra de jóvenes que pasó de curso con alguna materia suspensa se redujo entre seis y ocho puntos porcentuales, pues del 28 y el 26 por ciento de dos y un curso antes, respectivamente, se pasó al 20 por ciento en el ejercicio 2019-2020.

Esta sintomática radiografía no es inherente a la ESO, sino que en Bachillerato ocurre tres cuartos de lo mismo. La cifra de estudiantes que aprobaron el segundo de estos dos cursos y que, por tanto, pudieron realizar la selectividad para acceder a estudios universitarios o ciclos de formación superiores durante el año del Covid fue de casi el 95 por ciento. Eso supone en torno a diez puntos más que en los dos años anteriores, que se movieron en cifras muy similares, 85 y 82 por ciento, respectivamente. Si la lupa se posiciona sobre el primer curso de Bachillerato, el nivel de aprobados en comparación es mucho mayor, de unos 20 puntos, y es que del 65 por ciento con todas las materias satisfactoriamente evaluadas en los dos cursos anteriores, se pasó al 85 por ciento en el 2019-2020.

¿Un trimestre perdido?. «Ese trimestre nos cogió a todos desprevenidos y no se supo muy bien cómo reaccionar». Así, con la sinceridad por bandera, justifica el presidente de ANPE Cuenca, José Vicente Villalba, los datos publicados por el Ministerio. Una fotografía fija de un momento muy concreto y generalizado en todo el país, y es que «estábamos acostumbrados a trabajar de una manera muy académica, con exámenes, pruebas y trabajos y llegó un momento en el que nos preguntamos: ¿y ahora cómo evaluamos a nuestros alumnos?». La tesitura a la que se vieron abocados no fue fácil porque «no se podía evaluar a los alumnos de una forma objetiva porque no había los medios precisos». Ahí entraron en juego los «déficits tecnológicos» de algunos chavales, que generaron brechas en el aula de compleja resolución.

Así todo, Villalba reconoce que «no fueron unas notas muy objetivas y se evaluó de una forma mucho más benevolente» debido a las circunstancias extraordinarias sobrevenidas con las que fue casi imposible lidiar. No sabe si fue un trimestre «perdido», pero sí de «transición» que más tarde provocó, «como se vio en el curso siguiente», algunas lagunas en los conocimientos adquiridos.

«Queremos evitar que esto vuelva a suceder». En el curso 2019-2020 se levantó la mano. La papeleta no era sencilla. «Se pensó en salir del paso como pudimos y al año siguiente ver cómo lo podíamos solucionar», comenta el presidente de ANPE Cuenca, José Vicente Villalba. Esa solución, la que se aplicó en el curso pasado, fue apostar por más recursos humanos y programas de refuerzo «para paliar y subsanar» los déficits académicos de los alumnos. Desde ANPE  quieren que esto «no vuelva a suceder» y eso pasa –argumentan– «por reducir el número de alumnos por aula bajando las ratios, establecer desdobles, crear programas de refuerzo y dotar de más profesorado».