Aunque los festejos en las plazas de toros se hayan reducido hasta prácticamente la nada debido a la propagación del Covid-19, la preparación de Sergio Galán en el campo sigue siendo máxima. Y, como no puede ser de otra forma, esa siempre va de la mano de sus caballos. Esa maquinaria no puede parar bajo ningún concepto, pues los animales no entienden de coronavirus y no saben si la temporada cerrará con los paseíllos bajo mínimos. De hecho, el rejoneador de Tarancón aprovechó el invierno y, sobre todo, el parón desde el estallido de la pandemia para elevar el nivel de su cuadra, especialmente el de dos nuevos caballos que ya forman parte del equipo: Imperio, Bribón y Noche.

El primero de ellos, para banderillas, es hijo de Vidrié. Este lusitano puro, muy torero, gusta e ilusiona al jinete porque «se recrea mucho en la suerte», y es que hay momentos incluso en los que la ralentiza porque «le gusta pasárselos muy cerca». Galán cree que «tiene el toreo dentro y, sobre todo, el puro y clásico que yo quiero hacer».

A Bribón ya se le pudo ver, por ejemplo, en el paseíllo de la corrida de Illescas justo antes del comienzo del confinamiento. Hermano del bello Capricho, este luso-árabe era una de las grandes novedades de la temporada 2020. Este impecable castaño brillará con luz propia en banderillas la temporada que viene.

Finalmente, hay que destacar a Noche, hijo de una de las estrellas de su cuadra, Ojeda. «Es un potro que me tiene muy ilusionado porque ha evolucionado muchísimo en muy poquito tiempo», destaca el rejoneador. Y es que, añade, «tiene un carácter extraordinario porque es un caballo muy agresivo toreando pero a la vez muy frío y templado, lo que hace que el animal te transmita mucha seguridad».