La metamorfosis de Miquel Barceló

José Luis Picón (EFE)
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El mallorquín conversa con Picasso en el Museo de Málaga a través de un centenar de sus obras, muchas de ellas cerámicas o acuarelas

El creador isleño derrocha libertad y color en su nueva muestra en Málaga, donde expone más de un centenar de piezas de su última etapa. - Foto: Álex Zea

Toda la obra de Miquel Barceló es una ruptura, un cambio, una metamorfosis. «Es pura digresión», como asevera el propio autor, que ha reunido casi un centenar de piezas creadas desde 2014 en la nueva exposición temporal del Museo Picasso de Málaga, con la que refuerza además la relación «muy estrecha» que ha tenido desde su juventud con el pintor malagueño.

Y es que el artista mallorquín ha confesado que, cuando tenía «9 o 10 años», su artista preferido «era Walt Disney», después le empezaron a gustar otros pintores «muy vistosos» y desde muy joven le atrajo Pablo Picasso y, desde entonces, no le ha «dejado de gustar».

«La primera vez que fui a París, visité todos sus talleres. No entraba, pero absorbía algo», asegura Barceló, que ha tenido una relación con Picasso «como con pocos artistas», entre los que cita a Tintoretto o Jackson Pollock.

Óleo titulado ‘Tercer tercio’, realizado con técnica mixta. Óleo titulado ‘Tercer tercio’, realizado con técnica mixta. En este sentido, apunta que, cuando estuvo en el estudio de Pollock, tuvo «la sensación de que hablaba con él», mientras que cuando viajó a Venecia «casi hablaba con Tintoretto, pero un psiquiatra le pondría nombre a esto», bromea.

Sobre la exposición en Málaga, explica que «tiene un año de retraso», al haberse aplazado en 2020 por la pandemia, pero durante el confinamiento «ha ido cambiando y adaptándose a los nuevos tiempos», algo que consideraba «absolutamente necesario».

En la muestra juega un papel central su cerámica, que Barceló califica como «una caricatura de la pintura» y como una forma de quitarse «de encima las cosas, de transformarlas casi en irrisorias».

‘Defilé’, acuarela sobre papel. ‘Defilé’, acuarela sobre papel. «A la cerámica la maltrato mucho cuando está fresca, se rompe a menudo y es un milagro que esté aquí. Es un proceso de alquimia, una forma de pintura que ha pasado por el fuego, como otros cuadros han pasado por el humo o por las termitas en África, o una de las obras se está desmoronando y es una suerte verla ahora, porque quizás en unos años no quede nada».

La exposición se titula Metamorfosis, como la obra de Kafka que Barceló ha ilustrado con acuarelas que se pueden ver en Málaga.

Para el artista, en esa obra «se anunciaban las cosas terribles del siglo XX», Kafka «se sentía un bicho raro, porque era un bicho raro», y en sus páginas «se notaban los tambores de guerra».

‘Tonnyna negra’, cerámica.‘Tonnyna negra’, cerámica.Respecto a las acuarelas, los colores tan intensos de estas piezas remiten a los azules de Prusia, explica Barceló, «que a finales del siglo XIX utilizaba Picasso porque eran los más baratos que había», y el artista recuerda que, «del mismo procedimiento químico, se creó el ácido prúsico, con el que los nazis mataron a cinco millones de personas».

 

Carácter viajero

La exposición incide asimismo en la naturaleza trashumante de Barceló, que ha viajado y residido en numerosos países que han quedado plasmados en su obra, aunque el creador precisa que él no busca en absoluto «el exotismo».

«Si cambio de sitio, es porque hay demasiada gente en un lugar. Ahora, el confinamiento ha venido a mí, y la exposición refleja muy bien los últimos tiempos», aclara Barceló.

Por su parte, el comisario de la muestra, Enrique Juncosa, resalta cómo en este trabajo reciente de Barceló se observa una «irrupción del color», porque mientras que en otras etapas los colores «parecen apagados», aquí aparecen «de manera mucho más expresiva y creativa».

Conjunto de siete esculturas de bronce, en donde el artista simboliza cerillas quemadas.Conjunto de siete esculturas de bronce, en donde el artista simboliza cerillas quemadas.Al tratarse de un artista «muy prolífico», es habitual que en sus exposiciones solo haya «una o dos obras de cada serie», pero en la selección del Museo Picasso de Málaga «existe la oportunidad de ver muchas», según Juncosa.

En sus pinturas se confirma que en los últimos cinco años ha habido «un momento increíble de ebullición pictórica de Barceló», señala el comisario, que destaca asimismo el grupo de siete esculturas de bronce de gran tamaño instaladas en el patio central del Palacio de Buenavista y que representan cerillas quemadas.

«Hay referencias quizás a Giacometti, por la verticalidad, y la ironía de hacer un monumento a una cosa ya desgastada, a algo que ya no tiene valor», afirma Juncosa.