El reelegido presidente de la Junta, Emiliano García-Page, no sólo cuenta con el apoyo de una clara mayoría de los castellano-manchegos, sino también con la benevolencia de la mayoría de aquellos que no le votan. Así se refleja en la encuesta poselectoral efectuada por el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) tras los últimos comicios autonómicos. Según esta encuesta, una mayoría de los votantes del Partido Popular y Ciudadanos, las dos fuerzas de oposición frente la mayoría absoluta del PSOE en las Cortes de Castilla-La Mancha, dan un aprobado a la gestión del Gobierno encabezado por García-Page durante la pasada legislatura.
Una de las preguntas de la encuesta cuestiona a los 400 entrevistados por el CIS en 47 municipios de la región sobre cómo calificarían la actuación de su Gobierno autonómico en los cuatro años previos a las elecciones. Se ofrecen cinco opciones de mejor a peor: muy buena, buena, regular, mala, y muy mala. Si nos fijamos en que regular queda en mitad de las calificaciones propuestas, sería equiparable al 5 de una escala del uno al 10 con el que en cualquier examen se da el suficiente para superar materia. Y eso es lo que conceden al Ejecutivo de García-Page un 53,8 por ciento de los votantes ‘populares’ y un 54,8 por ciento de los de Ciudadanos. A esto, se suman otro 11 por ciento en el PP y otro 9,5 por ciento de liberales que consideran la gestión de García-Page como buena. Por contra, sólo un 22,6 por ciento en el PP y un 31 por ciento en Ciudadanos tachan esta gestión de mala, y el porcentaje en muy mala se limita en cada partido a un 3,2 y 2,4 por ciento.
Saliendo de los partidos parlamentarios de la región, los votantes de Vox son los más críticos con la gestión de García-Page. Aquí son mayoría los que la tachan de mala, un 35,7 por ciento, mientras otro 28,6 por ciento la aprueba con un regular, y empatan con un 7,1 por ciento los que la ven como buena o muy mala.
Ya en el lado izquierdo del electorado, los votantes de Unidas Podemos tienen una positiva visión del Gobierno regional, en el que Podemos llegó a participar en la pasada legislatura. Su gestión es calificada como buena por un 26,3 por ciento, y regular por un 42,1 por ciento. La califican como mala otro 15,8 por ciento, y eligen dar la nota de muy mala un apreciable 5,3 por ciento, porcentaje por encima de los que dan la misma nota en Ciudadanos y PP.
Lógicamente, el Gobierno de García-Page saca las mejoras notas entre los votantes de su partido, el PSOE. Un 55 por ciento de los socialistas valoran su gestión como buena y otro 41,9 por ciento la dejan como regular, optando aún así por la valoración de mala un 1,9 por ciento y por la de muy mala otro 1,2 por ciento.
En resumen, la valoración positiva del Gobierno regional alcanza , sumando las valoraciones muy buena, buena y regular, a un 73,4 por ciento del total de votantes castellano-manchegos encuestados por el CIS. La negativa, juntando las calificaciones mala y muy mal, se queda en un 18,1 por ciento, optando otro 8,6 por el ‘no sabe’ o ‘no contesta’.
La mejor gestión, en infraestructuras.
Junto a la pregunta general, el CIS también inquirió a los encuestado por su valoración de la labor del Gobierno regional en nueve ámbitos concretos. Donde concita una mayor aprobación es en infraestructuras, donde un 28,6 por ciento juzgan la tarea acometida como buena, un 29,1 por ciento como regular y un 0,5 por ciento como muy buena. El resto de encuestados aquí se dividen en un 19,8 por ciento que la tachan como mala y otro 5,2 como muy mala, quedando el resto en ‘no sabe-no contesta’.
Las peores notas recaen en su gestión de vivienda, con un 16,4 por ciento que la califican de buena, un 33,8 por ciento como regular, y un 0,5 por ciento como muy buena, frente a un 25,5 por ciento que la ven mala y un 6,8 por ciento que la consideran muy mala.