La economía verde, un modelo para la recuperación

Carlos Cuesta (SPC)
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Las inversiones en un sistema productivo eficiente y sostenible se perfilan como las más idóneas para la creación de riqueza y empleo en un momento de recesión sin precedentes

La economía verde, un modelo para la recuperación

Hay una realidad en la que todos coinciden y es que el mundo no será igual después de la pandemia. Su irrupción propició una crisis sanitaria global y, además, una recesión económica sin precedentes que ha afectado de forma desigual a los distintos países pero que, en naciones como España dependientes de una industria muy vinculada a actividades como el turismo y el comercio, los efectos han sido mucho más agresivos.

Pese a que se hace urgente la reactivación de la economía para que no se destruyan más empresas ni más puestos de trabajo, los economistas sostienen que no debe hacerse a costa de aumentar la contaminación ni la generación de residuos de materiales descartables ni las emisiones de gases de invernadero o, esta grave realidad, se añadirá al riesgo de caer en una crisis climática y ecosistémica mucho más complicada que la provocada por la COVID-19.

En China, crisis es sinónimo de oportunidades y, en este caso, los expertos recomiendan cambiar las formas de producción y consumo hacia modelos más eficientes y sostenibles, que satisfagan las necesidades actuales sin comprometer los modos de vida de las de generaciones futuras.

Para empresarios como Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, esta transformación, lejos de implicar un freno al crecimiento económico y el bienestar, presenta un desafío para el desarrollo de una nueva economía verde generadora de riqueza y empleo.

En este contexto, Iberdrola ha acelerado sus inversiones hasta alcanzar 3.582 millones de euros en el primer semestre, un 2,3% más que en el mismo período de 2019 y a pesar de la situación de confinamiento por la COVID-19. 

Sánchez Galán, ha afirmado al respecto que «avanzamos firmes en nuestro compromiso de invertir 10.000 millones de euros en 2020, demostrando que la vía para una recuperación rápida y sostenida es la economía verde».

Otra empresa, que lidera este cambio es el BBVA, que ha movilizado ya más de 40.000 millones de euros en finanzas sostenibles y contra el cambio climático tras dos años y medio de su plan conocido como Compromiso 2025, por el que la entidad destinará 100.000 millones de euros entre 2018 y 2025.

Según el banco, el pasado mes de junio alcanzó ya el 40% de los 100.000 millones comprometidos, una cifra que incluye operaciones en financiación verde (62% del total), inclusión financiera y emprendimiento (13%), infraestructuras sostenibles y agribusiness (11%) y otra en medios sostenibles (14%).

En este sentido, el gran desafío laboral para los próximos años se presenta en la economía verde. «El cumplimiento de los Acuerdos de París creará 24 millones de empleos en el mundo», según avanzó la economista jefe de Labour, Catherine Saget, para la que 163 actividades se verán beneficiadas, entre ellas las fuentes renovables, donde se originarán 2,5 millones de nuevos contratos. Tan solo dos sectores se verán afectados, el de la extracción de petróleo y el de la refinería, que mostrarán una pérdida de un millón de puestos de trabajo.

Para Saget «la economía verde permitirá que millones de personas superen la pobreza y tengan mayores oportunidades en un mundo de opciones complejas».

Las nuevas colocaciones se crearán a través de la adopción de prácticas sostenibles como el uso de vehículos eléctricos o, por ejemplo, la mejora de la eficiencia medio ambiental de los edificios.

Un nuevo paradigma económico que ya se está diseñando bajo parámetros de servicios ecológicos, que incluyen la purificación del agua y el aire, la renovación de los suelos y la fertilización, el control de las plagas, la polinización y la protección contra las condiciones climáticas extremas apoyados en la agricultura, la pesca, la silvicultura y el turismo, que emplea actualmente a más de 1.200 millones de trabajadores en todo el mundo.

Asimismo, las tecnologías para lograrlo ya se están incorporando en los esquemas productivos mediante el uso de energías renovables que suponen un menor coste que las de origen fósil y, además, generan empleos y enormes inversiones en este tipo de proyectos.

En este sentido, se están desarrollando los llamados biomateriales, procedentes de productos naturales y reciclables que reemplazan a los actuales como el plástico.

También la tecnología ha avanzado en este asunto con la incorporación de sistemas como robótica, inteligencia artificial, nanotecnología, y otras innovaciones que reducen la contaminación ambiental.

Se trata de una realidad que dispone de una nueva normativa legislativa que obliga a actuar bajo un parámetro sostenible en los mercados internacionales y nacionales.

 

Ventajas

En este nuevo escenario, se está consolidando un movimiento económico en favor de una recuperación de la crisis actual que refuerce la hoja de ruta ya establecida de transición hacia un modelo de desarrollo neutral, resiliente, sostenible e inclusivo.

Los expertos subrayan las ventajas de esta apuesta por un modelo verde frente a una economía tradicional obsoleta. Según un informe publicado por la Universidad de Oxford, las políticas de estímulo verdes generan un mayor número de empleos, además de superiores retornos y beneficios a corto plazo y un efecto multiplicador a futuro en comparación con los sistemas utilizados en la actualidad.