Miguel Romero

Miguel Romero


El centro de adultos Lucas Aguirre recuerda a su benefactor

03/05/2023

Aquel edificio cuya primera piedra fuese colocada el 3 de abril de 1876, un lunes del mes de las letras, para levantar lo que serían las reconocidas Escuelas Aguirre, y para las que su promotor el filántropo don Lucas Aguirre deseó un rincón de la popular ciudad frente al mausoleo de los mártires de la Libertad, es ahora una bella muestra de lo que es la actividad cultural de nuestra ciudad.

Y lo es, en sus dos partes en las que este magno edificio está dividido. Por un lado, la Biblioteca Municipal de la ciudad, con una actividad intensa, entre sus Talleres de Lectura, su servicio de préstamo y, sobre todo, su intensa actividad en el Salón de Actos que fuese Homenaje al catedrático de latín don Juan José Gómez Brihuega; con otra amplia parte –con entrada lateral– que conforma el Centro de Educación de personas Adultas CEPA Lucas Aguirre en el que se benefician un elevado colectivo de personas dentro de la formación reglada y no reglada, con talleres de inglés, informática, acceso a Universidad y otras afines al aprendizaje multidisciplinar de adultos.

Aquel gran maestro, cuya casa familiar se encuentra en la calle Alfonso VIII, frente a la calle Zapaterías, hijo de un comerciante burgalés dedicado a la venta de mercaderías, cuya prosperidad permitiría a su hijo Lucas disponer de un patrimonio que dedicó a la formación de niños y niñas con la intención de entender y conseguir la libertad que los gobiernos absolutistas del momento impedían.

Por esa razón, tanto la Biblioteca Municipal, como el Salón de actos y no menos el centro de personas adultas (CEPA), dedican gran parte de su actividad a seguir los consejos y las premisas que el contrato de cesión –de la familia Aguirre al Ayuntamiento de Cuenca– exigió en su momento.

Razón por la que en este día de hoy, tendrá lugar la entrega de los Premios del V Certamen de Cuentos a nivel regional, que el CEPA organiza y se realizará a las ocho de la tarde, dentro de su Semana Cultural y en el espacio de la Biblioteca del centro que, humildemente, lleva mi nombre y del que, como docente, me siento plenamente orgulloso.

Seguro estoy que don Lucas Aguirre Juárez se sentiría también muy satisfecho de ver cómo su edificio sirve de marco pedagógico y literario para poner en valor la Palabra como cultura de encuentro, de progreso y de aprendizaje personal. Su abono como ilustrado, liberal convencido y gran benefactor social, sigue teniendo el reflejo que bien merece y del que todos nos sentimos herederos.