El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, solicitó ayer «consenso» político y social para identificar los problemas e implementar reformas estructurales duraderas, al tiempo que ve «insoslayable» la necesidad de reducir el déficit y la deuda, por lo que pide un plan de consolidación fiscal a medio plazo teniendo claro que las «dos opciones» son reducir el gasto o aumentar los ingresos.

Durante la ponencia El impacto de la COVID-19 en la economía española, De Cos remarcó la «urgencia » de una estrategia «ambiciosa» que responda a la magnitud de los retos y del «consenso político» y social, ya que sin él a posteriori se modifican las reformas, algo que «no necesita el país».

Además, emplazó a diseñar y acometer con prontitud un plan de consolidación fiscal «profundo» para dar «mucha credibilidad» a la política económica a inversores extranjeros, ya que «se eliminaría la preocupación que puedan tener de forma anticipada», aunque instó a implementarlo a medio plazo, una vez que se produzca la recuperación, con el fin de reducir el déficit y la deuda pública y ganar margen de maniobra fiscal, al ser el «único instrumento» con el que responder a shocks de carácter asimétrico.

«Sobre la composición de ese ajuste futuro el Banco de España no se pronuncia, hay un componente ideológico muy alto y es una discusión en la no puede entrar», sostuvo, si bien recordó que, aunque hay países con un mismo nivel de desarrollo en los que se detectan diferencias impositivas de «más de 20 o 30 puntos de PIB».

En cualquier caso, demandó también «eficiencia» en el gasto público, de forma que haya una «utilización de los menos recursos posibles para lograr los objetivos».

En este sentido, el vicepresidente de BCE, Luis de Guindos, aconsejó reformas estructurales una vez se supera la pandemia y señaló que el riesgo de que la recuperación de los países de la zona euro se produzca a distinto ritmo en función del impacto de la crisis y de las distintas posiciones fiscales supone el problema «más preocupante» actualmente.

Por su parte, la presidenta de la entidad europa, Christine Lagarde, aseguró que la peor parte de la crisis ya ha pasado y alertó de que «lo más difícil está por llegar».