La Peña Taurina de Casasimarro celebró el pasado sábado su tradicional Día del Socio, el «gran evento» de este colectivo de aficionados de la provincia, y es que viene celebrándolo desde hace más de tres décadas. En esta ocasión, el protagonista de la charla fue el crítico taurino Ángel Arranz, que ofreció una conferencia sobre la situación actual de la Fiesta, así como un balance de la temporada 2019. La coqueta y singular sede casasimarreña –una de las más bonitas de la región– registró una buena entrada. Además de aficionados de este municipio de la Manchuela, a la cita acudieron representantes de otras asociaciones, como las de Iniesta, Tarazona de la Mancha (Albacete) y Albacete capital.

Arranz, que ha escrito artículos en prensa y ha participado en varias conferencias ante muy diversos auditorios, puso sobre la mesa los nombres propios de la temporada, con especial detenimiento en diestros como Paco Ureña, Emilio de Justo, Pablo Aguado y Manuel Jesús El Cid, entre algunos otros. Asimismo, hizo especial hincapié en lo que ocurrió durante la Feria de San Isidro, de la que destacó por encima de todo la artística y personal faena de Antonio Ferrera. Además de repasar las mejores ganaderías y sacar a colación algunos toros concretos, el crítico apuntó también del escalafón novilleril a Tomás Rufo, que abrió la puerta grande de Madrid.

Con todo, una parte muy importante de su aportación giró en torno a la situación actual que amenaza a la fiesta de los toros. En este sentido, Arranz señaló especialmente a las «élites del toreo», empezando por las figuras y siguiendo por el oligopolio de empresarios taurinos que gestionan la mayoría de plazas. Eso lo vinculó con el sistema capitalista que predomina a nivel global como un factor en contra del mundo del toro.

Después de la conferencia, que fue presentada y moderada por el secretario de la Peña Taurina de Casasimarro, Javier García, tuvo lugar una cena de hermandad en uno de los restaurantes del municipio, a la que asistieron en torno a medio centenar de personas. Al término de la misma, y de nuevo en la sede, actuó hasta bien entrada la madrugada el grupo de Ana Alba, que con copla y sevillanas deleitó a los asistentes. De esta forma, un año más, la afición casasimarreña cumplió con la tradición.