José Luis Muñoz

A SALTO DE MATA

José Luis Muñoz


Un parque temático para turistas

28/10/2021

Leo u oigo, no se dónde, que el sector turístico conquense espera rozar el lleno en el puente de Todos los Santos. El optimismo generado por lo que sucedió el día del Pilar y sus inmediatos, con la ciudad llena de forasteros hasta las orejas de todos los ciudadanos locales, alimenta la esperanza de que la situación se repita, con las consecuencias bien conocidas: molestias sin fin para unos y ganancias considerables para otros, lo que nos permitirá reproducir sentimientos y opiniones que con más o menos fuerza se vienen repitiendo desde hace años. En este mismo periódico, el martes, se dejaba oír la voz de los más perjudicados, los vecinos del barrio, martirizados de manera constante por unos y otros, singularmente por el tráfico turístico, un asunto que el Ayuntamiento quiere remediar poniendo unas ridículas barreras azules en el puente de la Trinidad y San Felipe, considerando que eso es suficiente intervención y sin importarle un pimiento que semejante sistema es obviado olímpicamente por todos. A falta de otras medidas más eficaces, lo que queda es, como dice la Asociación vecinal, el caos absoluto. Y eso es lo que, podemos temer, vamos a volver a vivir el próximo puente. Una tercera voz se ha dejado oír estos días, pero tan leve que apenas si ha encontrado eco en ningún sitio. En la última sesión de la Real Academia se presentó un informe sobre el deterioro ambiental y de mobiliario que está sufriendo el casco antiguo, con mención especial de la Plaza Mayor, en la que las terrazas, tan agradables de uso, se están apropiando de la totalidad del espacio disponible, con absoluto desprecio hacia los transeúntes a pie, a los que de manera sinuosa se va obligando a caminar por el interior de la plaza, a medida que se disminuyen los pasillos. Otro asunto que el Ayuntamiento tampoco quiere ver, aunque está al lado.
Todo esto puede parecer exagerado pero no lo es. Estoy comentando un problema que se plantea en otras muchas ciudades, con Venecia a la cabeza, cuyos responsables, abrumados por la presión turística, emprenden medidas encaminadas a controlar la situación antes de que los desborde por completo. Naturalmente, en Cuenca no estamos aún ni de cerca a esos niveles pero nuestra ciudad tiene un matiz peculiar que todos conocemos: esta es una ciudad muy difícil, con una topografía enrevesada, especialmente en lo que hace referencia al tráfico de vehículos, que dispone sólo de una calle para circular y que, para mayor complicación, atraviesa por el centro de la Plaza Mayor. Solo hay un remedio, tan como yo lo veo: eliminar por completo el tráfico privado y dejar activo sólo el servicio público algo que, naturalmente, recibiría la enemistad declarada de los bares y restaurantes cuya presión constante impide al Ayuntamiento adoptar decisiones radicales y enérgicas. Pero por mucho que se intenta prolongar hacer algo efectivo, llegará necesariamente la hora de que sea imprescindible tomar decisiones porque con mirar hacia otro lado no se arregla el deterioro que, por otro lado, ejerce una influencia negativa en los visitantes. Si se quisiera hacer una encuesta de satisfacción, el resultado quizá haría recapacitar a los responsables del sector turístico conquense, porque podrían oír muchas veces lo que oímos quienes estamos en la calle: «Esto es insoportable. A esta ciudad no vuelvo». 
Cuenca vive cada vez más gracias al turismo, a falta de otra industria. Pero se están equivocando quienes creen que eso funciona solo, sin hacer nada a cambio. Se ha dicho muchas veces que se necesita un turismo de calidad. En la situación chapucera actual eso está muy lejos. Cuando surgen estos temas siempre me viene a la cabeza un jugoso comentario que me hizo Miguel Ángel Troitiño en los tiempos lejanos en que se estaba planificando la declaración de Patrimonio de la Humanidad que él ayudó a formular mientras expresaba su preocupación precisamente por la ausencia de una clara visión de lo que debería ser el turismo para Cuenca. «Quieren convertir el casco antiguo en un parque temático», me dijo, y así se publicó. Me parece que de entonces acá se ha evolucionado poco y se ha avanzado menos.