Cuenca rinde honores a su icono más internacional

Leo Cortijo
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Perales recibe el cariño de sus paisanos e inaugura la nueva designación del Teatro-Auditorio, que a partir de ahora lucirá su nombre. Un "regalo", afirma, que le hace "muy feliz" y por el que solo una palabra concentra tantos sentimientos: "Gracias"

Cuenca rinde honores a su icono más internacional - Foto: Reyes Martinez

Tras los avatares de una pandemia de seculares proporciones y la dificultad para cuadrar agendas en ese contexto, por fin José Luis Perales pudo recibir el cariño de sus paisanos e inaugurar, tal y como el Pleno municipal aprobó por unanimidad en febrero del año pasado, la nueva designación del Teatro-Auditorio. La fachada principal de este emblema de la cultura conquense ya luce el nombre del genial cantautor de Castejón. Un acto sencillo e íntimo en el que la emoción fue la tónica dominante y que sirvió para demostrar a las claras algo que no es sencillo de lograr, y es que pocos como él pueden presumir de ser profeta en su tierra.

A su llegada al Paseo del Huécar y tras saludar a las autoridades, Perales recibió el calor de algunas seguidoras que aguardaban a las puertas del recinto y que buscaban la fotografía, el autógrafo o el saludo de quien ha sido el artista de sus vidas. Aquel que les ha acompañado con sus letras desde la juventud y el que no ha dejado durante décadas de animarles en los momentos de flaqueza y de entusiasmarles en los de alegría. Porque el hacedor de letras como Un velero llamado libertad, Me llamas o ¿Y cómo es él? tiene eso, y es que sabe tocar la fibra justa en el momento oportuno. Algo solo al alcance de los genios.

Tras descubrir la lona que tapaba la nueva nomenclatura, Perales compareció en una rueda de prensa para expresar, visiblemente emocionado, la gratitud hacia Cuenca y los conquenses por el cariño demostrado durante todo este tiempo, que ha desembocado en algo tan “especial” como ser nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad y rebautizar el Teatro-Auditorio con su nombre. Un “regalo”, subrayó, que le hace “muy feliz” y por el que solo una palabra puede concentrar el cúmulo de sentimientos del cantante: “Gracias”.

El acto, conducido por el cronista oficial de la ciudad, Miguel Romero, sirvió además para que los periodistas pudieran plantear sus preguntas a Perales, que se desnudó por completo para hablar de su niñez en Castejón y de su juventud y madurez en Cuenca, donde encontraba la inspiración gracias a las vistas privilegiadas a la hoz del Huécar. Así surgieron algunas de las letras que él mismo cantó o que han cantado otros por él y que están “hechas desde el corazón”, recordó el alcalde. “Sabemos todo lo que nos has dado”, comentó Darío Dolz para avisarle de que en el concierto de despedida en La Fuensanta del próximo mes de agosto los conquenses se lo devolverán con creces.

Acompañado por su mujer, Manuela, y por sus hijos, Pablo y María, así como por otros familiares y amigos, Perales no dudó en señalar que la música es su vida y que cree en ella firmemente por su “fuerza” para generar sentimientos. Sentimientos como los que aflorarán en el concierto de este verano y para el que las entradas están muy cerca de agotarse. Una circunstancia, por cierto, que le llena de alegría, aunque le gustaría que el espacio fuera mayor. No quiere que nadie se pierda esa cita. Y es que el de Cuenca será, sin duda, uno de los conciertos más especiales de una gira que se extenderá hasta mediados de 2022 y que le llevará por toda España, Latinoamérica y Estados Unidos, con más de 70 actuaciones.

En relación a cuando termine esta maratoniana gira que aguarda en el horizonte, Baladas para una despedida, que espera que “este cuerpo aguante”, aseguró que podrá dedicar más tiempo a aquellas aficiones que hasta la fecha ha tenido un poco descuidadas por su apretada agenda de compromisos. Y así, por ejemplo, dedicará más horas a su huerto, a escribir o a visitar esos lugares que como cantante no pudo conocer en profundidad porque hasta ahora no ha tenido la “calma” necesaria, algo que desea tener una vez que se baje de los escenarios. Ahora bien, ya avisó que aunque se aparte a un lado, siempre seguirá ligado a la música.

Ahí permanecerá su público, el de Cuenca, el de España y el de medio mundo, pendiente de sus andanzas. Esperándole. Cincuenta años después de andar de escenario en escenario, a Perales le queda todavía la “incógnita” de conocer al público que ahora acude a sus conciertos. “Son los hijos de los que venían hace diez años”, destacó en este sentido, y es que cuando ve a algunos jóvenes en sus actuaciones les pregunta qué les ha llevado ahí y todos le responden, según explicó, que son las canciones que escuchaban sus padres cuando ellos eran niños, y que por eso lo ven a él como tal. Uno más de la familia.

 

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