La hostelería, «preocupada» ante la cancelación de eventos

Leo Cortijo
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Ómicron, que ha supuesto un «freno» en la confianza de algunos clientes, aprieta de nuevo las tuercas a un sector que tenía muchas esperanzas en una campaña «clave»

En los últimos días se ha notificado un apreciable número de «cancelaciones» en eventos y encuentros navideños cuando se trataba de grandes grupos. - Foto: Luis López

Conceptos como toque de queda, reducción de aforos, distancia entre mesas o cierre del ocio nocturno parecían totalmente olvidados entre los hosteleros. Luctuosos vestigios de un tiempo que creíamos pretérito. Y si no, al menos, conceptos que sí teníamos aparcados como fruto de la notable evolución de la pandemia gracias al avance imparable de la vacunación. La tenebrosa sombra del incremento de los contagios siempre estuvo ahí, pero no se había manifestado desde hacía muchos meses. Hasta ahora, cuando una variante bautizada con nombre de letra griega –ómicron– ha vuelto para apretar las tuercas a todo el mundo, que contiene la respiración sin saber con total certeza su grado de transmisibilidad, su gravedad o si escapa o no a la protección que ofrecen las vacunas.

La única realidad palpable es que la tasa de incidencia crece por momentos, doblando los guarismos en cuestión de semanas. Aunque es cierto que esta nueva amenaza no incide de la misma forma en la presión hospitalaria, el aumento de los positivos comienza a comprometer el funcionamiento de algunos hospitales. Por el momento, no es el caso de Castilla-La Mancha y mucho menos el de Cuenca, pero las noticias que inundan de un tiempo a esta parte los medios de comunicación tienen su «efecto espejo» en la sociedad, que reacciona echando el freno de mano en un «momento clave» para un sector «fundamental» en la ciudad: la hostelería.

El técnico del ramo en el seno de la Confederación de Empresarios de Cuenca, Diego López, no esconde la «preocupación» que tiene el sector en este momento, consciente de que informaciones como éstas repercuten de forma directa en su actividad. Al final, entiende el analista, «la presión mediática afecta, por un lado, al cliente y por otro, al que toma las decisiones en la Administración». De hecho, en los últimos días han registrado un apreciable número de «cancelaciones» en eventos y encuentros navideños cuando se trataba de grandes grupos.

En palabras de este portavoz sectorial, «las reuniones entre familiares de primer grado o de amigos muy próximos han seguido celebrándose sin problema, pero las comidas o cenas de empresa y de grupos numerosos se han venido abajo». En líneas generales –destaca–, el límite que muchas personas establecen ronda los diez comensales. Aunque ha sucedido una «cosa curiosa» en algunos casos, y es que estos grandes grupos se han dividido y han hecho eventos por separado. Gracias a ello y al «tirón» de los pequeños grupos, la hostelería conquense espera salvar esta campaña, que ahora bien, no terminará siendo tan prometedora como cabía esperar antes de la aparición de la dichosa ómicron.

Conferencia de presidentes. Este sector, uno de los más castigados desde el estallido de la pandemia, tiene la mira puesta en la conferencia de presidentes que tendrá lugar esta tarde. Sánchez ha reunido a los primeros espadas de las comunidades autónomas con el objetivo de intentar plantear un frente común –o lo más parecido a eso– para atajar la expansión de la nueva variante. Con todo, la hostelería de Cuenca aguarda este cónclave con cierta «tranquilidad», consciente de que las medidas no se tomarán en ese espacio, sino que éstas «dependerán al final de cada gobierno autonómico». En ese sentido, el técnico de CEOE Cepyme Cuenca reitera que les «tranquiliza» la reacción que pueda tener la Junta de Comunidades por «cómo se ha comportado hasta ahora», y es que «ha demostrado que no es de gatillo fácil como sí lo han sido en otras comunidades». También es cierto que la radiografía epidemiológica de Castilla-La Mancha no es tan alarmante como en otros territorios.

López pone el foco en el perjuicio que puede causar, «no solo a este sector, sino a la economía en general», nuevos vaivenes en la toma de decisiones. «Ya no solo es que no lo aguante la hostelería, es que no lo aguanta el país», subraya, ya que «cuando no hay actividad económica hay que endeudarse para mantener los servicios públicos», y por esa razón aboga por «medir muy bien y tomar las decisiones con la cabeza fría».

Así todo, el objetivo se dirige ya hacia otro de los grandes periodos del año, Semana Santa, puntal de la actividad hostelera en territorio conquense. Sabedores de que en Navidad se salvará la papeleta y de que enero y febrero son meses «regulares», todas las esperanzas están puestas en «la gran semana de Cuenca». López respira más aliviado en este capítulo pues por entonces, «con otros hábitos sociales», cree que «habrá más normalidad», gracias también a unas mejores condiciones meteorológicas, al avance de la tercera dosis y la vacunación infantil o al poder desarrollar actividades en el exterior.