Los viticultores de la Manchuela auguran una buena campaña

J. López
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La Cooperativa Cristo de la Salud de Minglanilla calcula que la producción aumentará un 20 por ciento

Los viticultores de la Manchuela auguran una buena campaña - Foto: Pablo Lorente

El sector vitivinícola de la provincia está de enhorabuena. Por el momento, y si la meteorología lo respeta, todo indica que la campaña de uva de este año será excelente tanto en cantidad como en calidad. Cierto es que aún es pronto para certificarlo, puesto que aún restan dos meses largos de verano, pero los primeros indicios colocan la cosecha por encima de la que se produjo el pasado año. Así lo confirman desde la Cooperativa Santísimo Cristo de la Salud de Minglanilla. Su vicepresidente, José Joaquín Espada, certifica que la campaña, en kilos de uva, «va a ser muy buena. Así va a ser en toda la Mancha y en nuestra comarca la Manchuela, donde cultivamos exclusivamente la variedad bobal».

La lluvia de esta primavera contribuyó a que la uva que se produce en secano –cerca de 3.500 hectáreas  en Minglanilla, La Pesquera y Puebla del Salvador– haya podido «aprovechar las reservas hídricas para desarrollarse. Tampoco se han dado heladas ni se ha producido frío frenológico», cuenta Espada, que explica que «las bajas temperaturas afectan mucho a la bobal. Sobre todo los de mayo».

En la comarca, y a pesar de la suavidad de las temperaturas, tampoco se ha reproducido la plaga del mildiu o de la polilla. Lógicamente, el tratamiento fitosanitario está permitiendo vigilar posibles brotes. «Hay muy poca polilla, las trampas que tenemos la están controlando», apunta.

Espada cuenta que en la cooperativa se llegaron a recoger 20 millones de uva el pasado año y en está campaña se podría superar los 24. «Eso es aproximadamente un 20 por ciento más, pero claro, dependemos de la lluvia en la última quincena de agosto y primera de septiembre. Si llueve en esos días, la bobal es muy agradecida y recogerá muy bien el agua», recalca el vicepresidente, que recuerda que la uva se cosechará en septiembre, a partir del día 20, y con ella se produce mosto azufrado que se destina a la industria alimentaria. Su principal comprador es una conocida empresa de Socuéllamos.

Precios. Las buenas perspectivas de producción no eliminan el pesimismo con los precios.  En ese sentido, Espada comenta que el importe que se pagó el pasado año por grado/hectólitro «estuvo bien, pero nos tememos que en este no va a ser así. El Covid, el cierre de las fronteras y de las exportaciones, o los establecimientos de restauración, nos están afectando mucho». De hecho, relata que en circunstancias normales no quedaría vino almacenado en la bodega, pero «aún nos queda algún remanente».

Además de la bajada de los precios, que en algunos casos puede llegar casi al 50 por ciento respecto al año pasado, se suma que «hay muchos problemas de retirada. Existen bodegas que no tienen capacidad para afrontar la vendimia nueva si no quitan todo el vino que hay del año pasado».

  En este punto, cree que las medidas impulsadas por la Consejería de Agricultura, con el fin de destilar 2,3 millones de hectolitros de vino y transformarlos en alcohol de uso industrial, «están muy bien, pero son escasas. Debería haberse permitido el doble de millones».