Un viaje al pasado

Leo Cortijo
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Junto a su mujer, Lucie Žáková, Carlos Arturo Guerra, organista de la Seo conquense, ha organizado una nueva edición del ciclo de música de la Catedral, que brilla con luz propia por su variedad y singularidad

Un viaje al pasado - Foto: Reyes Martí­nez

De la mano de su mujer, la también organista y clavecinista Lucie Žáková, Carlos ha organizado un nuevo ciclo de música en la Catedral, que alzará el telón el próximo 25 de julio y terminará el 21 de noviembre. Cuatro intensos meses en la Seo conquense para celebrar un total de 11 conciertos en los que los órganos históricos de este templo, del siglo XVIII, como no puede ser de otra manera, serán la piedra angular. No en vano, el próximo 5 de octubre se cumplirán 250 años del momento en el que se terminaron de constuir los órganos gemelos del coro capitular. Ahora bien, esta pareja de virtuosos ha girado la tuerca un poquito más y ha elaborado una programación que destaca sobremanera por su variedad e interés.

«Hemos querido que la programación no se limite al concierto clásico de órgano, usando para ello todos los lugares posibles de la Catedral», comenta Carlos. De esta forma, por ejemplo, no solo se utilizarán los instrumentos del coro, sino también el órgano de la capilla del Espíritu Santo e incluso otro que ha elaborado Frédéric Desmottes que es una réplica del órgano gótico-renacentista de la capilla de Anaya de la Catedral de Salamanca, y que supone «todo un proyecto de investigación». En definitiva, añade el organista natural de Belmonte, «intentaremos que cada una de las citas tengan algo de especial y que quien venga a uno quiera repetir».

Además de un estallido de sensaciones –máxime por el incomparable escenario en el que se desarrollan los conciertos–, este ciclo de música promete ser una especie de viaje al pasado en una experiencia prácticamente única. Carlos utiliza una analogía para explicarlo a la perfección: «Cuando lees un libro que fue escrito hace 200 años, le pones tu voz dentro de tu mente, pero cuando escuchas una música que fue escrita hace 200 años e interpretada con instrumentos de entonces, te transportas totalmente». Y es que los órganos de la Catedral de Cuenca, más allá de alguna restauración, se encuentran en su estado original. «Cuando suenan, escuchas lo que hizo Julián de la Orden; lo único que cambia es que quien los toca ahora es una persona que lleva un móvil en el bolsillo», argumenta.

Preguntado por las citas más especiales del ciclo, a Carlos le cuesta encontrar una única respuesta, pues asume con una sonrisa que «acabaría diciendo los 11 conciertos». Pero si de destacar se trata, hace lo propio y se queda con los siguientes: Primero, con los «diálogos improvisados» entre dos organistas, como el que protagonizarán Juan de la Rubia y Monica Melcová. «La improvisación es un arte que siempre se ha cultivado entre los organistas y es algo de lo que adolece la educación musical en España actualmente», comenta al respecto.

En segundo lugar, no se olvida de la sesión inaugural del serial a cargo de Monserrat Torrent, «toda una institución del mundo del órgano en España» a sus 94 años y con un hándicap que se convierte en virtud, y es que está prácticamente sorda. Por otro lado, el 24 de octubre, día de la Catedral, se presentará el órgano de Desmottes por la mañana y habrá un concierto por la tarde. Finalmente, el 21 de noviembre, fiesta de Santa Cecilia, la patrona de la música, tendrá lugar el concierto con los alumnos del Aula de Órgano de Cuenca y de Cardenete.

Con estos mimbres, el ciclo de música de este año promete. Y mucho. Y es que en la Catedral, además, «cualquier cosa que hagas adquiere valor por sí mismo». La simbiosis entre contenido y continente es excepcional. Pura magia. No en vano, el sonido del órgano, «el instrumento por antonomasia de la iglesia católica y que ha evolucionado de forma distinta dependiendo del país y de la época», brilla con luz propia por su majestuosidad. Con la misma luz propia que brillan las cristaleras de la Seo conquense. Y es que hay un adjetivo que define a la perfección este ciclo de música: catedralicio.