Matarranz: «Me echan porque me quitan el pan»

Leo Cortijo
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Dámaso Matarranz, que anuncia que no judicializará el proceso, se marcha de Cuenca nos Une y pasa a ser concejal no adscrito. En el próximo Pleno se despedirá de los ciudadanos para a continuación dimitir y abandonar su acta de concejal.

Matarranz: “Me echan porque me quitan el pan” - Foto: Reyes Martínez

Dámaso Matarranz lo tiene meridianamente claro. Una vez confirmado que Cuenca nos Une ha saltado por los aires, el que hasta ahora ha ejercido como su portavoz municipal ha definido una hoja de ruta que terminará con su salida no solo del grupo, sino también del Ayuntamiento. Visiblemente dolido, es claro y contundente al afirmar que «me echan porque me quitan el pan», y es que «para vivir, como todos los mortales, necesito comer», comenta al tiempo que subraya que el documento presentando por cuatro de sus cinco compañeros de bancada en el que se pide que se le retire la portavocía y la liberación es «la consecución de una amenaza».

Así las cosas, Matarranz explica en La Tribuna que tiene la firme intención de «defender la voz» que le otorgaron los ciudadanos en el próximo Pleno, que se celebrará el jueves que viene y en el que «no solo se va a tratar este asunto, sino también otros trascendentales como el tren o los remontes mecánicos». A esa sesión plenaria acudirá ya como concejal no adscrito y lo aprovechará además para «despedirse de los ciudadanos». Al terminar, sentencia, «dimitiré y abandonaré con la cabeza bien alta mi cargo de concejal». Eso sí, lo hará con un «pesar», y es que los conquenses «perderán a ese representante que, lo crean o no, siempre ha tratado de defenderles».

A partir de ese momento, seguirá «sirviendo» a sus vecinos, relata, en su trabajo como funcionario del Ayuntamiento y avisa que dedicará su tiempo libre a «hacer todo lo que pueda para que el próximo alcalde sea un alcalde independiente, valiente y capaz de cambiar la ruina a la que nos quieren condenar».

Matarranz asume con cierta resignación que se ha visto en un callejón sin salida y que no le ha quedado otra opción que aceptar la decisión de cuatro de sus compañeros, básicamente porque tienen la «fuerza» para hacerlo, aunque explica que se han equivocado «gravemente» en el procedimiento, «pues se han vulnerando derechos fundamentales de representación y se han saltando a la torera los principios democráticos». Es más, tiene la «seguridad» de que incluso podría ganar una batalla judicial en este sentido si hubiera decidido emprenderla. Tras meditarlo profundamente, aboga por no tomar ese camino porque quiere ser «consecuente y respetuoso» con los vecinos de Cuenca, porque tiene «principios y dignidad» y porque tampoco quiere «apoltronarse».

Asimismo, el que fuera el encargado de portar la voz de la formación independiente que en las elecciones municipales de 2019 logró ser la segunda fuerza más votada anuncia que, junto a su compañera Ana Isabel Payán, ofrecerá una rueda de prensa en los próximos días para detallar el porqué de todo este proceso. «Hay que explicar la historia de Cuenca nos Une, que no es una historia sencilla, y dar las explicaciones que merecen los ciudadanos», apostilla en relación a este punto.

Matarranz no ahorra en calificativos para describir el movimiento que ha seguido la parte mayoritaria del grupo, y es que «lo que hemos visto estos días es Isidoro en esencia pura, su modus operandi, no busquen más culpables». Pero hay más, ya que no lo entiende de ninguna de las maneras: «Desde un punto de vista intelectual es un atentado democrático y desde un punto de vista personal es una vergüenza ajena». Y es que «se amparan en una supuesta mayoría que ¿cómo se construye?, ¿desde la amenaza, desde el reparto de los cargos y el dinero, desde la adoración?...», se pregunta a sí mismo con toda la intención.

«Me he partido la cara por tratar de defender un proyecto, a lo mejor, aún sin serlo y ahora, cuando se discrepa y se dice que no estamos haciendo lo que dijimos que íbamos a hacer, se te quita la liberación para que no puedas vivir y la voz para que quedes en el ostracismo», remata de forma lapidaria.

El detonante. Una de las circunstancias que hicieron estallar a la formación fue el posicionamiento de ésta con respecto al tren convencional, algo que quedó en evidencia durante el último Pleno. La gota que colmó el vaso. El detonante de toda esta crisis que ha hecho estallar por los aires a Cuenca nos Une. Matarranz y Payán ya anunciaron en La Tribuna que iban a mostrar una postura diferente a la de sus compañeros. Y todo porque se había «cambiado» la decisión inicial y unánime de «defender a ultranza el tren».

Ellos dos se mantuvieron en sus trece y en esa situación, Gómez Cavero, dio libertad a sus concejales para votar lo que cada uno creyese conveniente. Eso sí, Matarranz y Payán creyeron oportuno comunicárselo antes a los ciudadanos y para ello recurrieron a los medios de comunicación, empezando por este diario. Una circunstancia fatal que Matarranz justifica diciendo que en un mismo grupo político «se puede discrepar y consensuar las cosas, pero no imponer». «Lo importante», sentencia, «es el nosotros, no el yo».