La madre de la criatura

Nuria Lozano
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Licenciada en Bellas Artes, Beatriz Villar, es la creadora del bebé dinosaurio 'Conqui', hijo del célebre 'Concavenatur Corcovatus' del Museo de Paleontología de Cuenca, que hace las delicias de los más pequeños

Beatriz Villar con Conqui, el bebé Concavenatur - Foto: Reyes Martínez

Dice el refrán que de padres gatos, hijos michinos. Si nos lo llevamos al Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (MUPA) comprobamos que el hijo es igualito que papá y que además se ha hecho casi más célebre que él, el famoso Concavenatur Corcovatus, más conocido como Pepito.

Hablamos de Conqui, el bebé dinosaurio que desde hace unos meses se ha convertido en la estrella indiscutible del Museo, haciendo las delicias de los más pequeños.

El cazador jorobado de Cuenca descubierto en el yacimiento de Las Hoyas llegó a medir seis metros de largo y a pesar unos 400 kilos. Pero su versión mini, aun siendo muy realista, resulta entrañable y está muy lejos de amedrentar al público.

Esta imagen tierna es la que quería transmitir su creadora, Beatriz Villar. Licenciada en Bellas Artes, Villar empezó a tener contacto con la paleontología en 2017, restaurando piezas en diferentes yacimientos de la provincia gracias a un taller de empleo. Cuando termina la contratan como monitora en el MUPA y a partir de ahí da rienda suelta a su gran creatividad.

Recuerda su primera criatura, también un mini Pepito, «pero más infantil y que solo era de cintura para arriba». Tras esto, tal y como explica, empezó a ver vídeos de robots dinosaurios hechos en China y Japón y le fascinó su realismo. «Es entonces cuando propongo al director del Museo, Santiago Langreo, hacer algo así y le encantó la idea».

Se puso manos a la obra e imaginó en su cabeza cómo sería el bebé del popular y único Concavenatur. «Era la primera vez que hacía algo así, el bocetaje, crear las tres dimensiones, y tener esa visión espacial. Confieso que durante el proceso no estaba convencida de cómo iba a quedar, me daba vergüenza enseñarlo, pero poco a poco y según tomaba formaba me sentí muy orgullosa», señala.

Esta artista tenía más que visto y estudiado al depredador conquense «y eso me facilitó mucho el trabajo. Yo buscaba hacer una réplica lo más fiel posible y a escala real, pero que no diera mucho miedo». Para ello dibujó unos ojos más redondeados, no tan reptilianos, con el fin de darle ese aspecto «de bueno». «Al principio busqué a un taxidermista de EEUU y pensé en comprarle los ojos, pero luego me decidí a hacerlos yo», indica.

El cuerpo, la joroba, y la cola de Conqui están hechos con goma espuma en plancha, mientras que la cabeza está elaborada con el mismo material pero en bloque, tallado con bisturí y lijado. Sus dientes y garras son de un material no tóxico apto para niños.

Su exterior está pintado con aerógrafo, con su característica joroba roja y los ojos en tonos azules «porque es la imagen que tenemos aquí en Cuenca de Pepito». Y es que cuando la exposición del Concavenatur viajó a Japón, en el catálogo lo pintaron en color naranja. «Es algo que varía según el paleoartista».

Beatriz cuenta que lo que más le costó fueron las extremidades y tardó en terminarlo todo unas 70 horas. «Lo fui haciendo en mis pocos ratos libres». Eso sí, de las horas que pasó sin dormir dándole vueltas a cómo iba a juntar todas las piezas no ha echado la cuenta.

El resultado lo disfrutan los visitantes del MUPAmuchos fines de semana y también los escolares que lo visitan a diario. La réplica, que es un marioneta, la carga en brazos el personal del centro. Como precisa Villar, «es un aliciente más. A los más pequeños les daba miedo el dino-walking, pero a Conqui lo quieren tocar, jugar con él...».

Hija y nieta de artistas- su abuelo fue tallista-ebanista de la Semana Santa conquense y autor de las puertas de Las Angustias- su mente y sus virtuosas manos no paran de crear y crear. «Este mundo me está gustando mucho y seguiré indagando por aquí».

Así, no descarta ampliar la familia en un futuro. Ya tiene en mente hacer la siguiente pieza con un módulo de sonido integrado. «Claro que me gustaría hacer otras especies de dinosaurio, pero por ahora el protagonista es Pepito y solo tengo ojos para él», bromea la madre de la criatura.