Dinamarca gana la final vikinga

SPC
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El combinado nórdico rompe el maleficio de las finales mundiales y vence por 22-31 a Noruega, en un duelo que queda sentenciado al descanso

Dinamarca gana la final vikinga - Foto: HENNING BAGGER

La selección danesa de balonmano rompió ayer el maleficio que parecía perseguirle en los Mundiales al coronarse por primera vez en su Historia campeón universal al imponerse por 22-31 ante la de Noruega en una final que dejaron prácticamente sentenciada al descanso.

Tal y como reflejaron los siete goles de ventaja (11-18) con los que el conjunto danés cerró un primer tiempo, en el que los de Nikolaj Jakobsen superaron por completo a Noruega gracias a su excelente trabajo defensivo.

Y es que tras dejarse escapar el oro ante Francia, en la final del Mundial de Suecia 2011, y ante España, dos años después en el de 2013, los daneses no estaban dispuestos a que nada, ni nadie les apartase nuevamente del ansiado título.

Para ello, que mejor camino que la defensa, la faceta que diferencia a los buenos equipos de los campeones. Con su fortaleza en los seis metros, Dinamarca dinamitó las esperanzas noruegas al conceder solo 11 tantos en el primer acto (11-18).

Sin posibilidad de conectar con el pivote Bjarte Myrhol, que cerró el primer tiempo si anotar, y carente de los latigazos de Magnus Rod, que solo firmó una diana en los primeros 30 minutos de juego, el ataque de Noruega quedó reducido a la inspiración de Sagosen.

Un trabajo titánico, incluso, para el que no pocos consideran el jugador destinado a dominar este deporte en los próximos años, pero es que sin ayuda de sus compañeros, el mágico central no pudo evitar el despegue de Dinamarca.

Esa escapada tuvo como punto de inflexión las intervenciones de Landin, que sí demostró en una final su condición de mejor portero.

Paradas y más paradas que permitieron a Dinamarca alejarse cada vez más y más en el marcador.

Tras el descanso, Hansen se encargó de echar tierra a la remontada noruega con un recital de pases y goles que provocó que la segunda parte fuera una alfombra hacia el ansiado título.