Quince años de guiños románticos y complicidad

Carlos Pérez Gil (Efe)
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Don Felipe y Doña Letizia despejan su agenda el día de su aniversario de boda para poder conmemorar junto a sus hijas ese momento tan especial que tuvo lugar un 22 de mayo de 2004

Quince años de guiños románticos y complicidad - Foto: Chema Moya

Quince años han transcurrido desde que Felipe de Borbón y Letizia Ortiz se dieran el sí, quiero en la catedral de La Almudena de Madrid, entonces como Príncipes de Asturias y hoy como Reyes y padres de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.

El decimoquinto aniversario de boda de Don Felipe y Doña Letizia se conmemora hoy, y, a efectos de actividad pública, no habrá nada especial, ya que no tienen ningún acto juntos, y solo está programado que el Monarca reciba a los nuevos presidentes del Congreso y el Senado tras la constitución de las Cortes.

Será una celebración privada con sus dos hijas, como ha ocurrido en otras ocasiones.

Solo al cumplirse 10 años de matrimonio, en puertas del relevo en la Corona, la Casa del Rey distribuyó en Twitter dos fotos en las que se veía a los Príncipes con sus hijas en el Palacio de la Zarzuela antes de acompañarlas al colegio.

Los Reyes no son dados a verbalizar sus sentimientos, aunque sí es habitual verles cogidos de la mano, intercambiando sonrisas o compartiendo confidencias en diferentes actos públicos.

En los últimos meses, han sido varios los gestos que traen al recuerdo su primera aparición juntos el 6 de noviembre de 2003, cuando se declararon «enamorados e ilusionados», o la actitud cariñosa entre los cónyuges que reflejaron las imágenes divulgadas cuando ella cumplió 40 años.

Uno de esos detalles fue cuando la Reina vistió el mismo traje de su pedida el pasado 14 de febrero, día de San Valentín, en Rabat durante su visita junto a Felipe VI, lo que fue interpretado como un guiño romántico.

Una semana después, se reprodujo otra escena de complicidad, en la que el Jefe del Estado besó a su esposa y le rodeó la espalda con un brazo tras recibir un importante premio en el Teatro Real de Madrid en medio de una cerrada ovación.

Fue llamativa igualmente la imagen protagonizada en la última recepción del 12 de octubre, en la que se asomaron al balcón del Palacio Real mientras hacían tiempo a que llegaran los invitados.

Desde su enlace han sido habituales sus salidas en privado por Madrid, en barrios como Malasaña, para ir a cenar, al teatro, a algún concierto o al cine.

También han mantenido como costumbre disfrutar de su ocio por separado de vez en cuando, como una pareja más que busca su espacio.

El matrimonio y sus hijas extienden su intimidad a planes familiares como las vacaciones que pasan en destinos secretos después de la estancia veraniega en Palma, que desligan de su papel institucional.

Sin embargo, no todo desde la histórica boda ha sido de color de rosa, como sucede en todas las parejas, y ha habido algunos momentos que han dado pie a informaciones sobre aparentes dificultades.