El sentido de la vida

Leo Cortijo
-

Almudena Gómez encuentra en su trabajo en el Teatro Auditorio la «horma de su zapato», pues conjuga sus dos grandes pasiones, el Periodismo y la Cultura.

El sentido de la vida - Foto: Reyes Martí­nez

A los 12 años supo que quería estudiar Periodismo. El impulso se lo debe a una profesora que en clase les leyó una serie de artículos sobre el apartheid. Le «apasionó», dice, que el periódico «contara la historia en tiempo real». Y es que esa es la razón de ser que siempre le ha movido como profesional en los medios de comunicación. Un camino que empezó a andar en Onda Cero Cuenca, aunque antes ya había dejado escuela en las páginas locales de la edición de Madrid del ABC, compartiendo espacio con la actual reina. «Ella era corresponsal de Rivas y yo de Arganda del Rey», comenta con una sonrisa. En la emisora conquense presentó durante nueve años el magacín local. Espacio en el que siempre que pudo hizo hueco en la escaleta para los contenidos culturales.

Y es que ese mundo, el de la Cultura, es la otra gran «pasión» de Almudena además del Periodismo. Por eso, cuando de esa etapa recuerda entrevistas a Gustavo Torner, Antonio Pérez o Antonio Saura, entre muchos otros genios, siente que guarda oro en paño en su memoria. La radio era el vehículo que más le gustaba pilotar, y es que «comunicando oralmente» se siente como pez en el agua. Y la Cultura era la gasolina que no sólo alimentaba ese medio de transporte, sino también, de paso, su alma.

Pero como todo en la vida, siempre hay un principio y un final. Terminado este periplo radiofónico, marchó a Valencia para estudiar un postgrado de traducción creativa y humanística. Lo que no sabía entonces es que lo que ella considera el karma le iba a traer de nuevo a la ciudad encantada, en la que lleva la mitad de su vida. Fue a finales de 2008, para trabajar en el Teatro Auditorio como coordinadora de actividades y responsable del gabinete de prensa. Una labor que es «la horma de su zapato» porque hace «prensa en una institución cultural». El dos en uno que siempre soñó.

Circunstancia por la cual, y no es de extrañar, irradia felicidad. Básicamente, se encarga de difundir y coordinar con los demás servicios del Auditorio la programación que desde la dirección del mismo se plantea. Almudena es el nexo de unión con las compañías, la que desarrolla la revista que se edita, la que cuida las redes sociales y atiende a los medios, e incluso también por temporadas es la responsable de la sala. En definitiva, una de las piedras angulares de uno de los principales transatlánticos de la Cultura en Cuenca.

La reapertura del Auditorio la ha vivido con una «gran emoción». Y no es para menos. Cuando habla con las compañías, éstas le transmiten su «ilusión» por volver a subirse al escenario. Al mismo tiempo, los espectadores están «entusiasmados» con el hecho de ocupar de nuevo sus butacas. Palpar ambas sensaciones, comenta cautivada, «te pone la piel de gallina».

Almudena recalca en este sentido el «exhaustivo» cumplimiento de la batería de restricciones anticovid. De hecho, y aunque la normativa les permite aforar hasta un 30 por ciento del espacio, ni siquiera despachan esa cantidad de entradas. Eso sí, las que ponen a la venta se agotan en cuestión de horas. Y eso es una extraordinaria señal.

Y no sólo porque la Cultura demuestre que es segura en estos convulsos tiempos pandémicos, sino porque ésta, junto con la Educación, suponen «el primer paso» para que una persona goce de «libertad y autonomía». Es decir, el sentido de la vida.